Indestructible como el papel
Katarzyna Zych ha radicado un inusual taller de conservación y restauración de documentos y obras de arte de papel llamado Papyri Ars en el Malpaís del Cernícalo en Güímar. Por las manos de esta ciudadana polaca nacida en Cracovia han pasado auténticas obras de arte firmadas por Picasso, Goya, Tapies, Alberto Durero, manuscritos antiguos o simples biombos de papel propiedad de coleccionistas radicados en las islas. Cuando estas piezas cruzan la puerta del estudio de vuelta a la casa de sus dueños parecen haber vencido la batalla contra el tiempo.
Para conseguir este milagro se ha especializado en aplicar milenarias técnicas japonesas que además son muy difíciles de aprender ante el hermetismo con el que los nipones aún hoy guardan sus secretos ancestrales. Aunque por el particular mundo hecho de papel de esta especialista han pasado obras de artistas inmortales, Zych señala que le da la misma importancia a todos sus trabajos. “A veces una pieza de menos valor puede traerte más complicaciones. Resulta tan difícil restaurar un Picasso como la virgen de un pueblo y por supuesto a todas les vamos a tratar siempre igual”.
Curiosamente y en contra de lo que se pueda pensar, considera que es más enrevesado trabajar con obras de arte contemporáneas que con las antiguas. Ello es debido a que en las piezas actuales se da una variedad inusitada de materiales y técnicas, algunas casi imposibles de descifrar. Zych colabora de forma habitual con el TEA donde se encarga de preparar las exhibiciones. Precisamente, en el recinto ofrecerá en breve un curso sobre los secretos del papel japonés. Cuando acude a los simposios internacionales muchos colegas de profesión le preguntan qué hace trabajando en un lugar como Canarias que aparentemente no parece ser demasiado atractivo para desarrollar esta especialidad.
Todos ellos se sorprenden cuando Zych les informa de que aquí ha restaurado obras de artistas de renombre internacional que en algunos casos forman parte de colecciones particulares y en otras de instituciones públicas. “Por ejemplo, en Canarias existe y ha existido una comunidad muy importante de ingleses y belgas y por eso en La Palma se localiza una notable colección de arte flamenco. Es sorprendente”. En cuanto al interés que ha detectado en las islas por conservar y valorar este legado, no puede evitar compararlo con la mentalidad de lugares como Holanda o Bélgica. Por ello se lamenta de que “aquí no se le da tanta importancia a la cultura pero al menos intentamos conservar fondos muy interesantes”. Ante la desidia con la que a veces se tiene que enfrentar por parte de las instituciones públicas ha decidido recurrir a los patrocinadores particulares, “porque al Gobierno le interesa más restaurar una virgen que la va a ver todo el mundo que una biblioteca”.
Le cuesta nombrar una obra concreta por cuyo resultado final se haya sentido más orgullosa. “Cuando estás contenta por algo que has hecho inmediatamente aparece otro trabajo que te gusta más. Me apasiona mi profesión y por eso me han dicho que engancho a mucha gente en los cursos que doy”. Sin embargo, si tuviera que elegir Zych guarda un grato recuerdo de la primera restauración que hizo en Tenerife: una pieza de Goya. Aún le viene a la cabeza la emoción que sintió cuando esta obra cayó en sus manos porque no se imaginaba que existiera una pieza de tanto valor en la isla. “Yo suponía que podía acabar haciendo algo así, pero no que iba a empezar haciendo algo así”. Otro tanto le ha ocurrido con grabados de Picasso “y un gran número de obras muy variadas que sorprendería a muchísima gente”.
Pese a su aparente fragilidad el papel puede tener una vida casi eterna. Así lo saben y muy bien los orientales y sobre todo los japoneses que lo utilizaban para elaborar todo tipo de objetos: desde la decoración hasta los vestidos y por supuesto para crear obras de arte. “¿Me preguntas si el papel es delicado?. Pues por supuesto que sí, sobre todo porque hay que darle un entorno adecuado para que no se deteriore”. Sí así se consigue puede llegar a ser indestructible, como muy bien sabían los egipcios. En el caso de Canarias las condiciones no son precisamente las más adecuadas ya que existe mucha humedad y las temperaturas aunque estables también son elevadas, lo que da lugar a la aparición constante de hongos. El auténtico enemigo del papel. Por ello es preferible siempre conservar a tener que restaurar. En la isla esta especialista realiza un trabajo muy variado. Colabora con la Universidad de La Laguna, fundaciones o un amplio número de galerías. Pero el grueso de su labor se centra en atender desde su taller encargos de particulares. Hasta allí acuden coleccionistas o personas que quieren restaurar determinadas piezas como por ejemplo biombos, abanicos, parasoles, globos terráqueos y celestes, planos, mapas, carteles o legajos antiguos.
Zych obtuvo el título de Restauración de Obras de Arte sobre Papel en la reputada escuela Crepac de Bélgica con el trabajo titulado “Estudio, Conservación y Restauración de un biombo plegable japonés” conocido con el nombre de Rokkyoku Byobu. Inició su actividad profesional en distintos talleres de restauración de este país y de Holanda y complementó su formación con cursos específicos sobre arte y técnicas orientales tradicionales. En el año 2002 llegó a Tenerife con su inusual propuesta y una sólida formación académica. Desde entonces colabora con entidades públicas y privadas como la Viceconsejería de Cultura del Gobierno de Canarias, el Cabildo de Tenerife, el TEA, el Obispado, la Biblioteca de Humanidades y la Biblioteca Náutica de la Universidad de La Laguna, la Biblioteca Municipal de Santa Cruz, el Instituto de Estudios Canarios, el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, las fundaciones César Manrique y Pedro García Cabrera, la Real Sociedad Económica de Tenerife y el Organismo Autónomo de Museos y Centros del Cabildo, entre otros.