''El panorama de la familia en Europa no es halagüeño''
El arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), el cardenal Antonio María Rouco Varela, consideró este domingo que el actual panorama de la familia en Europa no es “halagüeño” y “se agrava” con las medidas legales que facilitan el divorcio, la aceptación legal del matrimonio gay, la extensión de la crisis y del paro.
“El panorama que presenta la realidad de la familia en la Europa contemporánea no es precisamente halagüeño”, aseveró el prelado en el transcurso de la Homilía de la Fiesta de la Sagrada Familia, celebrada en Madrid bajo el lema El futuro de Europa pasa por la familia.
Rouco constató que el ya de por sí “preocupante diagnóstico” del estado de salud de la familia europea de 1999 que se realizó en la II Asamblea Especial para Europa del Sínodo de los Obispos “se ha ido agravando más y más”.
Para el cardenal la situación se “agrava” por “la facilitación jurídica del divorcio hasta extremos impensables” y “asimilables al repudio”; la “aceptación” o la “eliminación” primero cultural y luego legal de la consideración del matrimonio como la unión entre varón y una mujer, “abierta a la procreación”; el crecimiento “imparable” de las rupturas matrimoniales y familiares y sus “dramáticas consecuencias” para los niños y de los jóvenes. Y a ello se añade, según Rouco, la crisis económica, con la inevitable secuela del paro y la crisis del matrimonio y de la familia.
Con todo, advirtió que sin la familia cristiana Europa “se quedaría prácticamente sin hijos o, lo que es lo mismo, sin el futuro de la vida”. “Sin vosotras, Europa se quedaría sin el futuro del amor, conocido y ejercitado gratuitamente; se quedaría sin la riqueza de la experiencia del ser amado por lo que se es y no por lo que se tiene. El futuro de Europa, su futuro moral, espiritual e, incluso, biológico, pasa por la familia realizada en su primordial y plena verdad. ¡El futuro de Europa pasa por vosotras, queridas familias cristianas!”, recalcó.
''En peligro''
Además, en el transcurso de su homilía, criticó que el derecho del nasciturus está suplantado en la conciencia moral de la sociedad y de la ley. “El derecho a la vida del niño, todavía en el vientre de su madre -del nasciturus-, se ve lamentablemente suplantado en la conciencia moral de un sector cada vez más importante de la sociedad, y en la legislación que la acompaña y la estimula, por un supuesto derecho al aborto en los primeros meses del embarazo”, dijo.
A renglón seguido aseveró: “La vida de las personas con discapacidades varias, de los enfermos terminales y de los ancianos, sin un entorno familiar que las cobije, se ve cada vez más en peligro. Un panorama a primera vista oscuro y desolador”.
Pero el cardenal explicó que esta situación se da “sólo a primera vista” porque “en el trasfondo alumbran los signos luminosos de la esperanza cristiana” y alentó a las familias presentes en la celebración en la madrileña Plaza de Lima a “dar testimonio de esa esperanza y corroborarla”.
“Una gravedad pocas veces conocida por la historia”
Rouco Varela también advirtió de “otro lenguaje” que hace referencia a “diversos modelos de familia” y señaló que “parece adueñarse, avasallador y sin réplica alguna, de la mentalidad y de la cultura de nuestro tiempo”. En este sentido, dijo a los cristianos presentes que ello “no responde a la verdad natural de la familia, tal como viene dada al hombre 'desde el principio' de la creación”.
En este sentido, achacó a la situación “la problemática tantas veces cruel y dolorosa de los fracasos materiales, morales y espirituales que afligen hoy al hombre y a la sociedad europea de nuestro tiempo con una gravedad pocas veces conocida por la historia”.
Ante ello, recomendó vivir la familia “en toda la verdad, la bondad y la belleza que le viene dada por el plan salvador de Dios” e iluminarse por la memoria, “hecha actualidad”, de la Sagrada Familia de Nazareth.
“Con la Sagrada Familia, formada por Jesús, María y José, se inicia el capítulo de la nueva y definitiva historia de la familia: el de la familia, que, fundada por el Creador en el verdadero matrimonio entre el varón y la mujer, va a quedar liberada de la esclavitud del pecado y transformada por la gracia del Redentor”, afirmó.
Nasciturus, enfermos, discpacitados, parados, ancianos
Con el ejemplo de la Familia de Nazareth, “como elegidos de Dios, santos y amados” y con el amor “por encima de todo”, el cardenal Rouco preguntó a los presentes: “¿En quién y en dónde podrán encontrar los niños, que van a nacer, los discapacitados, los enfermos, los rechazados, etc., el don de la vida y del amor incondicional sino en vosotros, padres y madres de las familias cristianas?”.
También reflexionó sobre si hay quien responda mejor y más eficazmente que la familia “verdadera” a “las situaciones dramáticas de los parados, de los ancianos, de los angustiados por la soledad física y espiritual, de los rotos por las decepciones y fracasos sentimentales, matrimoniales y familiares”.
Juan Pablo II y Benedicto XVI
Monseñor Rouco Varela recordó en su homilía el viaje apostólico de Juan Pablo II en 1982 y el mensaje de la Eucaristía que celebró en la misma Plaza de Lima, convocada como 'La Misa para las familias'. En este sentido, concluyó que “nunca se puede legitimar la muerte de un inocente” porque “se minaría el mismo fundamento de la sociedad.”
También se hizo eco el cardenal de Madrid de la Encíclica Cáritas in Veritate de Benedicto XVI, quien “en medio de una crisis socio-económica generalizada”, enseña, un cuarto de siglo después de la Homilía de su antecesor, que la familia es una “necesidad social, e incluso económica” y señala que “los estados están llamados a establecer políticas que promuevan la centralidad y la integridad de la familia, fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, célula primordial y vital de la sociedad”.