El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria 'echa la red' a Las Charcas de San Lorenzo para crear un parque ecológico

Diferentes especies de patos en la última charca de San Lorenzo.

Silvia Álamo

Las Palmas de Gran Canaria —

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El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria quiere hacerse con uno de los últimos pulmones verdes de la ciudad: las Charcas de San Lorenzo. Dos décadas después de que los vecinos y vecinas del barrio de San Lorenzo y varios grupos ecologistas emprendieran una lucha contra un proyecto de 580 chalés de alto standing y un campo de golf auspiciados por los gobiernos municipales del PP, este parque agroambiental de la capital -integrado en el Paisaje Protegido de Pino Santo- entra en la agenda de prioridades del Consistorio. El objetivo es construir un gran parque ecológico que se integre con las diferentes charcas. El concejal de Urbanismo de la ciudad, Javier Doreste, ha adelantado a este diario que ya ha iniciado las primeras conversaciones con uno de los propietarios para convertirlas en patrimonio municipal.

Las Charcas de San Lorenzo son un conjunto de estanques de barro expansivo, construidas de forma artificial, de hasta 300 metros de largo y 100 de ancho. Los más de 40 embalses se idearon con fines agrícolas, con toda una red de canales, acequias, bombas… Todo ello generó la creación de un ecosistema de vegetación único en el que llegaron a convivir más de 100 especies entre aves y plantas.

Desde hace un tiempo, diferentes colectivos denuncian el abandono por parte de la administración pública competente, en este caso el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. La mayoría de los estanques se han secado a lo largo de los años y han desaparecido cientos de especies. La zona se ha convertido en un campo de entrenamiento de motos, quads, coches todo terreno, e incluso en un basurero sin control.

Hace algo más de un año, la concejala que dirigía el área de Sostenibilidad en el anterior mandato, Pilar Álvarez, se reunió con los vecinos y planteó su intención de rehabilitar y reutilizar las Charcas de San Lorenzo. Álvarez aseguró que una de las primeras medidas a llevar a cabo sería la de suministrar agua al último embalse que subsistía en ese momento. Nada se ha hecho hasta ahora. Doreste explica que “no se encontró el camino burocrático” para llevar a cabo esta acción.

El concejal ya ha encargado al servicio de Urbanismo que inicie los primeros contactos y las primeras negociaciones para conocer “qué piden los propietarios”. Las Charcas de San Lorenzo pertenecen a particulares y el Consistorio tiene que negociar con ellos la compra-venta. “De ahí las pasaríamos a la Concejalía de Medio Ambiente para que se lleve a cabo el parque ecológico”.

La intención es incluir la compra de esta zona en los presupuestos de 2021 y a continuación empezar a trabajar. El edil indica que ya existen proyectos de grupos ecologistas y diferentes colectivos. “Al final definiremos la propuesta pero primero tenemos que hacernos con el terreno”. Doreste explica que en una negociación de este tipo la administración tiene un límite -la tasación oficial de los terrenos- que “nunca coincide con lo que pide el propietario”. A partir de ese momento hay que ir a la Comisión Canaria de Valoración que ajusta el precio, normalmente una cifra intermedia. “Son procesos largos”, advierte el concejal.

El vigente Plan General de Ordenación Urbana de la ciudad –redactado bajo el mandato de Jerónimo Saavedra (2007-2011)- eliminó cualquier posibilidad de que se lleven a cabo operaciones comerciales en la zona. “Al estar protegidas hemos conseguido que no haya especulación, ahora lo que nos interesa es que el propietario ejerza su derecho a ser expropiado por un precio justo y razonable”, expone Javier Doreste.

El grado de protección que tiene la zona, incluida en uno de los paisajes protegidos más grandes que existe en la Isla, hace que el Ayuntamiento y el Cabildo tengan que coordinarse para recuperarla. Al ser un espacio con “mucha importancia para el ecosistema de la Isla” debe intervenir la Corporación insular. “Al margen de todo eso, nosotros iniciamos negociaciones para comprarlo”. De llevarse a cabo la idea, el nuevo parque municipal se sumaría al parque urbano y lagartario que se está construyendo en el barrio de Tamaraceite, con el objetivo de crear más “espacios verdes” en la zona alta de la ciudad.

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