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La Frutería Carmelo baja la persiana en el Mercado de Altavista tras 35 años de servicio a la ciudad

Carmelo Ramírez, en su puesto con el cartel que anuncia el adiós definitivo

Javier Suárez

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Fue en junio de 2021, aún en pandemia con las mascarillas formando parte de nuestro día a día, cuando en este canal dedicamos un artículo a la Frutería Carmelo. Contábamos la historia de Carmelo Ramírez y su familia, con una trayectoria de décadas a sus espaldas sirviendo la mejor fruta y la mejor verdura a todos aquellos clientes que, en muchos casos, pasaban a ser amigos. Primero como empleado, y a partir de 1989, con el rincón que ha atendido a miles de habitantes de la ciudad, pero también a colegios o restaurantes de primer nivel que elegían sus productos porque conocían la profesionalidad de Carmelo y su familia. Este próximo 12 de agosto este puesto no cerrará por vacaciones como venía siendo habitual todos estos años, esta vez las lonas de Frutería Carmelo echarán el cierre para siempre.

Me enteré de la noticia el miércoles 9 de agosto, pocas horas antes de ponerme a escribir estas líneas, cuando recibí un mensaje de Carmelo donde contaba lo siguiente:  “El próximo sábado 12 de agosto es nuestro último día laboral aquí en el mercado. Me voy a vivir un poco la vida y disfrutar de la familia, mi hermano Juan Antonio tiene sus cosas fuera y tampoco quiere quedarse por lo que cerramos definitivamente….”

Lo que ponía a continuación queda entre nosotros y nuestras familias, hay una relación de muchos años atrás y casi no quise seguir leyendo el mensaje que me mandó porque no les miento si les cuento que me añurgué, los que me conocen bien saben que soy muy llorón, y quedé con Carmelo en que pasaría a verlo antes del cierre para hablar con él. Este artículo comenzó a fraguarse en esta tarde donde recordaba a mi hija entrando con ellos a “despachar” como se hacía antaño, mis visitas a comprar o esos café que nos tomábamos en el puesto de Juanma, espejo de la UD en el Mercado de Altavista y que poco a poco se está quedando sólo en ese rincón. 

“Llevo trabajando 45 años, ya me toca descansar un poco, estoy empezando a creérmelo ahora” me contaba Carmelo cuando empezamos a hablar. “Empecé como empleado en el puesto que está justo enfrente al que hoy es el mío en el año 1978 y cuando surgió la oportunidad tras la jubilación de los antiguos propietarios de lo que hoy es mi puesto me lancé sin dudarlo a por él. Esta ha sido mi casa y el medio de trabajo que nos ha permitido a toda la familia salir adelante y poder decirte orgulloso y feliz que me retiro porque quiero disfrutar de la vida, que el tiempo es lo único que no tengo y que quiero comprar para pasarlo con mi mujer y los míos” continuaba con un tono de voz que transmitía mucha seguridad en la decisión tomada pero a la vez un halo de nostalgia por lo que sabe llega a su fin.

Los motivos que le llevan a tomar la decisión de cerrar son rotundos: “El negocio es rentable, muy rentable, pero no hay gente joven que quiera tomar el relevo, y mi hermano Juan Antonio que lleva 34 años conmigo aquí dentro, me dice entre risas que él sale justo delante de mí, que ni de broma es el último en echar el candado. No te voy a mentir que siento una mezcla de tristeza porque no siga a la vez que de alivio porque creo que no es el mejor momento para ello”, y es aquí donde Carmelo se pone serio de verdad. “Si me dicen hace cinco años que vería la deriva de este Mercado de Altavista llegar a dónde está hoy le habría dicho a quien me lo dijera que estaba loco. Quizás si la situación fuera diferente mi hermano y yo habríamos apretado algunos años más, pero ver cómo se está dejando morir a este mercado nos ha quitado la ilusión y ganas de seguir luchando. Cada puesto cerrado es una explicación que tenemos que darle al cliente y la verdad es que te va minando la moral. Entre la gerencia de este mercado y la inacción de los políticos de la ciudad están matándolo, ojalá se logre darle la vuelta porque seré el primero en venir a comprar aquí, pero ahora mismo lo veo todo muy negro”.  

Juan Antonio es el hermano de Carmelo: Llevo aquí con mi hermano 34 años, todo lo que sé y lo que tengo se lo debo a este puesto, a nuestros clientes, proveedores y compañeros del Mercado de Altavista, por lo que irme me provoca una sensación agridulce de alivio y de tristeza. Tengo 50 años y podría haberme quedado con el puesto pero te lo digo con el corazón roto, no veo futuro a este local, estamos rodeados de puestos desmantelados y en lugar de ver futuro, lo que veo es pasado”.

A Juan Antonio se le rayan los ojos cuando habla de cuanto echará de menos “a familias enteras, restaurantes o colegios a los que les llevo sus pedidos de fruta y verduras porque yo ya no veo clientes, siento que somos amigos después de tantos años. Eso sí que me da pena pero espero mantener el contacto con muchos de ellos”. 

Antes de terminar con Carmelo le pregunto por la reacción que han tenido desde la gerencia del Mercado de Altavista o por parte de sus clientes, muchos de ellos más amigos que clientes tras tantos años. Cuando le dije a la gerencia que queríamos firmar el cierre y devolver el puesto nos preguntaron si podían hacernos alguna propuesta que nos hiciera repensar la situación, a lo que mi respuesta fue rotunda, no hay dinero que pueda comprar lo que necesito ahora en mi vida que es tiempo. Así que no hubo más que hablar y firmamos todos los papeles sin problema. A lo que me negué fue a colocar el cartel que quería la gerencia como si fuera unas vacaciones cualquieras hasta el día 29 y hemos hecho nuestro propio cartel anunciando nuestra marcha definitiva y agradeciendo a todos su apoyo por estos 35 años que hubiéramos cumplido en noviembre”.

En cuanto a la clientela o proveedores a Carmelo se le iluminan los ojos. Pon esto claro, Javier, me voy con el corazón lleno y la cabeza alta porque no le debo un duro a nadie. Todos mis proveedores cobran al contado, en el Merca pago al contado, nunca he tenido un problema con Hacienda o la Seguridad Social y lo que tengo en el banco, que me dará para vivir, lo he ganado honradamente trabajando diez horas al día de lunes a sábado sin descanso. Este negocio es rentable, tengo una gran cartera de clientes y son muchos los que me han dicho que les hago una faena porque tendrán que buscar otro puesto de confianza, pero la decisión tomada es irrevocable, es más, no veo la hora de que llegue el sábado por la tarde pero a su vez no sé cómo me sentiré al decirle adiós a lo que ha sido mi vida durante más de 45 años”.  

Por último no quería Carmelo tener unas palabras hacia Daniel, el empleado que les ha acompañado en estos últimos años. “Me voy tranquilo porque sé que no le faltará trabajo, es uno de los mejores que he tenido en mi vida y se lo rifarán porque es honesto, trabajador y fiel. Él ha hecho estos últimos tiempos más fácil el día a día tanto para mí como para mi hermano Juan Antonio.”

No pude hablar con Juanma de El Cafecito porque se encuentra de vacaciones hasta el 2 de septiembre, pero sí con Domingo Vizcaino de la Cafetería Kojak que se emocionaba hablando de Carmelo: Estoy muy triste, Javier. Es una gran pérdida para el Mercado de Altavista porque se nos viene abajo del todo el mercado. Se va un gran profesional de larga trayectoria y siempre preocupado en traer la mejor mercancía para sus clientes, fuéramos hostelería, como es mi caso, o consumidor del mercado. Se va una gran persona y un muy buen amigo, le echaremos mucho de menos.”

También tuvo palabras para ellos Miguel Herrera, de Camino al Jamonal: “Pues la verdad es que ha sido un palo, casi todas las frutas y verduras que compramos nosotros para el restaurante vienen de Frutería Carmelo y ahora tendré que buscar otro proveedor de confianza, tras tantos años la relación era tan personal como profesional por lo que me alegro por la persona, pero lo siento egoístamente por mí”. Continuaba Miguel con una reflexión que veo interesante compartir: “Lo que pasa es que entiendo completamente a Carmelo porque el Mercado de Altavista está viviendo una situación de tristeza que te aleja del mismo, se nota en los pocos puestos que aún quedan abiertos y eso pesa en el ánimo. Pasa todo lo contrario que con el Mercado Central, auténtico pulmón en cuanto a mercados de abasto de nuestra ciudad. Estoy seguro de que si Carmelo estuviera abajo o la situación de Altavista fuera otra, él seguiría abierto”. Y eso es algo que pensamos muchos clientes del Mercado de Altavista, pero también del Mercado Central, entre los que abiertamente me encuentro.

David Rodríguez, presidente de Plaza de Altavista, sociedad que lleva la concesión administrativa hasta 2047, no esconde su tristeza por el cierre de otro local del mercado, cuanto más puestos abiertos mejor y en este caso la marcha de alguien con tanta historia como es Carmelo significa otro duro palo para los que nos quedamos aquí.” 

La parte desagradable de este artículo la puso Antonio Gómez, gerente del Mercado de Altavista, “estamos en un país libre y la gente se va cuando quiere irse, si quieres me pongo a llorar”. Ahí no quedó la cosa porque en tono chulesco, faltón y despectivo siguió increpándome en primera persona justo en el puesto del propio Carmelo, que asombrado pudo observar las continuas salidas de tono del que no debería seguir siendo gerente de este mercado un minuto más, y no por su animadversión hacia quien le escribe al que le achacó entre otras cosas las críticas que hice ante la campaña de publicidad más absurda que he visto nunca sobre un mercado, sino por su absoluta incapacidad por conseguir que el Mercado de Altavista no vaya languideciendo poco a poco. 

Pero esa es otra historia que ya le contaremos en su debido momento porque aquí hay muchos responsables, algunos de ellos políticos al mando del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria que, o toman medidas de una vez, o la ciudad llorará cuando este Mercado diga adiós para siempre.

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