El uso de mascarillas en farmacias y hospitales se acerca a su fin
El último rescoldo que aún queda de la pandemia, la mascarilla obligatoria en farmacias, centros sanitarios y residencias, podría estar acercándose a su fin, lo que ha abierto un nuevo -pero viejo- debate sobre si es el momento oportuno y cómo debe eliminarse el vestigio más visible de la covid-19.
El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, ha anticipado esta semana que la imposición de esta prenda en farmacias “se terminará pronto”, pero puntualizó que “no estaría de más” mantenerla “un tiempito más” en los espacios comunes de centros sanitarios y sociosanitarios, si bien tampoco piensa que esta medida vaya a “durar demasiado tiempo”.
“Si conseguimos mantener esa cultura de proteger a los demás, yo creo que esto se va a poder cambiar pronto y que la obligatoriedad de las mascarillas se eliminará pronto”, resumió.
Unos días antes, coincidiendo con el fin de esta restricción en Portugal y de que un grupo de epidemiólogos y expertos en enfermedades infecciosas de ocho instituciones internacionales así lo pidieran en la revista “Annals of Internal Medicine”, el consejero madrileño de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, abrió el melón asegurando que la mascarilla “necesariamente se debe enfocar en los muy vulnerables”.
Escudero abogó por su uso “en los hospitales y centros de salud de forma adecuada, en las situaciones contempladas en los protocolos prepandemia”, un mensaje que trasladaron después verbalmente los técnicos madrileños en la ponencia de alertas, el órgano técnico del Ministerio y las comunidades que ha ido asesorando sobre las distintas medidas tomadas estos tres años.
Ahora falta que estos expertos hagan una propuesta formal por escrito que se debata en la Comisión de Salud Pública, si bien la modificación del uso de mascarilla compete al Consejo de Ministros.
Las comunidades
La última vez que se modificó el real decreto que regula la utilización del cubrebocas fue en febrero, en esa ocasión para poner fin a más de 1.000 días de uso obligatorio en transportes y en todos los establecimientos sanitarios, a excepción de las farmacias, donde se mantuvo junto a los centros sanitarios y las residencias.
Sobre el debate abierto por Madrid el pasado viernes no aclaró nada el ministro de Sanidad, José Miñones, que se limitó a responder que su departamento seguirá “la recomendaciones de esa ponencia a la hora de tomar cualquier decisión”.
La mayoría de autonomías que han contestado a la consulta de EFE también aboga por esperar al dictamen de los técnicos.
Así lo han hecho Extremadura, Asturias, Murcia, Castilla-La Mancha, la Comunidad Valenciana o Galicia; desde Aragón no quieren que se convierta en un debate entre comunidades y sí que se tome en base al criterio de la ponencia, mientras que Euskadi se ha remitido a “los expertos y comités técnicos y científicos”, al igual que Ceuta.
Castilla y León quiere que Simón explique “las razones por las que se hace esto ahora sin haber diferencias significativas epidemiológicas con respecto a los últimos meses”, y Andalucía ha cuestionado al director del CCAES argumentando que seguimos en pandemia y ahora que hay un leve repunte “no es precisamente el momento de debatir si se quita o no”.
En Canarias son partidarios de que se mantenga en centros asistenciales; Navarra reconoce que la situación epidemiológica ha cambiado mucho, pero también que hay otro tipo de enfermedades respiratorias que pueden impactar en vulnerables, por lo que hay que valorar los riesgos y beneficios de la forma “más afinada posible”.
Cataluña aboga por retirar mascarillas de forma generalizada en farmacias y residencias -donde los usuarios están ampliamente vacunados con dos dosis de refuerzo-, mientras que en los centros sanitarios las mantendría en las zonas de hospitales donde se traten a personas con enfermedades infecciosas, respiratorias e inmunodeprimidos.
La Rioja apunta que la política actual está orientada a los más vulnerables, y Cantabria piensa que puede ser el momento de quitarlas porque “la pandemia está estabilizada y se puede plantear ir recuperando más espacios de normalidad”.
¿Qué piensan los expertos?
Óscar Zurriaga, presidente de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), explica a Efe que en este momento “todavía parece de interés seguir manteniéndolas” en los centros sanitarios porque es un modo de “proteger de una mejor manera a las personas vulnerables” frente a virus respiratorios.
Admite que “es mucho más necesario en unos sitios que en otros”, pero dejarla en unas zonas sí y otras no haría “más difícil el cumplimiento de la utilización”.
Desde la Sociedad Española de Medicina Interna (Semi), su presidenta, Juana Carretero, mantiene que la mascarilla debe adecuarse a la actual situación epidemiológica, que es de “baja peligrosidad” gracias a las altas coberturas vacunales, con la excepción de grupos especiales como los pacientes inmunodeprimidos u oncológicos.
Así, en áreas de especial riesgo donde se les atienda o de aislamiento, hay que “extremar las medidas de precaución”, pero en zonas de tránsito en los hospitales o en zonas donde no se atiende directamente a pacientes debería dejar de ser obligatoria.
Desde el Consejo General de Colegios Farmacéuticos estiman que, aunque la situación ha mejorado, en estos establecimientos deben “seguir todavía alerta” porque constituyen el principal punto sanitario al que acuden los ciudadanos con sospechas de contagio en búsqueda de un test de autodiagnóstico.
Los farmacéuticos, recuerdan a Efe fuentes del Consejo, ya pidieron en su día a Sanidad que incluyera las farmacias como espacios de uso obligatorio de cubrebocas y sostienen que la equiparación que hizo la normativa de establecimientos sanitarios con centros y servicios sanitarios debe mantenerse en el futuro frente a posibles pandemias y emergencias sanitarias.
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