Afirma que decapitó a su madre “por amor” y para “librarla del sufrimiento”
El acusado de asesinar a su madre, a la que sedó y decapitó en junio de 2014 en la capital grancanaria, dijo a las psicólogas que lo examinaron tras el crimen que lo hizo “por amor” y para “librarla del sufrimiento”, según han relatado este martes estas profesionales en la Audiencia de Las Palmas.
En la segunda sesión del juicio que se sigue contra Domingo Martín S.J., las dos psicólogas forenses han explicado al Jurado que sufre una disforia de género y un trastorno de la personalidad antisocial, pero que no es un psicópata, pues era consciente de lo que hacía y lo tenía todo bien planificado desde hacía meses, según les contó.
Las dos peritos han indicado que, conforme a lo que les relató, compró un hacha cuando se enteró de que su madre sufría alzheimer, en febrero de 2014, y que pospuso su muerte a meses después, así como que su intención era causar daño a sus hermanos a los que culpaba de haber abandonado a su madre y con quienes estaba resentido, y que incluso llegó a pensar también en matarles.
El acusado, que se negó ayer a declarar ante el tribunal, también refirió a las dos psicólogas, que mantuvieron cuatro entrevistas con el investigado, que lo peor para él sería no resultar condenado porque no tenía adonde ir y porque en una celda solo sería feliz.
Las dos psicólogas han descrito al acusado como una persona ególatra, narcisista y obsesiva, así como fría y que, según les comentaron sus dos hermanos, con los que mantuvieron una entrevista informativa, fue problemática desde la niñez: “Fuera donde fuese el problema lo llevaba con él”.
En esta jornada han declarado como testigos los policías que intervinieron en el caso, que han señalado al tribunal que el acusado se entregó la tarde del día que mató a su madre, tras asistir a una misa que pidió a un párroco conocido suyo y de su progenitora.
El sacerdote, a quien contó lo que había hecho bajo secreto de confesión, le aconsejó que se entregara a la Policía, lo que hizo seguidamente en la comisaría del distrito sur de la ciudad, donde voluntariamente reconoció su autoría sin presencia de un abogado porque necesitaba “quitarse ese peso de encima”.
Pese a que se le instó a que esperara a que estuviera delante un abogado, el acusado comenzó a relatar los problemas económicos que tenían él y su madre, con quien vivía en la casa familiar del Secadero y a la que cuidaba, así como los enfrentamientos que existían por su condición sexual con su hermana, su hermano, y su padre y porque éste les dejó sin dinero.
El acusado les dijo que ocultó la situación precaria que tenían a su madre a la que no quería hacer daño, así como que se informó a través de internet la manera de matarla sin que sufriera, según han señalado los policías que tomaron su primera declaración.
El cuerpo decapitado de la víctima estaba tapado con colchas y mantas en el salón de la vivienda familiar, donde el procesado la mató de varios golpes con el hacha, primero con uno en la cabeza, que erró porque cerró los ojos, y después el resto ya “horrorizado”, según reconoció ante el jefe del grupo de homicidios de la brigada de Las Palmas entonces, que fue el que le tomó declaración al acusado en presencia de su abogado.
Este testigo ha indicado que el procesado presentó una narración secuencial y lógica, y que estaba tranquilo, algo en lo que han coincidido los demás policías que han testificado en la sesión del juicio, que continuará mañana con la declaración de los médicos forenses.