Daniel Castillo, profesor de Historia Económica en la ULPGC
“La estructura mínima del Estado colonial es la que se va a traspasar al Estado africano independiente”

Daniel Castillo Hidalgo, profesor de historia económica en la ULPGC

Ángeles Jurado

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Lleva especializándose en economía africana desde que comenzó su doctorado en el año 2008 y confiesa que llegó a esa especialización por pura casualidad. Daniel Castillo Hidalgo (Las Palmas de Gran Canaria, 1984) es historiador, doctor por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), y encarrilaba su carrera hacia otros derroteros hasta dar con el también historiador y catedrático de la ULPGC recientemente fallecido Miguel Suárez Bosa, que en aquel momento lideraba un proyecto internacional sobre puertos del Atlántico que incluía infraestructuras europeas y americanas. “Siempre me había interesado África, pero no tanto como para dedicarme a la investigación”, confiesa Castillo. “Y le dije a Miguel que cómo era posible que fuera un proyecto sobre puertos del Atlántico y no hubiera nada de África”. Por ahí empezó la cosa: por Dakar, más concretamente. “Digamos que, igual que se dice que Senegal es una puerta de entrada para África subsahariana, para mí lo fue desde el punto de vista de la investigación”, precisa. “A partir del análisis de infraestructura de la comunidad portuaria, luego me fui interesando en otros aspectos de la infraestructura económica de este país y también de otros de su entorno”. Daniel Castillo Hidalgo acaba de publicar un artículo científico en el que describe la estructura salarial en el sector portuario de ese Senegal colonial con el que empezó su singladura africana. Un artículo que es puro presente, al definir las raíces del Estado moderno senegalés y razonar sus debilidades. 

Pregunta: ¿Por qué se interesa por el período colonial en el estudio de la economía de África occidental? 

Respuesta:  La inmensa mayoría de mis trabajos se centra en la etapa colonial, entre otras razones y en buena medida, porque el acceso a la documentación, a mi juicio, es relativamente más asequible, mucho más fácil. Por ejemplo, hace un par de años publiqué con un colega de la Universidad de Dakar un estudio sobre la evolución histórica del estatuto jurídico de los estibadores senegaleses desde principios del siglo XX hasta la actualidad. Ahí me di cuenta, efectivamente, de que era mucho más sencillo, en ocasiones, estudiar la documentación de la etapa colonial que la de la etapa cuando los países ya eran independientes. Cosa que me pareció relevante y es algo que he comentado con algunos colegas que están trabajando sobre el terreno en algunos países africanos. La documentación colonial es una fuente de estudio riquísima para el pasado de esos países, algo que tiene que ver también con la revolución digital. Buena parte de la documentación de archivo que se conserva desde el siglo XVIII está disponible online y eso ha democratizado también, en buena medida, su acceso, facilitando la investigación. Los archivos nacionales de Senegal tienen un fondo fenomenal de todos los antiguos países del África Occidental Francesa, al que no se pudo acceder por diferentes motivos durante mucho tiempo. La Biblioteca Nacional francesa, en su momento, digitalizó una cantidad formidable de ese material, que está disponible en libre acceso, lo mismo que otras instituciones tanto dentro de África como fuera. Eso proporciona unas oportunidades de investigación tremendas. Particularmente en mi campo de estudio, está revolucionando la investigación. 

P: Cuando habla del funcionamiento de puertos como el de Dakar en la época de la colonia no está hablando de algo del pasado: se refiere a algo que tiene su implicación y su impacto en la realidad socioeconómica de hoy. ¿Cómo enlaza pasado y presente? 

R: En los últimos años hemos estado trabajando, sobre todo, con grandes especialistas que se dedican al análisis de redes internacionales de transporte marítimo, porque nos interesa, básicamente, observar la solidez, la robustez, de esas redes desde la etapa de los inicios de la colonización ya efectiva, a finales del XIX, hasta el presente. Lo que hemos observado es que aquellos grandes puertos imperiales que se comienzan a construir a finales del XIX, principios del siglo XX, y que eran líderes en conectividad y en movimiento de carga siguen siéndolo en la actualidad. Esto es interesantísimo. Algunos autores señalan que 40 ó 50 años de inversión en infraestructura durante la etapa colonial tuvieron mucho más impacto desde el punto de vista de la geografía económica que 400 años de esclavitud. Esto sucede desde el punto de vista del impacto espacial, por ejemplo. Los sistemas de transporte normalmente deben facilitar la integración de los territorios, la movilidad de las personas, etc. Sin embargo, de forma general, ésa no era la función esencial que desempeñaban los sistemas de transporte en el continente africano, salvo en algunos territorios, como Sudáfrica, donde la red ferroviaria está mucho más desarrollada, favoreciendo una cierta integración territorial. Pero es un caso muy particular. Si miramos el mapa de continente africano y los grandes corredores en la actualidad, de forma general, son bastante parecidos a los de hace unas cuantas décadas. Eso tiene mucho que ver con las teorías de la dependencia del pasado. También es verdad que hay proyectos que intentan crear nuevos senderos de desarrollo, procesos de path creation, lo cual es extremadamente costoso. Por otra parte, hay que mirar también al resultado que tuvo la mega concentración de inversiones en una serie de puntos muy determinados en el territorio, como aglomeración urbana y llegada masiva de personas a unos lugares muy concretos. Nosotros intentamos vincular los orígenes de esos procesos de concentración con algunos de los resultados que vemos en el presente. Nos interesa observar, por una parte, la continuidad y, por otra parte, los procesos de ruptura. Los procesos de ruptura se cuentan con muy pocos dedos, de tal forma que esas inercias de carácter histórico deben recibir consideración y la historia tiene mucho que decir para comprender esos procesos estructurales de largo recorrido. Los ingenieros de la etapa colonial escogieron muy bien los lugares de donde se iban a desarrollar infraestructuras, salvo algunos casos muy espectaculares. Con el devenir del tiempo, aquellos lugares siguieron siendo los mejores para, con los pocos recursos que tenía el Estado colonial, invertir, hacer esta obra y crecer. 

P: Usted trata un paralelismo entre el Estado colonial y el Estado actual africano. 

R: El Estado colonial era un organismo anémico desde el punto de vista fiscal. Se gastaba mucho dinero en mantener a muy pocas personas de la administración civil y militar. Siempre expatriados. En el caso francés, solamente a partir de 1946 se abre la posibilidad de que empiecen a aparecer altos funcionarios africanos, porque en ese momento finaliza formalmente la discriminación jurídica y desaparece el código del indígena, con el final de la Segunda Guerra Mundial. Hasta ese momento no podía haber, de forma general, administradores coloniales de primer nivel de origen africano. Eso era inasumible. Normalmente tampoco había ingenieros ni personal técnico de alta cualificación de origen africano. Las independencias se dan en los 60: 14 años no da para formar un cuerpo administrativo. Ese fue un debate que también se dio en el periodo de las independencias y que ahora está de actualidad máxima. En Senegal, por ejemplo, la figura es Senghor es muy discutida, como un facilitador frente a otras posiciones que se podían haber defendido, cuando él opinaba que necesitaban un poco más de tiempo, porque no tenían músculo administrativo. Muchos funcionarios franceses se quedaron durante un tiempo, mientras se avanzaba en la “senegalización” de la administración. Es un proceso que no va a ser de la noche a la mañana, por el bajo porcentaje de población con titulación universitaria o con una capacitación para cargos con cierta responsabilidad. Había muy poca gente así, porque el sistema colonial había impedido, de forma general, un acceso amplio de los africanos a esta formación. Le interesaba muchísimo personal técnico básico y evoluciona para incentivar que los propios trabajadores africanos, a través de salarios o de políticas sociales o de mejoras relativas en el poder adquisitivo, se incorporen de forma, digamos, voluntaria al sistema. Pasa de la coerción a la compensación. Por ejemplo, a partir de la Segunda Guerra Mundial y en Senegal, se generan oportunidades como el acceso a viviendas de protección oficial para personas con un nivel de renta propio de trabajadores cualificados o funcionarios africanos. A lo mejor, eran los que menos necesidad tenían de eso, pero les daba un estatus importante, porque les permitía acceder a una vivienda de nueva construcción, con las últimas comodidades. El estado colonial generaba ventanas de oportunidad para la gente que podía aprovecharlas, que tenía mejores conexiones o que acudía a la escuela colonial. Se recompensaba a quienes se acercaban al colonizador y aceptaban su cultura. Las personas que no aceptaban esa cultura o no tenían esas redes de contactos quedaban excluidas. 

P: Una parte fundamental de su investigación versa sobre salarios, productividad y condiciones laborales en el Estado colonial africano. 

R: El Estado colonial no es el mismo en 1870 que en 1880, 1920, 1930 ó 1940. Se va haciendo cada vez más pragmático, porque sin todas esas personas no puede funcionar. El estado colonial es muy pequeñito. Tanto que ni siquiera tiene fuerza defensiva propia entre comillas, sino que tiene que crear cuerpos de Ejército africanos y policía africana, porque es extremadamente costoso. Lo que más “rentaba” al estado colonial era tener personal técnico africano (y estamos hablando de trabajadores de cuyo azul con especialización, como fontaneros, ebanistas, etc.), porque los expatriados europeos cobraban una barbaridad. Se desplazaban a las colonias para trabajar y no iban a hacerlo con el mismo salario que iban a cobrar en Burdeos. Cobraban mucho más. Sin embargo, a partir de unas ciertas destrezas, de una cierta experiencia, el trabajador africano lo hacía exactamente igual o mejor que el europeo. Sin embargo, cobraba un tercio. Ahí es donde el estado colonial rápidamente comienza a reemplazar, pero desde luego, no en los puestos de la administración más relevante ni en algunas categorías en donde, si equiparamos responsabilidades, no queda claro cuál es la productividad marginal de uno frente a otro, para que pueda cobrar el triple. La base de la desigualdad era los complementos coloniales, que son la base del Estado colonial y que suponía una cantidad brutal de dinero. La estructura salarial colonial implicaba que ningún africano, incluso en las categorías profesionales más elevadas, pudiera cobrar, jamás, más que ningún expatriado. 

P: Podemos encontrar paralelismos entre el Estado colonial y el Estado moderno africano.  

R: El Estado colonial no se va a molestar en extraer muchos impuestos a la población para no sublevarla, así que es un Estado mínimo. La historiografía demuestra que esa estructura de Estado mínimo, de forma general, se va a traspasar al Estado independiente. Es un estado raquítico, de una enorme debilidad, y los problemas institucionales normalmente están vinculados a Estados débiles, que no pueden imponerse fiscalmente. No era tampoco incapaz, pero intenta no incordiar demasiado para favorecer, sobre todo, ese proceso progresivo. Era más una posición pragmática, utilitarista, desde el punto de vista de cuánto saco yo de aquí. Esto es lo que se está estudiando hoy en día desde el punto de vista de la historia económica para ver cuáles son los legados institucionales en los Estados en África en la actualidad. 

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