Rivero cree necesaria una “segunda transición”

El presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, ha insistido este domingo en la necesidad que tiene España de una “segunda transición” que “reconstruya” la confianza de los ciudadanos en las instituciones y en el Estado de Derecho.

Según puso de manifiesto en la última entrada de su blog personal [paulinorivero.com], hay que llevar a cabo “una batería de decisiones de calado que ponga fin a la preocupante espiral de descrédito y crispación que sacude al país”.

“Una segunda transición que aborde, entre otros grandes asuntos, una reforma de la Carta Magna. Hay que poner al día una Constitución que muchas generaciones ni votaron ni sienten suficientemente suya; generaciones que bien merecen protagonizar esta segunda transición a la que aludo”, dijo.

Aquí, el máximo dirigente canario aseguró que los continuos casos de corrupción que salpican la actualidad política española, y que ocupan los titulares de todos los medios de comunicación, han contribuido a acelerar una deriva que está desembocando en una crisis [además de la económica y financiera], política, social y de valores que podría afectar al núcleo mismo de la democracia.

Rivero agregó que a la escalada de tensiones entre el centro y la periferia, hay que sumar la creciente indignación de los ciudadanos, la desafección y el descrédito que provoca la clase política y el rechazo de millones de españoles que desconfían, “cuando no abominan directamente”, de los responsables públicos que ellos mismos eligieron.

“Se ha extendido el descontento”

“Se ha extendido del descontento -añadió- y se ha generalizado la opinión, tan injusta como humana, de pensar que todos los políticos son iguales”.

Para el presidente canario “siendo comprensible este enfado y partiendo de que es bueno, sano e incluso recomendable una actitud crítica y vigilante de los ciudadanos hacia sus representantes públicos, lo cierto es que la no corrupción siendo menos noticia, menos ruidosa y menos llamativa que su contraria, es también infinitamente más abundante en el día a día de la política en España”.

Entendió aquí que es indignante que esos casos “empañen y desprestigien” la labor de todos los responsables públicos.

Crisis social, institucional y de valores

Asimismo, destacó que esta crisis, que comenzó financiera y ha derivado en social, institucional y de valores, “amenaza con carcomer los pilares del edificio que con tanto esfuerzo se puso en pie hace casi cuatro décadas”.

“No es posible -dijo- cruzarse de brazos ante la sombra de desintegración que sobrevuela nuestro tejido social. Y precisamente porque es mucha la desolación y el enfado de los ciudadanos y porque somos muchos los que entendemos la actividad política desde la honestidad y el interés general, creo que es imprescindible restaurar los valores que hicieron de España el Estado Social, Democrático y de Derecho que consagró la Constitución de 1978”.

El presidente regional apuntó que esta crisis “puede y debe ser” el punto de inflexión a partir del cual se perfeccione un modelo de convivencia que no solo establezca nuevos mecanismos de control y transparencia de los poderes públicos y sus representantes, sino también que refuerce los instrumentos que garanticen la igualdad de oportunidades entre los ciudadanos de todos los territorios de España y adapte el modelo de Estado a la realidad política y territorial del siglo XXI.

Segunda transición

De esta manera, hizo especial hincapié en que “ha llegado el momento de dar un nuevo paso, de protagonizar una segunda transición”.

“La solución no está, y no puede estar, en el fin de las instituciones y de la clase política; la opción no puede ser la ley de la selva. El camino está en hacer algo y en hacerlo mejor, regenerando nuestro armazón democrático y reforzando los pilares de nuestra arquitectura”, aseveró.

Aseguró que es necesario avanzar hacia una sociedad más justa y solidaria, hacia un modelo más equilibrado y más participativo. “Un modelo --expuso-- en cuyo diseño intervengan y se sientan cómodas las generaciones que no tuvieron edad ni oportunidad de protagonizar la primera transición”.

Rivero indicó que se trata de una segunda transición para recuperar la “frescura” democrática que se ha ido oxidando con el transcurso de los años, para volver a poner en valor principios como el consenso, el respeto por las diferencias, la solidaridad interterritorial, la voluntad de acuerdo y la amplitud de miras “que tan útiles y fructíferos efectos tuvieron en la España de los primeros años de democracia”.

“Con esos mismos mimbres es necesario seguir avanzando. Emprender una valiente reforma de la Constitución en donde tengan cabida nuevos derechos sociales, en donde la protección del medio ambiente encuentre una mayor cobertura legal, o en el que se contemplen las nuevas realidades tecnológicas, por poner algunos ejemplos”, matizó.

Reforma constitucional del Senado

Del mismo modo, el presidente canario afirmó que también es necesaria una reforma constitucional del Senado que lo convierta en una auténtica y útil cámara de representación territorial de corte federal con funciones propias y exclusivas sobre las cuestiones autonómicas --Estatutos de Autonomía, leyes básicas, financiación, solidaridad interterritorial, etc.-- y donde las Comunidades Autónomas estén representadas en exclusiva.

“Reforma constitucional --prosiguió-- que implique una profundización del autogobierno de las comunidades autónomas propugnando una evolución hacia un modelo asimétrico de estructura federal, defensor de la solidaridad entre comunidades pero también diferente en razón de las peculiaridades de cada territorio.

Declaró que en este orden de cosas, para Canarias es “esencial” que la propia Constitución contenga la delimitación de las aguas archipelágicas, o que establezca la obligatoriedad del informe preceptivo del Parlamento de Canarias en las modificaciones estatales del REF.

“Es necesario que además del hecho insular la propia Constitución reconozca la lejanía como hecho diferencial canario, como ya lo hacen los Tratados de la Unión Europea; y que nos reconozca nuestra vocación atlántica y tricontinental -lo que a su vez permitiría asumir competencias íntimamente relacionas con la insularidad y lejanía como puertos y aeropuertos, transporte aéreo, costas, telecomunicaciones, sanidad o comercio exterior”, concluyó.

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