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La hostelería canaria teme represalias de los antivacunas sobre los locales que adopten el pasaporte COVID

Una persona muestra su pasaporte Covid para que lo escaneen

Javier Suárez

10 de diciembre de 2021 15:04 h

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Las asociaciones hosteleras de Canarias no tienen duda alguna y se han alineado a favor de las medidas propuestas por el Gobierno de Canarias y aprobadas por el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) en cuanto a la petición de mostrar el certificado COVID a la hora de acceder a los interiores. Pero, si se profundiza en el asunto se puede observar cómo el hostelero a pie de calle tiene muchas dudas de cómo llevarlo a cabo, sobre todo atendiendo a las amenazas que ya empiezan a circular en redes sociales y grupos de WhatsApp entre todos aquellos negacionistas que no quieren ni vacunarse ni tener que presentar dichos pasaportes por considerar que violan su intimidad y derechos fundamentales.

El día antes de salir la norma en vigor muchas dudas se movían entre los profesionales del sector con preguntas como ¿podré pedir el pasaporte COVID al personal?, ¿qué hago si alguien de mi equipo o un cliente no quiere presentármelo? o ¿cómo tengo que actuar ante ese cliente que lo que quiere es montar follón y no presentar el pasaporte? Son muchas las dudas que surgen y las mismas se multiplican cuando estas personas que viven alejadas de la sociedad buscando el enfrentamiento porque intentan que su derecho a no vacunarse prevalezca sobre los derechos que tiene la inmensa mayoría de la sociedad canaria que sí se ha decidido a poner el brazo para pincharse.

Con estos antecedentes contactamos con varios hosteleros presentes, fundamentalmente entre Gran Canaria, Tenerife o Lanzarote y lo primero que llama la atención es algo en lo que coinciden todos de una forma u otra: “Te digo mi opinión y lo que estamos viviendo pero no saques mi nombre ni el del establecimiento, por favor, ya que tengo miedo a las posibles represalias por parte de los negacionistas”. Y así es que uno de ellos, llamémosle X y ubicado en Las Palmas de Gran Canaria reconoce: “Yo sí pediré el pasaporte COVID a mi clientela, al personal no hace falta porque hace meses ya decidimos todos vacunarnos por el bien del negocio y preocupados por poder salir adelante. Pero también te digo que tengo muy claro que lo que me traerá será problemas, porque si a día de hoy hay comensales que no se quieren poner la mascarilla para ir al baño, imagínate lo que será que te enseñen el pasaporte COVID con el DNI a la vez”.

Otro de ellos, en este caso ubicado en Lanzarote, reconocía que “no es tanto problema el cliente como la indefensión con la que nos sentimos al ser una medida no obligatoria. El Gobierno de Canarias vuelve a dejarnos a nosotros el papel del malo de la película haciendo que sea voluntario este pasaporte COVID y no aclarando el respaldo que tendremos en caso de recibir denuncias por medio de ese comensal que no quiera presentarlo”.

Interesante la apreciación de otro hostelero propietario de una de esas cafeterías de larga tradición ubicada en un pueblo de la isla de Gran Canaria: “La educación parece que se tiene en muchos aspectos de la vida y de la sociedad, pero en el restaurante no se da tanto, la gente viene de fiesta y no respetan ni el orden, el turno o la vez, como para pedirles que te enseñen el pasaporte COVID, son capaces hasta de pegarte”. El hastío se traduce en el sector no tanto porque no crean en la medida, sino porque están cansados de falsas promesas: “Nos habían dicho que teníamos la inmunidad de rebaño con el 80%, llevamos casi el 90% y otra vez parece que vamos a la casilla de salida. Y lo peor de todo es que nos dejan solos ante los negacionistas porque al no atreverse a ponerlo obligatorio esto va a ser un cachondeo por parte de todos. Te dirán que sí piden el pasaporte COVID, pero muchos no lo harán y tampoco pasará nada porque no hay policías ni inspectores para ir bar por bar mirando quién cumple o quién no. Y yo, que sí lo voy a hacer, tendré que competir con otros hosteleros que no lo harán, quedando como el malo de la película y arriesgándome a que me denuncien o casi peor aún, que me difamen en redes sociales, como pasó estos días a un pequeño restaurante de la península”, refiriéndose sin duda al caso de Cristina Seguí, que al no dejarla pasar al interior del local por no tener el pasaporte COVID se inventó una crítica en TripAdvisor del establecimiento, el cual después lo denunció públicamente.

Al habla con otro hostelero se reafirma: “Estoy hablando con muchos compañeros del sector y estamos de acuerdo en pedir el pasaporte COVID aunque todos estamos con mucho miedo a los antivacunas, tenemos claro que el fin de semana va a ser muy duro al respecto. He recibido mensajes amenazantes de gente que nunca han sido clientes míos pero que ahora quieren buscar la provocación y el enfrentamiento”.

Otro de los mantras que se repiten es la sensación de frustración del hostelero: “Parece que nunca va a terminar esto, subidas de luz que hacen inviable el negocio, incrementos de precios de productos que no podemos repercutir en el cliente por medio a perderlo y ahora esto, hacemos nosotros de policías porque el Gobierno de Canarias no se atreve a llevar esta medida al Tribunal Supremo y hacerla obligatoria como sí pasa en otras comunidades autónomas. Entendemos que han intentado sortear el negacionismo del que el TSJC ha hecho gala en los meses de verano, pero soltarnos el lastre a nosotros no lo vemos justo, que el Gobierno de Canarias decida si se pide o no el pasaporte COVID, pero que no haga que esa decisión y responsabilidad sea nuestra, del sector que vive con el cliente y al que ahora se tiene que enfrentar”.

Terminando por la parte de declaraciones cerraremos con ese chef que dice que se niega a “tener miedo al ruido que harán los antivacunas” si les pide el pasaporte COVID. “Estoy cansado de tener que ver cómo hacemos más caso a una minoría ruidosa que preocuparnos en atender y disfrutar del más de 90% de personas responsables, vacunadas y que enseñan su documentación sin ningún tipo de problema ya que saben que es por su bien y por el nuestro, en definitiva, por el bien de todos”.

A la hora de terminar este reportaje, permítanme que como crítico gastronómico y responsable de esta sección llamada Por Fogones en Canarias Ahora, me tome una licencia en forma de opinión personal e intransferible a la vez que rotunda en este debate. Estoy 100% a favor de pedir el pasaporte COVID en la sociedad actual, aquí centrado en la hostelería pero que quede claro que esta medida implantada en Canarias abarca muchos más ámbitos. De hecho, mi postura se acerca más a la radicalidad sobre la obligatoriedad de la medida y no por una opción voluntaria en manos del empresario, aunque entiendo los motivos que les han llevado a ello. Por mi parte puedo decir que a partir de hoy, local que no me pida el pasaporte COVID o que yo vea que no lo pide en la puerta, local que dejará de tener interés para mí como periodista gastronómico. Esta lucha con la pandemia nos ocupa a todos y cada uno de nosotros debe poner su granito de arena al respecto. A su vez, estaremos muy al tanto de cualquier amenaza, chantaje emocional o insultos por redes sociales a todos aquellos establecimientos que por hacer bien su trabajo, pedir el pasaporte COVID, se vean vejados por los negacionistas. Ya está bien como sociedad de que las minorías hagan más ruido que los que sí queremos sumar en voluntad de dejar todo esto atrás, toca sumar y remar todos en la misma dirección ahora que los más pequeños están a punto de vacunarse y eso consiga de una vez por todas dejar esta pesadilla atrás.

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