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''Busco a mi familia y creo que está en Canarias''

Sabe que fue adoptado, pero ha descubierto datos que apuntan a que su adopción pudo no ser legal, y ahora teme haber sido un niño robado. Tiene 39 años, se llama Vicente, vive en Valencia, y confiesa no saber quién es, ni cuál es su familia biológica. Cree que, por sus rasgos, podría estar en Canarias y que su caso podría estar relacionado con la Casa Cuna.

En la actualidad, Vicente Martínez y sus padres adoptivos no se hablan. Los ha denunciado ante la Fiscalía General del Estado, que trasladó el caso a la Fiscalía de Valencia. Ésta los ha imputado por presunta falsedad documental, junto con el cura que llevó a cabo el bautizo.

“Todo ha sido una mentira”, sostiene Vicente Martínez en referencia a la vida que ha vivido desde que recuerda hasta hace un año. En agosto de 2010, cuando se hicieron públicos los casos de menores dados en posibles adopciones irregulares en diversas instituciones españolas, entre ellas la Casa Cuna de Santa Cruz de Tenerife, Vicente escuchó a varios vecinos hablar con los que hasta ese día había creído sus padres.

“Fue así como supe que había sido adoptado. Por una conversación fortuita. En efecto, no hay fotos mías de recién nacido, ni de mi madre embarazada. No me parezco en nada a mis parientes y tengo una diferencia de más de 40 años de edad con mis padres. Tras escuchar esa conversación, les pregunté, y me confesaron la verdad. Pagaron por mí a un médico. No me dijeron la cifra exacta pero entre 80.000 y 100.000 pesetas de entonces”.

Desde ese día de agosto pasado, Vicente Martínez confiesa no saber quién es. Por no saber, no sabe ni a qué hora nació. “Siempre me dijeron que fue a las ocho de la mañana, pero resulta que no, que nací a las tres de la mañana. A mis padres les llamaron a eso de las seis de la madrugada para que fueran a casa del médico a recogerme. Así, sin nada preparado, sin ropa, nada. Me entregaron desnudo. Mi padre recuerda que todo fue muy precipitado”.

“Al día siguiente me inscribieron en Valencia como hijo biológico”, continua Vicente. “Tuvieron que pagar más para que les facilitasen los papeles. Eso es falsedad documental. En una adopción normal no se hacen así las cosas. En las adopciones de principios de los setenta, si la madre era desconocida, se anotaba”.

En el caso de Vicente, como en los de tantos casos sospechosos de irregularidades en adopciones, cuando no de venta directa de menores, se entremezclan curas, monjas y médicos. “Quienes me adoptaron ya superan los 80 años y aseguran que no saben nada de quiénes fueron mis padres biológicos. El cura que me bautizó, Salvador, venía a menudo a casa. Le pregunté y me confirmó mi adopción, pero me dijo que eso era una obra de caridad, que no removiese más”.

Buscó hasta en los cementerios

Sin embargo Vicente sí ha seguido removiendo. No ha parado. “Me aseguraron que había nacido en la clínica La Cigüeña, muy conocida en Valencia, pero no es verdad, nací en la Clínica la Salud, que llevan las hermanas de Santa Ana. Fui a preguntar pero no me ayudaron. Incluso busqué en los cementerios las inscripciones de niños muertos de en torno a los días en los que se supone que nací, pero no encontré nada”.

“Así que hace unas semanas”, prosigue, “me incluí en la base de datos de ANADIR (Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares) y ya me hice las pruebas de ADN en el Banco de Genómica de Madrid. Puse denuncia en la Fiscalía General del Estado, me llamaron de la Fiscalía de Valencia porque llamarán a declarar como imputados a mis padres adoptivos y al sacerdote que me bautizó y permitió la ilegalidad, pero dada su vejez, pueden no declarar”.

Asegura que no parará hasta que sepa de verdad quién es. “Para mí todo esto ha sido un shock. Hay días que estoy mejor y otros en los que me da una bajona. No sé si tengo hermanos, ni dónde nací, ni cuál es la historia de mi familia, por qué mi madre tuvo que darme, o si me robaron?Creo, me lo dice todo el mundo, que mi familia puede ser canaria”.

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