El plan de embellecimiento de Puerto-Canteras genera recelos

Iago Otero Paz

El programa de “Dinamización y Promoción de Puerto-Canteras”, que tiene como objetivo impulsar las áreas más cercanas a la llegada de turistas a través del muelle de cruceros y trasatlánticos en el Puerto de la Luz, y de forma general, la propia actividad de la zona, está dando sus primeros frutos. Así, ya se pueden ver las primeras manos de pinturas en fachadas de las calles Juan Rejón, Albareda o el Paseo de Las Canteras, además de repintar los bolardos de todo el barrio. Incluso se ha instalado la primera lona en un edificio de la calle Rosarito, se están cambiando las baldosas de la entrada de un conocido restaurante de La Puntilla o se ha sustituido el riego de las palmeras. Sin embargo, la mayoría de los empresarios de la zona no están de acuerdo con la actuación.

CANARIAS AHORA ha contactado con varios minoristas que regentan tiendas en la zona Puerto-Canteras para que den a conocer su opinión. “Una idea muy buena, pero una actuación mala”, se queja un comerciante que lleva más de 50 años en su local. Y añade: “Esto es una actuación negligente, un despilfarro de caudales públicos europeos”. Así, este empresario protesta porque “los edificios tienen que estar en buen estado, y ser los dueños quienes se encarguen de mantenerlos. Si uno quiere tener una casa terrera, que la tenga, pero que mantenga su fachada cuidada, porque yo en mi edificio pago una comunidad para ello”.

Opina que lo que se tiene que hacer es “crear una policía urbanística que controle las viviendas, porque la inspección del Ayuntamiento es de risa”. Y pone de ejemplo un caso cercano: “Aquí están pintando una fachada de un solar, que por dentro no hay nada y lo único que hace es criar ratas e insectos. Además, lo que están consiguiendo con esto es mantener atontados a los trabajadores todo el día. A mí me vinieron a limpiar los cristales y pintar la verja de mi negocio, pero les dije que de eso me encargaba yo, no necesitaba su ayuda”. Este regente cree que el plan de actuación tiene también más lagunas, ya que dice que “ lo que están haciendo es lo que comúnmente se conoce como lo que la suegra ve, ya que adecentan las calles principales del barrio, pero cuando uno se va hacia La Isleta están las cosas en mal estado”.

José Sánchez es el dueño de un bar cercano al Mercado del Puerto, y opina que las obras de embellecimiento “son una chapuza. Trabajan muchos operarios pero con poca efectividad, ya que repiten la limpieza en el mismo sitio, sin organización. No existe ningún fin”. Como muestra de ello cita varios ejemplos: “A mí me han limpiado tres veces la fachada de mi bar con tres cuadrillas diferentes”. También recuerda la actuación que llevaron a cabo en las palmeras de su zona: “¡Hasta seis operarios para trabajar en un palmera! Una operaria ponía un cono, la otra acordonaba la zona, otro venía a quitar la cubierta que tenía la arena, otro regaba la palmera, uno venía a limpiar la suciedad y otro aplastaba la arena. Seis operarios para aplastar la arena y mientras uno trabajaba los demás hablaban” Y añade: “Tanto trabajo, pero yo me pregunto: ¿para qué sirve aplastar la arena?”.

José también cree que la actuación tiene mucha incoherencia: “El trabajo que están realizando no se ve que tenga frutos. Por ejemplo pintan una fachada pero el bordillo de esa acera está en mal estado ¿de qué sirve?”. También protesta porque no le parece justo que pinten unos edificios y adecenten unas calles y otras no. “Igual para todos o no se hace para nadie”, exclama para concluir diciendo que “esto es un acto político, una estrategia de Coalición Canaria antes de las elecciones para prometer trabajo a cambio de votos”.

El problema “es el mantenimiento”

José Miguel lleva 14 años en el barrio en su tienda de decoración y le parece injusto que se haya destinado más de seis millones de euros para realizar esta tarea: “No se puede coger dinero de un proyecto para una zona abandonada de más de 20 años y que se utilice solo para frontis y locales cuyos propietarios son los que tienen que cuidar el entorno”. Aunque valora que den trabajo a desempleados, critica que “para limpiar mi escaparate se pegaran toda una mañana seis operarios, cuando yo lo hago en apenas veinte minutos”.

A pesar de que la cuadrilla le adecentó el negocio, José Miguel es de los más críticos al afirmar que “no se le puede limpiar la mierda a un comerciante porque este no conserve su entorno. Está bien que se eche una mano, pero no que realicen labores que deben hacer los dueños de los edificios y tiendas, porque esto es un despilfarro de dinero, y más con los tiempos que corren”. Y como otros de los afectados del abandono del barrio, añade que “no se sabe qué se saca con esto. Vale que están embelleciendo la zona, pero el problema está en el mantenimiento posterior”.

Por último, hace público una queja que otros minoristas también han reflejado: “No se puede destinar fondos públicos a edificios de gente que no tienen ningún problema económico, y que por dejar abandonada la construcción, ahora tengamos que pagarlo todos”, y hace alusión al edificio donde se encuentra el Bazar Bombay, cerrado desde hace décadas: “Ese edificio ha sido denunciado por abandono, se le cayó el balcón, pero ahora vienen y se lo adecentan y le instalan el balcón, cuando el dueño no es una persona necesitada”.

No todo son críticas

Algunos de los regentes del barrio opinan que las obras “son perfectas”. Es el caso de Juan Carlos Barrios, que es el zapatero del Mercado del Puerto, quien cree que “esta es la única forma de que la zona coja otra vista”. A él le limpiaron la verja de su tienda, y eliminaron los chicles en su acera. Juan Carlos se queja de que el deterioro “es culpa de todos los ciudadanos, somos nosotros los que debemos cuidar esto una vez termine el lavado de cara del barrio”, y añade que los demás comerciantes “se quejan cuando nadie hace nada, pero cuando se hace algo, también”.

Similar opinión tiene Manuel Montero, que lleva doce años en una tienda de electrónica naval en la calle Albareda: “Estoy muy contento, las cuadrillas trabajan a conciencia, realizando un acondicionamiento muy bueno y el resultado está ahí, las fachadas están preciosas”. Justifica el gasto de fondos públicos en propiedades privadas porque “esto sirve para adecentar la ciudad, que es de todos, por lo que salimos ganando los ciudadanos”.

Vecinos disconformes

No solo los dueños de negocios protestan por el trabajo realizado en el barrio, sino que muchos de los vecinos son críticos. Algunos creen que “lo que no se puede hacer es limpiar propiedades privadas con dinero público. Lo que se debe hacer es obligar al contribuyente a cuidar sus propiedades, y con el dinero público, dedicarlo a las zonas comunes, adecentar calzadas o fumigar palmeras”. Por su parte, una vecina de la zona denuncia que las palmeras “tienen pulgón, que entra en las casas, pero sin embargo aquí se dedican a cambiarle el riego y quitarle las baldosas que las protegían, en vez de fumigar las plantas”.

También hay quien cree que es una “iniciativa buena, pero que le falta efectividad”, mientras que una residente del barrio opina que “aunque esto realiza una función buena, porque da trabajo a gente parada, se puede hacer de otra manera”, aludiendo a que “hay que estudiar las capacidades de cada particular, porque hay casas de gente que tiene dinero y sin embargo le arreglan la fachada”. Incluso reprocha que “para limpiar un pivote no hace falta tantas personas”, y que “muchas veces está el trabajador pintando pero por detrás está ensuciando lo que acaba de pintar”. Esta misma vecina cree que el embellecimiento del barrio debería ampliarse “a más partes de la ciudad”, y pone como ejemplo que “los turistas ahora llegan hasta El Confital, pero aquí no llegan las patrullas. Sin embargo se sigue actuando en los mismos sitios de siempre” en alusión a la playa de Las Canteras.

Por último, un residente en la zona desde hace más de 20 años cree que “esto es pan para hoy y hambre para mañana, ya que ahora adecentan el barrio, pero en noviembre esto acaba y los comerciantes se volverán a ver otra vez solos, sin nadie que les ayude. Además, ¿qué se va a hacer para conservar El Puerto una vez Gesplan se vaya?”.

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