Los discapacitados físicos, el colectivo ''más vulnerable'' ante la crisis

Salvador Morales, presidente de la Coordinadora de Personas con Discapacidad Física de Canarias, afirma que este colectivo es más vulnerable ante la crisis y padece sus efectos “doblemente”, y denuncia “el cantinfleo político”, pues las políticas sociales van “de salto en salto”.

Así lo manifiesta Salvador Morales en una entrevista a la Agencia EFE en la que señala que la Coordinadora, fundada en 1980, tiene actualmente una bolsa de empleo de unas 650 personas y explica que el paro en este colectivo ronda el 70%, entre otros factores por la pérdida del trabajo artesanal y la deficiente formación.

Salvador Morales afirma que a la hora de desarrollar políticas sociales “siempre surge algún tema que nubla la atención a la discapacidad”, como es la inmigración en el caso de Canarias, y precisa que detrás de las ayudas básicas “casi siempre hay una discapacidad”.

Uno de los problemas que afrontan los discapacitados es el hecho de que se ha ido abandonando el trabajo artesanal, que era una salida laboral en otras épocas, a lo que se suma el que por lo general, en este colectivo la formación es bastante deficitaria.

Se calcula que en España hay un 13% de analfabetismo entre los discapacitados -casi medio millón de personas- y de la experiencia de la Coordinadora en Canarias deduce que la gente mayor de 45 años no aprendió en el colegio, sino con un profesor particular, padres, abuelos o alguna persona “con paciencia”.

Esto es una laguna educativa, resume Salvador Morales, quien advierte de que además los discapacitados deben conseguir las habilidades sociales para lograr empleo ya que su carta de presentación “no es el físico”.

A Salvador Morales le preocupa el que se catalogue a los discapacitados como deficientes intelectualmente cuando muchos lo que tienen es un déficit educativo, “y su lucha de toda la vida es demostrar que no son tontos”.

Como ejemplo, se refiere a los paralíticos cerebrales a quienes, por sus problemas de comunicación, se les atribuye cierta imbecilidad, cuando algunos “tienen un coeficiente intelectual bárbaro”.

Denuncia además “las trampas” del discurso político, lo que se percibe en la aplicación de la Ley de Dependencia, a la que “nadie se opone porque sería hasta feo”, pero luego algunas comunidades autónomas “se quejan de que no tienen dinero”.

Apunta también que en las zonas rurales se es “doblemente discapacitado” aunque la situación ha mejorado respecto a otras épocas, cuando a los caseríos no llegaban las carreteras y quien debía permanecer en una silla de ruedas estaba condenado a no salir de su casa.

Romper estereotipos dentro de la familia

Asimismo señala que hay que romper los estereotipos dentro de la familia porque “cuando caen los prejuicios mentales, caen los otros” y recuerda que hubo momentos en que el único dinero con el que contaban algunas familias para pagar el agua y la luz era la pensión que percibía el discapacitado.

Por ello es importante que el discapacitado “ocupe su rol dentro de la familia” y no quede relegado a un segundo o tercer lugar y Salvador Morales, el menor de once hermanos de una familia gomera, rememora el que “si algo fue positivo en mi discapacidad, es que pude estudiar y no pensar en la emigración”.

Al respecto, detalla que adquirió su discapacidad cuando se encontraba en la veintena, en pleno período de formación, y confiesa que “he ido bajando toda la escala de la dependencia”.

Pero también apunta que la discapacidad proporciona “una atalaya” para observar a la sociedad y cómo el propio discapacitado asume sus valores y estigmas ya que “eres parte de esa segregación, has ayudado a construirla y después, como discapacitado, la descubres”.

Entre los estereotipos está el de creer que “todos respondemos al mismo estímulo, como si fuéramos el perro de Pavlov”, y señala que mucha gente que queda discapacitada por alguna enfermedad o accidente “intenta rehuir” del resto de discapacitados, de los que “la llevamos manifiestamente, lo que en el fondo es esa discriminación, los esquemas mentales con los que has vivido”.

Puntualiza también el que a veces se utilizan las barreras arquitectónicas “para distraer la atención” y no entrar en el debate sobre las políticas sociales, ya que aunque la discapacidad “no va a dar superávit”, tampoco se cuestiona el que el transporte público de déficit y hay que sufragarlo.

Morales, quien detalla que la Coordinadora cuenta con unos 750 socios, relata que hace unos 30 años hizo su primer viaje en avión, que fue “una odisea para mí y mi familia, que me decía que estaba loco”, y señala que hay muchos canarios discapacitados que no conocen ni su isla.

Por ello la Coordinadora ha propuesto a representantes de las instituciones canarias que incluya un plan específico de viajes entre islas para el colectivo.

Asimismo señala que la confederación Predif, plataforma a la que pertenece la Coordinadora, a partir de este año oferta un crucero por el Mediterráneo dentro de los programas de vacaciones, y un turno específico para la asociación canaria en octubre con destino a Almuñécar (Granada).

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