Mujeres con discapacidad y víctimas de violencia machista, rechazadas en algunos empleos por si aparece el agresor

Imagen de archivo de una mujer en su puesto de trabajo

Natalia G. Vargas

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“Son humillaciones varias, pero la peor: hacer sentir que soy defectuosa”. En Canarias, un 71% de las mujeres con discapacidad ha sufrido violencia de género fuera de la pareja. Por parte de un hombre de la familia, por hombres desconocidos, por conocidos o amigos o por su cuidador. En el seno de la pareja o expareja, un 72% ha sufrido violencia psicológica y un 93%, agresiones físicas. Los obstáculos para acceder a la información y a los recursos y la normalización de las conductas de abuso y sumisión convierten a este colectivo en más vulnerable ante la violencia machista. Así lo recoge el Diagnóstico sobre Mujeres con Discapacidad y Violencia de Género en Canarias elaborado por el Instituto Canario de Igualdad (ICI). 

El 81% de las mujeres encuestadas se ha sentido discriminada por su discapacidad o género en la búsqueda de empleo o en el acceso a recursos comunitarios. Para tratar de romper estas barreras nació el programa Mujeres en Modo ON-VG, dependiente de Inserta Empleo y Fundación ONCE. Desde 2020, este proyecto ha orientado a más de 4.000 mujeres y ha logrado 1.208 contratos laborales.

“Nos encontramos con tantas mujeres en esta situación que decidimos crear un programa específico. Por un lado, porque las mujeres con discapacidad tienen más posibilidades de ser víctimas de violencia de género. Por otra, porque la discapacidad está entre las consecuencias que las mujeres víctimas de violencia de género pueden sufrir'', explica Emma Fernández, directora regional en Canarias de Inserta Empleo. 

La contratación de mujeres con discapacidad representó en 2021 el 39,3% de los contratos firmados con personas del colectivo. Esta cifra está aún muy alejada de los contratos que firmaron el mismo año hombres con discapacidad (60,7%). En el caso de las mujeres que han sufrido o sufren violencia machista, las dificultades para entrar en el mercado laboral son aún mayores.

“Volver al entorno laboral te ayuda a sacar adelante a tus hijos. A mí me ha aportado muchísima seguridad en mí misma. Llegará ese momento en el que todas lo logremos, de verdad, aunque parezca imposible. Desde luego, se puede conseguir”, cuenta una superviviente en uno de los testimonios anónimos recogidos por Mujeres en modo ON-VG. 

La perspectiva de género en el tejido empresarial es clave: “Nos hemos encontrado con empresas que no quieren que le derivemos mujeres con este perfil porque creen que puede ser un problema para el puesto por si aparece en el lugar de trabajo la figura maltratante”, asevera Fernández. 

“La vida me ha chocado un poquito al tener gente tóxica a mi alrededor. Yo he podido salir adelante. Sé que soy valiente por poder trabajar sola, sin necesidad de tener a nadie”, cuenta otra mujer. “No te castigues, no te preguntes tantos porqués. A veces la vida no tiene explicación”, añade. 

En el programa Mujeres en modo ON-VG se trabaja de manera personalizada. “Las mujeres tienen una persona brújula que las acompaña en todo el proceso. Se trabaja la parte laboral, social, personal y profesional”, cuenta la directora regional de Inserta Empleo. Entre los propósitos que persigue este proyecto está el empoderamiento de las mujeres. “La mejor forma de salir de la exclusión es poder valerte por ti misma”, valora Fernández.

Otra superviviente narra que sufrió violencia con 17 años. “Para mí fue una experiencia mala, porque la niñez y la adolescencia no fueron buenas tampoco. Eres basura. Te hacen sentir que no sirves para nada. Me está pegando porque me lo merezco”, recuerda. Hace ocho años sufrió otra situación de maltrato y denunció. “La violencia de género antes no era como ahora. No había un sitio donde tú fueras a pedir ayuda. Ahora sí”, apunta.

“Nosotras tenemos un punto muy negro y hay que borrarlo poco a poco. Cuando yo llegué aquí (a Inserta Empleo) estaba mal, no tenía nada, no tenía ni dignidad. De no tener nada, ahora tengo mi gran empleo. Me he superado, me estoy superando”, cuenta otro testimonio. 

La discapacidad: otra consecuencia del maltrato

Las mujeres con discapacidad que llegan a este proyecto para víctimas de violencia machista tienen la “autoestima anulada”. Por ello, el programa trabaja en red con otras entidades especializadas. Entre las discapacidades más habituales que surgen como consecuencia de la violencia machista están, sobre todo, las psicosociales y la discapacidad visual. 

El diagnóstico del Instituto Canario de Igualdad concluye que un 35% de las mujeres encuestadas consideraba que su discapacidad era una consecuencia directa de la violencia de género. Un 17% había sufrido un daño permanente y un 31% de las entrevistadas manifestó padecer algún tipo de trastorno o enfermedad mental consecuencia de la violencia sufrida. 

El aumento de la desconfianza, el aislamiento social, la pérdida de redes de apoyo, de la vivienda, del trabajo o la mayor dependencia para realizar actividades de la vida cotidiana son otras de las consecuencias que se derivan de haber sufrido maltrato. 

La falta de credibilidad es otro de los problemas que sufren las mujeres con discapacidad víctimas de violencia. “Seguramente me pasará como en las veces anteriores, que no me creerán”, cuenta uno de los testimonios recogidos en el estudio. Un 40% de las personas a las que se les confía el maltrato que la víctima sufre duda de la veracidad de su testimonio. 

Recuerda que puedes solicitar ayuda si sufres algún tipo de violencia machista llamando al 112, una llamada que no implica denuncia y que te garantiza derecho a información, apoyo psicológico y asistencia jurídica.

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