El educador acusado tenía una media de 24 menores a su cargo
Julio C.G., el educador de la Casa Cuna acusado de abusar sexualmente de al menos cuatro internos de esa institución, aunque otros seis más han reconocido haber mantenido relaciones sexuales con él, tuvo a su cargo a otros 23 menores entre 1995 y 2010, al tiempo que abusaba de Juanjo, uno de los denunciantes. Era la media de chiquillos que controlaba hasta que en enero, cuando fue detenido, aspiraba a una jubilación anticipada.
La relación del acusado con la Casa Cuna ha durado más de 30 años. Durante este tiempo, han pasado hasta 500 menores por esa institución. Julio, que en 1995 era auxiliar, se ocupaba de establecer y controlar las rutinas cotidianas de higiene, deberes escolares y alimentación de los niños.
La abogada Natalia Domínguez Castilla, que ejerce la representación legal de Juanjo y otra víctima, también mayor de edad, y que padece un grave trastorno psiquiátrico a consecuencia, presumiblemente, de la servidumbre sexual a la que fue sometido por Julio, asegura que este trabajador “ha gozado durante años de trato de favor en la institución, ya que le dejaban hacer con los niños lo que quería”. “No me explico cómo este peligro social puede estar en libertad”.
Una de las muestras de ese trato de favor era la posibilidad de llevarse a su casa los fines de semana a los menores gracias al Programa Amigo, puesto en marcha por la Consejería de Asuntos Sociales (ahora llamada de Bienestar Social). En contra de lo publicado en un medio de comunicación local, J.C. no quedaba con los menores fuera del centro para llevarlos a su casa, sino que gracias al Programa Amigo lo hacía abiertamente y con conocimiento de sus superiores.
Este Programa se creó para facilitar la integración de los niños desamparados en la sociedad, con salidas los fines de semana acompañados de personas que se hicieran responsables de ellos sin necesidad de que fuesen familiares directos. Esto le supuso a Julio C una puerta abierta para llevarse a su domicilio, siempre “de uno en uno”, como recalca la víctima Juanjo, hasta que una vez cumplidos los 18 años, el abanico se ampliaba a los tríos.
Pendientes de los informes forenses
La instrucción de la causa, dada a conocer por CANARIAS AHORA, en el juzgado de Instrucción 2 de La Laguna está ahora pendiente de las inspecciones forenses psiquiátricas que deberán establecer el meollo de este procedimiento judicial: daño psicológico causado y la dependencia psicológica de las supuestas víctimas con el acusado para determinar hasta qué punto o no las relaciones pudieron ser consentidas, una vez que cumplieron 18 años.
El abogado de la defensa de Julio C.G. basa la defensa de su cliente en que las relaciones fueron consentidas.