Sobre este blog

Mi vida ha estado ligada al séptimo arte prácticamente desde el principio. Algunos de mis mejores recuerdos tienen que ver, o están relacionados, con una película o con un cine, al igual que mi conocimiento de muchas ciudades se debe a la búsqueda de una determinada sala cinematográfica. Me gusta el cine sin distinción de género, nacionalidad, idioma o formato y NO creo en tautologías, ni verdades absolutas, que, lo único que hacen, es parcelar un arte en beneficio de unos pocos. El resto es cuestión de cada uno, cuando se apagan las luces.

STAR WARS CELEBRATION

Luego, y una vez que repasé mi bagaje profesional y personal y la relación que éste tiene con la creación de George Lucas asumí que, si no asistía, me arrepentiría.

Una vez que hablé con quien tenía que hablar sobre el asunto y barajamos las posibilidades que podría o no tener para que me acreditaran como periodista, me dediqué a otras cosas, entre ellas, a preparar el viaje que me llevaría, de nuevo, al evento catalán, después de un parón de más de un lustro. El caso es que, cuando llegó el día del evento, el jueves 16 de abril, seguía sin noticias sobre mi acreditación y, visto lo visto, asumí que al final sí que me lo perdería, después de todo.

Entonces, y cuando faltaban una hora y tres cuartos para que se abrieran las puertas del escenario en donde se celebraría la conexión vía satélite con Anaheim –el Cinesa Diagonal de Barcelona- me sonó el teléfono y una voz más que conocida y apreciada, debo añadir, me dijo que todo estaba bien y que lo único que tenía que hacer era ir hasta allí, dado que me estaban esperando.

Quienes conozcan Barcelona sabrán que el escenario donde se celebra el Salón del Cómic, la Fira de Montjuïc, no está, precisamente, al lado del mencionado cine Diagonal, pero, gracias al metro y al haber vivido en dicha ciudad, conseguí llegar antes de que el evento comenzara y de una pieza. Además, también era verdad que me estaban esperando y, además, me tenían guardado un sitio genial desde donde pude disfrutar de todo el espectáculo sin mayores problemas.

En cuanto a la conexión y espectáculo en sí -el cual ya había comenzado en la sala del cine, gracias a los esfuerzos del maestro de ceremonias, quien tenía a la audiencia totalmente entregada y por todos aquellos que asistieron hasta el Cinesa Diagonal vestidos como algunos de los más emblemáticos personajes de la saga galáctica- debo decir que no defraudó en absoluto, salvo por una circunstancia que llegó a ser un lastre para todos que no dominaban el idioma original –el inglés- en el que se desarrolló el panel. Sé que quien se encargó de poner los subtítulos en castellano no paró de trabajar, estaba sentado dos filas por delante de mí y pude verlo con claridad. Sin embargo, dichos subtítulos salían tarde, de forma incompleta o en párrafos muy difíciles de leer en el poco tiempo que permanecían en la pantalla.

Esto suele suceder cuando los entrevistados hablan tanto y tan bien como J.J. Abrams, un director que, antes que nada, es el mismo niño que un día vio Star Wars y se disfrazó de Jawa un día de Halloween “muy, muy lejano” y que, ahora, tiene la posibilidad de dirigir un episodio de la saga. Su forma de comportarse, de hablar a los fans de todo el mundo -de tú a tú y no como quienes presentan una película con “frases hechas” y “eslóganes redactados por el director de marketing de rigor”- me resultó refrescante y digno de reseñar cuando me tocara ponerme delante del teclado.

Kathleen Kennedy tampoco lo hizo mal, pero su carácter, mucho menos expansivo que el de J.J. Abrams, aun siendo más fácil de interpretar no causó el mismo efecto entre los asistentes, dado que el papel de ambos estaba más que delimitado. Si Abrams es el “niño terrible” del actual cine de género, ella es quien ha logrado financiar algunas de las películas más emblemáticas e los últimos treinta años, gracias a su aplomo y su casi diríamos que infinito conocimiento de los resortes que mueven la industria cinematográfica estadounidense.

Luego estuvo el maestro de ceremonias, el reportero de la revista Entertainment Weekly Anthony Breznican, quien supo en todo momento dosificar los tempos, manejar al público y a los invitados, y no dejarse en el tintero sus propias querencias, pero sin que, por ello, el ritmo de la entrevista se resintiera lo más mínimo. De ahí que con cada nueva incorporación, ya fuera humana o mecánica, la sensación de estar viviendo una experiencia inolvidable no decayera, sino todo lo contrario.

Así, cuando por el escenario se paseó, primero, R2-D2 y luego la nueva incorporación del Episodio 7, BB-8, acompañada de sus creadores, Breznican supo cómo adaptarse a las necesidades de los recién llegados, con la misma soltura que con el tándem Abrams-Kennedy.

Después, cuando las tres nuevas incorporaciones del reparto -los actores Daisy Ridley (Rey), John Boyega (Finn) y Oscar Isaac (Poe Dameron)- aparecieron en el escenario, el evento no hizo otra cosa que subir muchos enteros, en parte por lo bien que había hecho los deberes Breznican y en parte por el juego que da J.J. Abrams cuando está en este tipo de situaciones.

No obstante, el plato fuerte del encuentro y que hizo que todos nos revolviéramos por dentro, sobre todo aquellos que ya no cumplimos los cuarenta, fue el instante en el que Anthony Daniels, Peter Mayhew, Carrie Fisher y Mark Hamill se sumaron al resto de los invitados. Faltó, por exigencias del guión, merced al accidente de aviación sufrido hace unas semanas, Harrison Ford, pero su ausencia quedó bien cubierta por sus compañeros de reparto, quienes acabaron por lograr que hasta los más escépticos nos rindiéramos ante la evidencia y aceptáramos la magia de todo aquel milimetrado montaje promocional.

La guinda, como no podía ser de otra forma, fue el poder ver, antes que el resto de los mortales, el segundo teaser tráiler del episodio 7, el cual puede que no le contara mucho a los más pequeños, pero que hizo que a los mayores nos entrara un cosquilleo por todo el cuerpo –sensación que se repite cada vez que lo vemos en nuestro ordenador- y nos devolviera, por lo menos en mi caso particular, al momento en el que vimos el primer tráiler de Star Wars, hace ya casi cuatro décadas.

Una vez que las luces de la sala se encendieron fueron pocos lo que pusieron pero y reparos a los noventa minutos que duró el panel, aunque en los días sucesivos, uno se enterara de los fallos de coordinación que suelen acompañar a este tipo de eventos, mediáticamente tan atractivos.

Sea como fuere, esta vez las expectativas se cumplieron, incluso diría que se superaron y, por una vez, no sólo fue una “estrategia de marketing” amplificada, sino algo más sólido y consistente.

¿Y el futuro, de aquí a diciembre de este año? Me podría poner a fabular, después de llevar tres décadas en este negocio, pero la verdad es que prefiero olvidarme de todo y disfrutar, sobre todo cuando las luces de sala se apaguen y el Episodio 7 esté a punto de empezar.

No quiero terminar sin agradecerle a Daniel Fumero su paciencia y entrega para conseguirme la acreditación de prensa y a Laura San Miguel (The Walt Disney Company) por facilitarme mi labor profesional, a pesar de las prisas. Esta vez, la experiencia SÍ que mereció la pena.

© Lucasfilms, 2015. A Walt Disney Company

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Mi vida ha estado ligada al séptimo arte prácticamente desde el principio. Algunos de mis mejores recuerdos tienen que ver, o están relacionados, con una película o con un cine, al igual que mi conocimiento de muchas ciudades se debe a la búsqueda de una determinada sala cinematográfica. Me gusta el cine sin distinción de género, nacionalidad, idioma o formato y NO creo en tautologías, ni verdades absolutas, que, lo único que hacen, es parcelar un arte en beneficio de unos pocos. El resto es cuestión de cada uno, cuando se apagan las luces.

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