La Justicia da la razón a un trabajador del IASS de Gran Canaria expedientado de manera arbitraria

Los hechos juzgados se remontan al 15 de marzo del año pasado, cuando Carlos Henríquez -que lleva desde 1995 ejerciendo como fisioterapeuta en El Sabinal- estaba dando tratamiento a “una persona joven y desconocida” tras recibir la pertinente orden del médico rehabilitador, que es quien elabora la ficha con el diagnóstico y tratamiento que debe recibir cada paciente.

De acuerdo al Convenio del Instituto Social y Sociosanitario, además de los usuarios de cada centro, tienen derecho a recibir asistencia médica tanto los trabajadores como los familiares directos de estos. Sin embargo, el paciente que atendía Carlos Henríquez ese 15 de marzo no era ni trabajador ni pariente de ningún trabajador del IASS, motivo suficiente para que el director de Enfermería, Miguel Monzón Gueara, decidiese sancionar con falta muy grave al fisioterapeuta -diez de días de suspensión de empleo y sueldo-.

Sin embargo, según se desprende de la sentencia del Juzgado de lo Social número 8 de Las Palmas de Gran Canaria, Carlos Henríquez sólo acataba las pautas del médico rehabilitador, sin ninguna información en cuanto a si el paciente debía o no tener derecho al tratamiento. Una falta de información que, según la empresa, debía haber sido subsanada por Henríquez averiguando si dicha persona era o no beneficiario. Por el contrario, la Sala es tajante cuando alega que esas averiguaciones que exige la empresa “no son funciones que le correspondan” al trabajador.

Así las cosas, el fallo judicial viene a revocar, dejando sin efecto, la sanción impuesta por la Gerencia del IASS a raíz del informe de la Dirección de Enfermería.

“Por los suelos”

Carlos Henríquez no oculta su satisfacción por que la Justicia le haya dado la razón. Sin embargo, también reconoce haber tenido que someterse a tratamiento de salud mental debido a un fuerte estado de ansiedad. No en vano, este fisioterapeuta asegura que el expediente sancionador le afectó no sólo profesionalmente, sino también a nivel personal.

“Mi dignidad profesional y mi autoestima quedaron por los suelos”, manifiesta Carlos. “Llega un momento en que te sientes hasta culpable”. La ayuda psicológica y su espíritu “luchador” le ayudaron a fortalecerse y darse cuenta de que “en realidad se trata de una persecución sindical hacia todos aquellos que militan o son afines a CCOO”, explica.

De hecho, y según varias fuentes del personal del IASS, en estos últimos cuatro años se han abierto un sinfín de expedientes disciplinarios, “casualmente” la mayoría de ellos a miembros de Comisiones Obreras o a simpatizantes de este sindicato. “Practicamente cada mes te enteras de un nuevo caso de alguien a quien se le ha abierto un expediente”.

En este sentido, las fuentes recuerdan que Miguel Monzón Gueara está vinculado a UGT, sindicato mayoritario en el Comité de Empresa del IASS, además de haberse visto implicado en varias demandas de trabajadores por la arbitrariedad de las sanciones. Una de estas demandas fue, precisamente, de la otra fisioterapeuta de El Sabinal, a quien la Justicia también dio la razón.

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