Cayucos: sueños rotos y vidas frustradas
El puerto de Los Cristianos, en el sur de Tenerife, se ha convertido, con el fenómeno de la inmigración irregular, en un punto estratégico para la recepción de los inmigrantes que llegan a las costas Canarias en cayuco desde el África subsahariana en busca de una vida mejor.
En Los Cristianos resulta más fácil el traslado de los inmigrantes a la Comisaría del sur de la isla, a los juzgados de Arona, para identificar a estas personas, así como a los centros hospitalarios, pues todos estos edificios se encuentran a pocos metros del muelle sureño.
Cuando se prevé una llegada masiva, los miembros de Cruz Roja instalan un hospital de campaña con el material necesario para paliar las quemaduras, hipoglucemias, deshidratación y torceduras; patologías más frecuentes de la mayoría de los inmigrantes que arriban al puerto con la mirada perdida.
Cruz Roja ofrece a los recién llegados mantas, ropa limpia, calzado, zumos y galletas y también están disponibles ambulancias medicalizadas por si fuera necesario trasladarlos a un centro hospitalario.
Los cayucos que van llegando quedan acumulados en la bahía de Los Cristianos junto a las embarcaciones pesqueras, las pequeñas lanchas y los barcos de pasajeros.
Algunos de ellos, con el paso del tiempo, se hunden en esta bahía debido a los daños sufridos en la travesía hacia Canarias, que, en ocasiones puede durar más de diez días.
En septiembre del pasado año, el mal tiempo hizo que los cayucos que estaban amarrados junto al muelle quedasen varados en la playa de Los Tarajales, frente a los hoteles y ante la mirada de los turistas.
Desde entonces, la Delegación del Gobierno de Canarias y Puertos de Tenerife, procura no mantener mucho tiempo estas embarcaciones en el agua.
Un camión grúa traslada estos pesados barcos, que pueden llegar a medir más de diez metros de eslora y tres de manga, a un solar próximo ubicado en la zona de El Mojón (Arona) donde permanecen tirados, conservando el colorido de su decoración, su estructura intacta y numerosos objetos que definen historias vividas durante el arriesgado viaje.
En ocasiones, también han sido quemados, destruidos y utilizados para el arte. Al respecto, el Ayuntamiento de Adeje decoró la Universidad de Verano 2006 con varios cayucos que colgaban y asomaban en el centro cultural de este municipio del Sur de Tenerife.
Los aproximadamente 400 inmigrantes que llegaron al Sur de Tenerife en las últimas semanas venían en los cayucos depositados en El Mojón.
En la mayoría de los cayucos se pueden ver restos de carbón utilizado para cocinar y aunque se conservan varios barriles de gasóleo, no hay rastro de los motores que los hacen navegar hasta Canarias.
Unos están construidos de fibra de carbono, hechos en Mauritania, y otros de madera, en Senegal. En su interior, quedan restos de latas de sardinas, cus-cus, galletas, hojas del Corán y medicamentos analgésicos que sólo pueden, en la medida de lo posible, paliar el dolor físico de los tripulantes.
El resto del dolor quedará grabado en su memoria muchos años.