La invasión de peces que puso en peligro las plataneras

de agua dulce.

agua de mayo

Así, Van Dalle S.L. contrató a un señor que, subido en una barca y red en mano, procedió a la pesca de las carpas. “Era un acontecimientos digno de ver”, aseguran los trabajadores, “un hombre, en lo alto de una montaña, pescando”. Los días de pesca de altura se prolongaron durante varias semanas y se utilizaron toda clase de aparejos y técnicas de nasa.

Pero las tareas de erradicación no acabaron aquí. Además se tuvo que contratar a otros tantos operarios más para hacer un agujero en el terreno de la finca, meter a los pescados y cubrirlos con cal viva para acabar con ellos. Los trabajadores han perdido la cuenta de los kilos del producto químico utilizado.

Sin embargo, no todo el trabajo va a concluir aquí. Medio Ambiente dispuso unas leyes base al respecto para la protección de la fauna: se debe respetar el tamaño mínimo de los ejemplares capturados. Creen que se ha sacado más de 100 kilos de pescado y aún queda mucho más que no se puede sacar porque son alevines: “si no me toca a mí no me lo creo”, asegura Benítez de Lugo. “Jamás me hubiese imaginado que unos peces, quiero creer que inocentemente tirados al embalse, nos podrían haber desgraciado de haber estado más tiempo sin poder regar. Ya hemos invertido mucho dinero, pero creo que todavía estamos lejos de conseguir acabar con ellos por las crías que quedan y los huevos que sospecho pueden haber en el fondo”, comenta el empresario.

“si bien nos hemos encontrado muchas veces el candado de la puerta de acceso a la presa roto, siempre eran parejas de jóvenes que se meten por las noches buscando tranquilidad. Porque además, hay que caminar montaña arriba un gran tramo para llegar hasta el embalse si no tienes un todoterreno. Así que no sabemos quién ha podido tirar los peces”, relata un trabajador de la finca.

Este suceso, sin precedentes en Gran Canaria, ha cobrado tal fascinación en la cooperativa platanera que han elaborado un informe interno, con reportaje fotográfico privado incluído: “en el fondo hasta nos reímos de lo increíble que nos parece todo. Y mis amigos ya me hacen hasta burla diciendo que en lugar de dedicarme a la agricultura, monte una pescadería en el mercado”, bromea Benítez de Lugo.

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