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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Aceptada como prueba una grabación en la que el dueño de Alegranza señala a un chivato dentro del Seprona

Asadero de pardelas en el islote de Alegranza.

Saúl García

Arrecife —

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Una grabación admitida como prueba judicial puede dar un vuelco decisivo al caso de la sargento del Seprona (Guardia Civil) para la que la Fiscalía pide prisión por denunciar -presuntamente en falso- a un agente del cuerpo que avisaba a los cazadores furtivos que operaban en el islote de Alegranza. En esa grabación, el propietario del islote, Enrique Jordán, afirma que el agente del Seprona era un “chivato” y podría haber avisado a los cazadores furtivos de pardelas de las intervenciones previstas por la Guardia Civil. La grabación se ha incorporado al Juzgado número 3 de Arrecife.

En una diligencia fechada el pasado 15 de diciembre, el letrado de la Administración de Justicia de ese órgano judicial ordena que se una esa grabación al procedimiento en el que se investigó por esos hechos a un agente, Miguel Ángel Padial. El letrado incorpora la grabación y un oficio procedente de la Comandancia de Guardia Civil de Las Palmas de Gran Canaria en el que se adjunta un escrito del periodista Sergio Calleja, que es el otro interlocutor en esa grabación y que había remitido, a su vez, la grabación a la Comandancia.

En dicha grabación, Jordán reconocía su antigua relación de amistad con Fernando González Berriel, uno de los participantes en el asadero de pardelas que fue denunciado por el Seprona y por el que están acusadas once personas por un delito contra la fauna. Dice que esa relación se rompió porque se negó a seguir con la caza furtiva y que cuando tenían amistad y González Berriel estaba en su casa de Alegranza le llamó el propio Padial.

La sargento del Seprona, Gloria Moreno, está acusada en otro procedimiento por el agente Padial por considerar que le acusó falsamente de pasar información a los furtivos. La Fiscalía pide cuatro años de prisión para Moreno como autora de un delito de denuncia falsa. Tras el archivo de la causa contra Padial, este agente denunció a Moreno por un presunto delito de falsedad en documento oficial, a pesar de que no fue ella quien lo denunció en el Juzgado, pero sí quien puso en conocimiento de sus superiores que había conocido a través de un trabajador de la Estación de Doñana en Alegranza, Juan Jesús Moreno Rajel, que Padial podía haber pasado información sobre el operativo de las pardelas. Ese trabajador posteriormente negó esa información.

La defensa de la sargento pidió en el Juzgado número 3 la reapertura del caso en el que Padial estaba investigado de revelación de secretos y que el Juzgado había archivado de forma provisional sin que ni siquiera declararan ni los testigos ni el investigado. Se pidió la reapertura en base a esa grabación y se solicitó que declarasen dos testigos más, entre ellos el trabajador de la Estación de Doñana. La defensa de Moreno cree que la grabación enseña “de una manera coherente, precisa y sin atisbos de duda, que la comunicación que hace Gloria Moreno a requerimiento del capitán Germán García, sobre lo que le refiere el testigo Juan Jesus Moreno Rajel acerca de que el guardia Miguel Ángel Padial filtra información a los cazadores furtivos de Alegranza, en concreto a los hermanos Gonzalez Berriel, es cierta”.

“Un chivato de esta historia mil por mil”

La conversación se produjo el 5 de octubre en un establecimiento comercial propiedad de Jordán. El propietario del islote había llamado previamente a Sergio Calleja, a quien no conocía, para que hiciera llegar una pregunta a la sargento del Seprona. La conversación gira en torno a la denuncia por la caza de pardelas, aunque aparecen muchos otros temas antiguos que no tienen que ver con el caso y también aparecen menciones a la política lanzaroteña.

Los interlocutores hablan de los procedimientos judiciales en marcha sobre el asadero de pardelas y sobre la sargento del Seprona. A lo largo de la conversación, Jordán reconoce su relación de amistad con Fernando González Berriel hasta hace “diez o quince años” y asegura que esa relación se rompió porque se negó a seguir con la caza furtiva. “Si está prohibido, está prohibido”, se le oye decir. Revela que cuando tenían amistad y González Berriel estaba en su casa de Alegranza le llamó el propio Padial. Jordán añade: “Yo sé que Miguel Ángel Padial es un chivato de esta historia mil por mil desde que vino a Lanzarote”. En la grabación, Calleja le insta a que ratifique ese relato en el Juzgado, pero Jordán contesta que no lo hace por miedo y porque no lo puede demostrar, porque es la palabra de uno contra la de otro.

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