La moda del futuro será inteligente y ecológica
La incorporación de las nuevas tecnologías y la utilización de materiales respetuosos con el medio ambiente se perfilan como las principales apuestas de la moda del futuro.
Bolsos que permiten cargar el teléfono móvil, abanicos o parasoles elaborados con pequeñas placas solares que funcionan como complemento para mitigar el calor y se convierten en una peculiar lámpara de noche -a partir de la energía extraída del sol durante el día- son productos que comienzan a abrirse camino en un mercado en el que cada vez serán más frecuentes la fusión entre tecnología y ecología.
“El uso de la tecnología miniaturizada es una tendencia emergente, el problema que planteará en el futuro será la obtención de la energía si no se recurre a las renovables”, asegura en una entrevista Elena Corchero, diseñadora especializada en la aplicación de las nuevas tecnologías en el ámbito de la moda e investigadora del Distance Lab de Escocia.
Como solución a este problema la joven creadora canaria ha empleado en su última colección placas solares portátiles, pequeñas piezas que convierten en energía útil la luz del sol y que se mimetizan entre los coloridos encajes y bordados de sus creaciones.
Pese a su utilidad los consumidores no quieren vestir tecnología por una cuestión estética, nadie quiere salir a la calle pareciendo un robot de esas películas de ciencia ficción, explica Corchero.
La mayoría de los diseños que se hacen en la actualidad son muy masculinos, deportivos y de colores oscuros, añade.
Para demostrar que los diseños que apuestan por la tecnología pueden resultar “frágiles y femeninos”, la diseñadora integra los textiles antiguos y las viejas técnicas artesanales con las nuevas tecnologías en creaciones elaboradas con productos ecológicos y que esconde un mensaje que reivindica el respeto por el medio ambiente.
Ser ecológico es una cuestión de mercadotecnia, en la actualidad se ha perfilado un cliente más concienciado preocupado por el origen de los productos que adquiere y las manufacturas de China o los elaborados en masa, indica Corchero.
Broches que cambian de color para mostrar las consecuencias del cambio climático, un chal inspirado en la danza india de la lluvia y que critica la sequía que padecen numerosas regiones del planeta y que es uno de los principales efectos del calentamiento global, muestran un colección comprometida con el medio ambiente y en la que la creadora cuida hasta el más mínimo detalle para reducir por ejemplo el impacto ambiental que produce el transporte de los productos que emplea en su fabricación.
El uso de la tecnología puede convertirse en una herramienta de ayuda para aquellos diseñadores preocupados por crear productos siguiendo criterios de eco-calidad.
“Se piensa que un producto por ser natural es ecológico y se rechazan las fibras sintéticas porque considera que no son respetuosas con el medio ambiente cuando no es así”, comenta la artista.
Es cierto que mientras la producción de algodón, que requiere abundantes cantidades de agua y químicos para su fabricación, es una de las más contaminantes del mundo, hay fibras sintéticas elaboradas en laboratorios como el tyvik que son cien por ciento reciclables.
“Puedes modificar las características de muchos de estos materiales haciendo que por ejemplo sean transpirables o alterando su tacto para que sean especialmente suaves, apunta Corchero.
“El mundo de la moda en los próximos años no dará un vuelco total, sin embargo no hay otra salida en dentro de unos años todos los productos tendrán que ser respetuosos con el medio ambiente; es una cuestión ecológica pero también de ética”, a juicio de la diseñadora.
Quizás en el futuro todos vistamos microchips y productos elaborados a partir materiales reciclados.