Mi vida ha estado ligada al séptimo arte prácticamente desde el principio. Algunos de mis mejores recuerdos tienen que ver, o están relacionados, con una película o con un cine, al igual que mi conocimiento de muchas ciudades se debe a la búsqueda de una determinada sala cinematográfica. Me gusta el cine sin distinción de género, nacionalidad, idioma o formato y NO creo en tautologías, ni verdades absolutas, que, lo único que hacen, es parcelar un arte en beneficio de unos pocos. El resto es cuestión de cada uno, cuando se apagan las luces.
AMERICAN NINJA
Esta última, y dejando a un lado el pensamiento del nuevo presidente, nunca pudo recuperarse, además del legado de la anterior administración republicada -marcada por la destitución del presidente Richard Nixon- de los nocivos efectos de la crisis de los 52 rehenes atrapados en la embajada estadounidenses en la capital iraní, Teherán, durante más de un año. Para colmo de males, esta situación desembocó en un catastrófico intento de rescate -operación conocida con el nombre en clave de Eagle Claw (24-25 de abril del año 1980)- el cual, lejos de cumplir con su objetivo, se saldó con la muerte de ocho integrantes del comando enviado para tratar de rescatar a los miembros de retenidos en la embajada.
Para Ronald Reagan quien, en 1947, expuso sus ideas respecto al comunismo delante del Comité de actividades antiamericanas con las siguientes palabras I never as a citizen want to see our country become urged, by either fear or resentment of this group, that we ever compromise with any of our democratic principles through that fear or resentment. (1) tanto desatino y falta de contundencia le sirvieron para construir un argumentario que le venía como “anillo al dedo” para poder justificar el giro conservador, y ciertamente retrógrado, sobre el que se basó buena parte de su mandato.
En una entrevista concedida al profesor de la universidad de Columbia y redactor de la revista The New Yorker Nicholas Lemann, en el año 1984, el entonces secretario de defensa Caspar Willard “Cap” Weinberger definió al estado soviético y a todos los que comulgaban con sus políticas, de la siguiente forma:
Su sociedad es económicamente débil y no tiene el dinero, la educación ni la tecnología para entrar en la época de la información. Lo que han hecho es tirar todo para hacer más armamento, y su sociedad muestra una tensión terrible situación de estrés debido a ello. No pueden aguantar, no pueden invertir en armas como lo hacemos nosotros. Llegará un momento en que la situación estalle y, entonces, tan solo habrá una superpotencia, en un mundo seguro, pero eso solo ocurrirá si seguimos invirtiendo en nuestros ejércitos. (2)
Por lo tanto, no es de extrañar que, desde su llegada al despacho Oval, Ronald Reagan multiplicara de manera exponencial el gasto en Defensa y se diera pábulo a una serie de políticas defensivas más propias de la Guerra Fría que de aquellos instantes históricos. Bajo el paraguas de lo que luego se conocería como la “Doctrina Reagan”, la administración republicana financió, apoyó y alentó movimientos anticomunistas en África, Asia y, especialmente, en América latina, en un esfuerzo de “rollback” (3) contra los gobiernos amparados por la ideología del bloque soviético y/o contrarios al esquema económico-social patrocinado por la administración norteamericana, tachados, éstos últimos, de ser tan reaccionarios como los primeros.
Para tensar aún más el sesgo conservador y defensivo de la nueva administración, ésta debió hacer frente a los ataques terroristas cometidos contra la Embajada estadounidense en la ciudad de Beirut y, posteriormente, contra las fuerzas estadounidenses y francesas, países ambos miembros de la fuerza multinacional de pacificación UNIFIL desplegada en el Líbano desde 1978. El primero de los ataques, cometido el 18 de abril del año 1983, se cobró la vida de sesenta y cuatro personas -incluyendo la del terrorista suicida- y fue el primero de una serie de atentados contra instalaciones diplomáticas por todo el mundo que se prodigarían en años posteriores. El segundo, cometido de manera simultánea el 23 de octubre del mismo año, contra los acuartelamientos americanos y franceses de la UNIFIL acabó con la vida de trescientas cinco personas, 299 soldados y seis civiles, además de los dos terroristas suicidas que conducían los camiones que portaban los explosivos que causaron las dos deflagraciones (4). Aquellos ataques despertaron a la población estadounidense del sueño en el que sus ciudadanos, independientemente del territorio en el que estuvieran, no se encontraban expuestos a los indiscriminados ataques terroristas que azotaban buena parte del mundo, incluyendo España. (5)
Soldados del primer regimiento paracaidista francés “Chasseur” cargando con el cadáver de uno de sus compañeros, tras el ataque sufrido el día 23 de octubre del año 1983.
Por añadidura, dichos ataques sirvieron como excusa para tratar de imponer al resto de los países, aliados o no, una forma de entender la política internacional, cuyo mejor ejemplo fue el bombardeo por parte de las fuerzas aéreas estadounidenses de las ciudades de Bengazi y Tripolí, capital de Libia, el quince de abril del año 1986. El ataque fue, en teoría, una respuesta al atentado cometido en la discoteca alemana La Belle, situada en la parte oeste de la todavía dividida ciudad de Berlín y que costó la vida a dos soldados estadounidenses, una mujer de nacionalidad turca e hirió a otras 229 personas, en su mayoría personal militar como los dos fallecidos.
En realidad, el ataque buscaba terminar con la vida del líder espiritual y político del país, el coronel Muammar Mohammed Abu Minyar Gaddafi. Éste, junto con el líder de la revolución cubana, Fidel Alejandro Castro Ruz; y el secretario general y máximo responsable del Partido Comunista Soviético en aquellos momentos, Leonid Ilyich Brezhnev, eran los integrantes de la “infame” trilogía de “lunáticos” líderes que ponían en peligro la seguridad mundial, según los estadounidenses. Es más, la Central de Inteligencia Americana etiquetó al coronel Gaddafi con la distinción de “enemigo público número uno” en contra los intereses estadounidenses y, por ende, de los aliados del país liderado por Ronald Reagan cuando todo esto sucedió.
La virtud del presidente norteamericano, quien aún hoy en día goza de un nivel de popularidad y aceptación muy superior a la mayoría de sus antecesores y predecesores en el cargo, fue articular un discurso rodeado de una retórica que terminó por encandilar a sus conciudadanos Gracias a su retórica, Ronal Reagan le ofreció a la nación nuevas interpretaciones de una miríada de temas. Y millones de norteamericanos aceptaron su visión de las cosas. A través de sus dos mandatos presidenciales y aún mucho después los recuerdos del pasado y las actitudes hacia el presente de los norteamericanos se vieron fueron fuertemente influenciados por cómo hablaba. (6)
Y es en este contexto donde surge el guion de la película American Ninja, escrito por James Bruner y Chuck Norris, en 1984, según una historia del propio Bruner y del hermano del actor norteamericano Aaron Norris. Unos meses después, la idea sobre la que se articula American Ninja se transformó en Invasión USA y el título de ese primer borrador se utilizó para dar nombre a la saga cinematográfica protagonizada por Michael Dudikoff y David Bradley, a lo largo de cinco entregas.
Sin embargo, la génesis de American Ninja y de su personaje principal, Matt Hunter, hay que buscarlas unos años antes en las páginas de la historia escrita por Leigh Chapman -según una historia desarrollada por ella misma y por Paul Aaron- para la película The Octagon, dirigida por Eric Karson en 1980 para American Cinema Productions.
Scott James (Chuck Norris) y Kyo “the Enforcer” (Richard Norton)
The Octagon, considerada -y con razón- una de las mejores películas de artes marciales de aquella década y de la historia del celuloide occidental contemporáneo, parte una premisa que, luego, se repitió hasta la extenuación; es decir, un estricto maestro de una determinada disciplina de artes marciales entrena a dos jóvenes, uno occidental y otro oriental. En el caso del guion escrito por Leigh Chapman, Scott James (Chuck Norris) entrena y practica, desde niño, la ancestral disciplina del Ninjitsu, el “arte de la guerra” de las fuerzas de especiales de la antigüedad, junto con Seikura (Tadashi Yamashita), a quien considera su hermano. Al finalizar el entrenamiento e incapaz de aceptar que Scott es mejor alumno que él, Seikura desobedece, reniega y deshonra las directrices dictadas por el maestro Isawa (John Fujioka). Tras el enfrentamiento surgido entre ambos, Seikura decide abandonar el santuario en el que ha vivido para dar rienda suelta a sus deseos de liderazgo. Salvo por algunos detalles menores, éste es el mismo argumento sobre el que, luego, se articulará American Samurai (Sam Firstenberg, 1992) protagonizada por David Bradley y Mark Dacascos, aunque, en el caso de esta última, la espada familiar que hay de por medio sea mucho más determinante que en el primero de los casos.
En American Samurai, el maestro y padre de Kenjiro Sanga (Mark Dacascos) quien también entrena a Andrew 'Drew' Collins (David Bradley) será, una vez más, John Fujioka, actor que dará la réplica, a su vez, al mentor y maestro en arte del Ninjitsu del soldado amnésico y distante Joe T. Amstrong (Michael Dudikoff), protagonista de tres de las cinco entregas de la saga American Ninja, coprotagonizadas, a su vez, por el actor David Bradley (Sean Davidson). Al final, “todo queda en casa”.
Lo que no cuenta la historia escrita por Leigh Chapman es cómo Scott llega hasta el santuario donde reside el maestro Isawa, algo que sí sucede en American Samurai y en American Ninja y luego qué ocurre con él, una vez que termina su entrenamiento. En realidad, poco o casi nada se sabe de Scott James, salvo por las menciones que se hace sobre su pasado como laureado competidor en torneos de artes marciales, y una sombra que le persigue y deja entrever su relación con oscuras operaciones secretas dependientes, éstas, de la Central de Inteligencia Americana o de algún estamento de similares características que se nutre de mercenarios para lograr su propósito. Es más, todo el mundo parece saber quién es Scott James durante la película, salvo el espectador, aunque tampoco éste sea un hecho que dificulte la compresión de la historia por mucho que siempre queden preguntas por resolver.
En el guion escrito por James Bruner y Chuck Norris sí queda claro por qué llaman a Matt Hunter “Ninja” o “The American Ninja”, tal y como reflejan estas líneas, en las páginas 32 y 36 del primer Draft (12/4/84)
Página 32
ANDREI
Mikal Rostov.
MATT
He´s dead.
ANDREI
No, You injured him badly five years
ago… now you have to finish the job.
You´re the only man who ever bested
Him. He fears you… fears “The Ninja”
MATT
“The Ninja”´s dead.
ANDREI
Retired…
MATT
(interrupting)
Página 36
JOHN
What the hell´s this “Ninja” stuff?
MATT
“Ninja” was my code name when I
worked for the C.I.A.
JOHN
I thought you were supposed to
be a SECRET agent.
MATT
Me, too
ANOTHER GRANADE EXPLODES close by.
JOHN
What´s a “Ninja”, anyway?
MATT
The Ninjas were profesional assassins
In Medieval Japan.
JOHN
Right…
Luego, cuando American Ninja se transformó en Invasión USA, toda esta información se perdió, salvo por la secuencia en la que Matt Hunter impide que Mikal Rostov cometa un asesinato en un país africano sin identificar. En esos momentos, Matt Hunter viste y luce prácticamente igual que Scott James en la secuencia final de la película The Octagon, salvo por el arma que porta el primero en su mano, y se entiende el sentimiento de revancha del operativo de la K.G.B. soviética para con el agente de la C.I.A.
Matt Hunter (Chuck Norris) y Mikhail Rostov (Richard Lynch)
Queda claro que cuando la “Agencia” tuvo la oportunidad de acabar con una amenaza como el sanguinario agente soviético, ésta decidió no acabar con su vida y de ahí el problema al que luego se deberán enfrentar. Al final, Mikal Rostov se convirtió en un renegado, carente de cualquier cortapisa ética, sin que nadie pudiera frenar sus ansias de venganza y destrucción. En eso, el guion definitivo que Joseph Zito llevó a la gran pantalla en el año 1985 no difiere mucho del primer Draft de la historia.
Otra cosa bien distinta es que el enfrentamiento entre Mikal Rostov y su grupo de renegados contra el sistema capitalista y, mayoritariamente contra Matt Hunter, se transformará en una suerte de reinterpretación de la película de Invasion, U.S.A. (Alfred E. Green, 1952), cinta rodada durante los años más álgidos de la “caza de brujas”, liderada, ésta, por el senador y azote del infame bloque comunista Joseph McCarthy. En esta película la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas invade los Estados Unidos de América. (7)
Invasion U.S.A. (1952) Director: Alfred E. Green
The poster by Italian illustrator Anselmo Ballester, it makes it look as if the red menace is, in fact, zombie communists.
Por mucho que todo se pueda comprar y vender en la “tierra de la libertad”, resulta poco creíble el desembarco perpetrado en unos vetustos vehículos de desembarco de la Segunda Guerra Mundial (landing craft mechanized) por parte de una amalgama de grupos terroristas de todo tipo y condición, muchos de los cuales raramente accederían a seguir las órdenes de una persona tan desequilibrada como Mikal Rostov. Baste recordar un párrafo del primer Draft para darse cuenta del talante del individuo.
ANDREI
He´s a renegade, trying to provoke a
War between our countries… a war
Neither of us can win…
En la versión final, Mikal Rostov resulta ser el nexo de unión entre todos los integrantes del ejército de terroristas que está diezmando las infraestructuras y a los ciudadanos de los Estados Unidos de América, mientras que, en el primer Draft, tal cohesión está lejos de ser tan diáfana como luego se verá en la pantalla. Está claro que lo que pretende el guion final es estructurar la acción de la película sobre una idea, en este caso, la invasión de los Estados Unidos de América por un grupo de terroristas internacionales llegados hasta el territorio como si de “Ángeles vengadores” se trataran, tal y como sucedió con los terroristas suicidas que atacaron la embajada y los barracones militares de las tropas estadounidenses. El problema llega cuando ni los personajes, ni sus motivaciones terminan por estar demasiado claras y sólo prima la acción frente a un desarrollo mucho más coherente, tal y como sí queda claro en el primer Draft de la historia.
Incluso la secuencia final, antecesora de lo que luego se verá en Lat sau san taam Lat sau san taam“Hard Boiled” (John Woo, 1985) es mucho más coherente y trepidante que el asalto perpetrado contra el edificio en el que, supuestamente, se encuentra retenido Matt Hunter. Al final, American Ninja es un enfrentamiento entre Matt Hunter y Mikal Rostov, a muerte y sin concesiones. El reguero de atentados, la toma del hospital Miami General y demás daños colaterales son sólo elementos que nos llevarán hasta el momento final de la narración. Tampoco hay lugar para lanzagranadas ni nada por el estilo, solamente una lucha cuerpo a cuerpo y con un claro ganador desde el principio.
Tras la pelea final, Matt Hunter desaparece entre el humo y la oscuridad del callejón en el que se ha desarrollado el enfrentamiento final, como si de un ninja de la antigüedad se tratara.
El primer Draft termina con el siguiente párrafo:
EXT. MIAMI OCEANFRONT -DAWN -THE SUN
Is rising out the ocean, shining on the now
Peaceful city.
NEWSCASTER (O.S.)
Calm has finally returned to the
nation after an inexplicable reign
of terror that shock our Republic
to its very foundations… and reminded each one of us just
how precious and fragile our
system of freedom really is…
La trepidante película dirigida por Joseph Zito termina con un plano de los estragos causados tras el impacto de un cohete lanzado desde un M72 LAW contra Mikal Rostov y una parte del edificio en el que se encuentran, pero poco o nada queda del espíritu y de la narración original escrita por James Bruner y Chuck Norris. Y vistas con la perspectiva que dan los años y sin desmerecer el trabajo del director nacido en la ciudad de Nueva York, en 1946, la versión original de American Ninja no tiene nada que envidiarle a Invasion U.S.A. y, además, posee un sentido del humor y un cinismo del que carece la película de Joseph Zito, salvo en momentos muy puntuales.
Matt Hunter (Chuck Norris)
No se me escapa, más si se tienen en cuenta los antecedentes empresariales de Menahem Golan y Yoram Globus que lo que les interesó una vez que se decidió llevar el guion a la gran pantalla fue primar la espectacularidad antes que cualquier otro elemento que pudiera evitar que las recaudaciones no fueran las esperadas. (8)
Por ello, en las sucesivas reescrituras del guion y luego en la mesa de montaje se dejó a un lado todo aquello que pudiera entrar en conflicto con los intereses económicos de la productora, desvirtuando una película que, en esencia, venía a reflejar un clima social y político muy similar al que, tres décadas antes, plasmara la primera versión de Invasion, U.S.A. merced al cambio de mentalidad mostrado por la administración liderada por Ronald Reagan, nada más ocupar la Casa Blanca.
©Eduardo Serradilla Sanchis, 2019
The Octagon © 1980 American Cinema Productions
Invasion U.S.A. © 1952 American Pictures & Mutual Productions of the West
Invasion U.S.A. © 2019 Metro-Goldwin-Mayer Studios Inc. All Rights Reserved.
Quisiera agradecer a Mr. James Bruner las facilidades otorgadas para realizar este artículo.
AMERICAN NINJA Screenplay by JAMES BRUNER & CHUCK NORRIS
Story by AARON NORRIS & JAMES BRUNER. First Draft: 12/4/84
Notas:
1- Schutz, C. (2007, December 15). Reagan 1947 HUAC testimony. Retrieved from https://web.archive.org/web/20071215050331/http://www.twcnet.edu/cschutz/history-page/Consensus/Reagan-huac-testimony.html
2- Lemann, N. (2016, March 10). Reagan: The Triumph of Tone. The New York Review of Books, 8-12.
3- In political science, rollback is the strategy of forcing a change in the major policies of a state, usually by replacing its ruling regime. It contrasts with containment, which means preventing the expansion of that state; and with détente, which means a working relationship with that state. Most of the discussions of rollback in the scholarly literature deal with United States foreign policy toward Communist countries during the Cold War.
4- El ataque contra el acuartelamiento norteamericano tuvo tal repercusión en la opinión pública y en los medios de comunicación del país en aquel preciso momento y durante el resto de la década que, incluso la editorial Marvel, en la séptima entrega de la serie gráfica Tales of the marine corps. Semper fi' incluyó una historia titulada Peacekeepers en la que se recogían los días previos al ataque y los momentos posteriores, mientras se trataba de encontrar supervivientes entre los escombros.
Palladino, M. P., Severiin, J., Felix, P., Daley, D., Hama, L., & DeFalco, T. (1989). Tales of the marine corps. Semper fi' [Cartoon]. In Tales of the marine corps. Semper fi' (1st ed., Vol. 1, pp. 1-20). New York, NY: Marvel Comics.
5- En 1983, la banda terrorista E.T.A asesinó a cuarenta y cuatro personas en nuestro país.
6- Bates, T. G. (2011). The Reagan rhetoric: History and memory in 1980s America (1st ed., Vol. 1). DeKalb, IL: Northern Illinois University Press.
7- Invasion, U.S.A. fue dirigida por Alfred E. Green, quien llevó hasta la pantalla las palabras y los hechos relatados por Frank Schulz y Robert Smith en la historia original y en el posterior guion cinematográfico. La película resultante es un claro, delirante y, a ratos cínico fresco de unos años en donde el miedo y la paranoia eran los ingredientes fundamentales en la vida de los ciudadanos norteamericanos de pie. Resuelta con más voluntad que medios, sus principales protagonistas, Vince Potter (Gerald Mohr); Carla Sanford (Peggie Castle); George Sylvester (Robert Bice) y Mr. Ohman (Dan O'Herlihy) logran transmitir ese ambiente surrealista que llevo a demasiados norteamericanos a delatar, sin pruebas ni fundamentos, a vecinos, colegas profesionales y amigos, con tal de conjurar una amenaza que sólo sirvió para radicalizar más si cabe la sociedad resultante tras el final de la Segunda Guerra Mundial. El diálogo final de la película, conducido por Mr. Ohman, responsable de la pesadilla en la que se ven envueltos los protagonistas, no puede ser más elocuente y, en cierto modo, desafiante para con el sistema imperante
Mr. Ohman : I think America wants new leadership.
Vince Potter : What kind of leadership do you suggest?
Mr. Ohman : I suggest a wizard.
Vince Potter : A what?
Mr. Ohman : A wizard, like Merlin, who could kill his enemies by wishing them dead. That's the way we like to beat Communism now, by wishing it dead.
8- One day during filming, Joseph Zito was told by a P.A. that Menahem Golan was on the phone, wanting to talk to him. Zito feared the worst, knowing Golan's frugal ways and history of slashing budgets, but took the call anyway. Much to his surprise, Golan said he was delighted with the footage he had seen and was giving the production an extra $2 million dollars!
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