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'Buba' llegó a Canarias con trece años y no piensa en regresar a Mali

Abubakar Konate, conocido como Buba, llegó en cayuco a la isla canaria de Fuerteventura cuando tenía 13 años y ahora, recién cumplidos los 18, no piensa en regresar a Mali porque ha rehecho su vida en Tenerife, donde juega en un equipo de fútbol y busca trabajo tras estudiar electricidad.

Sus amigos trabajan, pero Buba está en paro después de haber tenido un empleo durante tres meses en una empresa de electricidad, en la que hacía prácticas derivadas de un ciclo de grado medio que estudió en el Instituto de Enseñanza Secundaria Granadilla de Abona, en el sur de Tenerife.

Los buenos resultados académicos lo llevaron a visitar este año Valladolid con el resto de compañeros. Como uno más.

El director del Instituto de Granadilla, Antonio Eusebio Martín, destacó la capacidad de Buba para adaptarse a los estudios y su buena empatía con los compañeros de clase.

Buba es una persona excelente que ha arriesgado su vida para conseguir un futuro mejor y lo ha hecho, comenta el director del centro, pues ha sabido aprovechar el tiempo, estudiar, hacer deporte e integrarse.

Ahora Buba es un chico más de Granadilla. Es popular entre los vecinos, se mensajea con sus amistades, le gusta a salir con amigos, detesta el alcohol y el tabaco.

Antes de compartir piso vivió en varios centros de menores para extranjeros, entre ellos, el de La Cuesta, en La Laguna (Tenerife), y en el Centro de Atención a Menores Extranjeros de Granadilla. En estos centros aprendió español y se puso al día en cultura general.

En Mali estudiaba y jugaba al fútbol pero la situación del país no era buena y por eso decidió emprender el viaje.

No han corrido la misma suerte chicos de su misma edad que se han dejado la vida en el mar.

En Tenerife hay ocho centros de atención para menores extranjeros, que dependen del Cabildo, y de ellos cuatro están en el sur, en los municipios de Guía de Isora, Güímar, San Miguel y Granadilla.

También están los Dispositivos de Emergencias de Atención a Menores Extranjeros (Damenac), que dependen del Gobierno de Canarias.

Ángela González, jefa de programas de acogimiento de la unidad de infancia y familia del IASS (Instituto de Atención Social y Sociosanitaria) del Cabildo de Tenerife, explicó que estos centros trabajan para facilitar la integración de los inmigrantes.

También se trabaja el aspecto sanitario porque “hay muchos menores que llegan en una situación de importante carencia alimentaria”, dice Ángela González.

A unos se les enseña a leer y a escribir en español.

La vida de estos chicos es muy diferente a la de cualquier niño de nuestro país, comenta la trabajadora del IASS, quien añade que si se comparan por edades hay una “diferencia importante”.

“En los niños que llegan hay problemas de huesos y otros derivados del contexto en el que han vivido y de su viaje, como ansiedad o dificultades al dormir”, añade.

Las pruebas óseas a las que le les somete para averiguar su edad “no son del todo fiables”, aunque “es la única manera de determinar cuando nacieron”, explica Ángela González, quien comenta que, luego, se adaptan unos mejor que otros.

Para ello hay un equipo de psicólogos seis trabajadores sociales que forman parte del personal del CAME.

Normalmente hay de doce a catorce plazas por CAME y la permanencia es hasta los 18 años.

La tutela de los menores la asume el Gobierno de Canarias y la guarda los cabildos insulares.

El niño queda inicialmente documentado con una cédula de inscripción que le servirá por un año, para luego tramitar el permiso de residencia para los que lleven nueve meses en la Comunidad Autónoma. Sirve por un año y es renovable.

El permiso de trabajo se podrá obtener a partir de los 16 años siempre que el menor no trabaje en actividades peligrosas, señala Ángela González.

Buba enseña su permiso de residencia mientras recorre las calles de San Isidro camino al entrenamiento, y dice que su objetivo es buscar trabajo y que ha puesto su currículum por los ayuntamientos y algunos hoteles.

La jefa de Programas de Acogimiento de la Unidad de Infancia y Familia del IASS rechaza hablar del pasado de Buba por el derecho a la confidencialidad que tenía como menor de un CAME.

Ángela González conoce la andadura de Buba y lo califica como un chico que “ha evolucionado favorablemente” porque “ha aprovechado lo que se le ha conferido”.

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