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Podemos sopesa dar la presidencia de Fuerventura al líder del PSOE, imputado en dos causas y autor del último plan insular desarrollista

Blas Acosta, líder del PSOE de Fuerteventura.

Carlos Sosa

Las Palmas de Gran Canaria —

Podemos se presentó a las elecciones con la bandera de la regeneración política y la promesa de desalojar a Coalición Canaria del Cabildo de Fuerteventura después de décadas de gobierno. Pero la única alternativa que tiene para conseguirlo es la de dar la presidencia al socialista Blas Acosta, uno de los políticos más conflictivos de la isla, imputado en dos causas judiciales y autor del último Plan Insular de Ordenación, tachado de desarrollista incluso por los que hasta ahora han sido sus socios de gobierno, los nacionalistas a los que Podemos quieren desbancar.

“Pero no a cualquier precio”, matiza el responsable de la formación morada en la isla, Andrés Briansó, desplazado al sexto puesto de la lista del Cabildo tras la última de las trifulcas internas de Podemos en Canarias. “Nosotros no vamos a dar barra libre ni a Blas ni a nadie”, añade a preguntas de este periódico, pero sin perder de vista que la candidatura se propuso como objetivo principal mandar a CC a la oposición. Combinar ambas cosas, desalojar a los nacionalistas y reducir la capacidad de maniobra de Blas Acosta en una corporación claramente presidencialista, que con la Ley de Grandes Ciudades fortalece el papel de la comisión de Gobierno frente al pleno, se antoja una tarea muy difícil.

Para que prospere un pacto que haga presidente a Blas Acosta, secretario general del PSOE de Fuerteventura, sería necesario unir sus siete consejeros con los tres de Nueva Canarias y los dos de Podemos, que concurrió junto a Equo y Sí Se Puede. Pero al haber sido la candidatura de Lola García, de Coalición Canaria, la más votada aunque con el mismo número de consejeros que el PSOE pero con 742 votos más, será necesario plantear una moción de censura.

La ley electoral impone que la persona que encabeza la lista más votada es proclamada presidenta desde que se constituye la Corporación, por lo que para desplazarla con otra correlación de fuerzas es necesario el mecanismo de la moción de censura. Si los doce consejeros del pacto PSOE, Nueva Canarias y Podemos firman la censura contra García, quedarían inhabilitados para promover otra en este mandato que ahora empieza, lo que blindaría a Blas Acosta cuatro años al frente del Cabildo de Fuerteventura.

Eso si no se le abre juicio oral por alguna de las dos causas penales que tiene abiertas, una de ellas a punto de ver acabada la fase de instrucción. Se trata del caso Gesturpa, la empresa municipal de urbanismo y vivienda del Ayuntamiento de Pájara, a cuyo frente estuvo Blas Acosta durante su etapa de concejal y hombre fuerte de ese consistorio.

El código ético del PSOE obliga a sus cargos públicos a dimitir en cuanto se produce la apertura de juicio oral.

La víctima de esta operación sería la presidenta electa, Lola García, que se presentó por primera vez a las elecciones locales tras desplazar a las viejas glorias de Asamblea Majorera (la génesis de CC en Fuerteventura) a puestos menos relevantes. Lleva cuatro años en política, durante los cuales ha sido parlamentaria regional dedicada fundamentalmente a los asuntos de educación. Es licenciada en Educación Física y directora del colegio público de Gran Tarajal (Tuineje).

Pero la operación para elevar a la presidencia a Blas Acosta también se tropieza con algunos obstáculos en Nueva Canarias, con tres consejeros en el Cabildo. Dos de ellos también son irreductibles en su afán por desbancar a Coalición Canaria aquí sí al precio que fuera porque ambos estuvieron integrados muchos años en ella, uno en Tuineje (Sergio Llovet), y el otro en Betancuria (Marcelino Cerdeña). El tercero, Alejandro Jorge, es menos proclive a esa operación, sobre todo calculando posibles acuerdos futuros con Asamblea Majorera ante una hipotética desintegración de la casa madre en el caso de perder el poder regional, como se vaticina estos días.

Para frenar esta operación entre el PSOE, Nueva Canarias y Podemos, Coalición Canaria de Fuerteventura también ha desplegado sus estrategias. Entre otras cosas, ha ofrecido a Podemos hacerse cargo de la ordenación territorial de la isla, ofrecimiento que el líder de esa formación ha negado a este periódico que se haya producido.

Este mismo lunes puede haber una reunión decisiva entre los posibles coaligados, cuya capacidad ejecutiva Briansó rebaja a la categoría de tanteos. Al fin y al cabo, asegura, debe ser la dirección regional de Podemos la que bendiga un pacto así en el Cabildo de Fuerteventura.

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