Gran Canaria cuenta con más de 30.000 hectáreas de regadío, pero sólo cultiva 9.000

Antonio Morales, en la inauguración de las I Jornadas de Soberanía Alimentaria, Territorio y Desarrollo Rural

Canarias Ahora

Las Palmas de Gran Canaria —

Gran Canaria apenas cultiva 9.000 hectáreas de las más de 30.000 que dispone de regadío. Esta cifra, supone para el Gobierno insular una infrautilización de las tierras. Con esta situación el Cabildo se propone acabar para avanzar hacia la soberanía alimentaria, algo que consideran que no es “en absoluto una utopía, como tampoco lo fue la hídrica gracias a la desalación”.

El presidente insular, Antonio Morales se mostró así de contundente en la inauguración de las I Jornadas de Soberanía Alimentaria, Territorio y Desarrollo Rural que se celebran en la Granja del Cabildo, donde se puso de relieve el poder del consumidor para lograr el cambio.

La isla dispone de suelos, recursos, capacidad y, en definitiva, condiciones para superar su 10 % de autonomía alimentaria y alcanzar en los próximos años el 20, el 30, “e incluso ojalá que el 40 % que establece la FAO”.

Para lograr estos objetivos, el Cabildo señala que se están impulsando medidas como la creación de un banco de tierras con los suelos públicos y privados en desuso, un banco de semillas, la reapertura de infraestructuras actualmente cerradas como el centro agropecuario Los Corralillos y la Casa del Vino, o el diseño de un ambicioso programa formativo de 140 cursos para 2016 ya en marcha, además de unir al sector y sus más de 40 organizaciones en un consejo insular.

En este sentido, el consejero de Soberanía Alimentaria, Miguel Hidalgo; un 10 % de autoconsumo es una cifra realmente “vergonzosa”.

Asimismo, Morales recordó que la soberanía alimentaria es un concepto defendido por la ONU al que Gran Canaria se suma por “muchísimas razones”, como que importar el 90 % de lo que consume afecta no solo a la dependencia, sino al empeoramiento del cambio climático -como ejemplo citó la energía que consume transportar un yogur desde Francia-, lo que se suma a que Gran Canaria solo produce el 1 % de sus insumos.

De hecho, el proyecto ecosocial del Cabildo se sustenta en tres pilares: la soberanía hídrica, la energética –de la que también depende el agua desalada para la agricultura-, y la alimentaria. Se trata de “un tridente fundamental para el desarrollo de Gran Canaria”.

Según explicó, existen “muchísimas cosas que hay que corregir porque no puede ser que a veces se ayude más a un producto importado que al de la Isla”. No obstante, es “muy importante la concienciación, leer bien las etiquetas y apostar por el consumo de cercanía, dar valor a los mercados locales: los consumidores pueden ser los primeros en ayudar”.

Los ponentes coincidieron en esta necesidad de avanzar en la implicación ciudadana, tal como manifestó la consejera de Desarrollo Rural del Gobierno de Navarra, Isabel Elizalde, quien apuesta por la soberanía alimentaria como herramienta para empoderar el producto local y frenar el cambio climático, un problema global que hay que solucionar desde la ciudadanía a través de los grupos de acción social.

Estos grupos, que actúan de intermediarios entre los productores locales y la administración, tienen mucho potencial para ganarle terreno a la agroindustria, que en el caso de Navarra da “mucho empleo”, pero al querer crecer dejó de consumir productos locales para buscar materia prima barata e importada con toda una serie de consecuencias negativas para la producción local, el paisaje y hasta la autoestima.

También Asier Arcos, técnico de la Fundación Social Emaús, también se refirió a la necesidad de que la ciudadanía revalorice el mundo rural para “hacer” desde lo local. En este sentido, expuso los resultados de un trabajo de investigación efectuado en Álava, Vizcaya y Guipúzcoa, donde estudiaron doce experiencias agrícolas de las que extrajo la conclusión de que la ciudadanía, como consumidor responsable, tiene un papel preponderante en el desarrollo de las iniciativas rurales.

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