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La Pantoja de Canarias muere a las puertas del concierto de su ídolo en Las Palmas de Gran Canaria

Rosa Delia Nuez, denominada 'la Pantoja de Canarias', durante el programa 'Buenos Días Canarias'.

Canarias Ahora

Las Palmas de Gran Canaria —

Rosa Delia Nuez, conocida como la Pantoja de Canarias por la enorme admiración que sentía por la folclórica, ha fallecido este sábado a las puertas del Gran Canaria Arena (Las Palmas de Gran Canaria), cuando se disponía a entrar al concierto de Isabel Pantoja, que volvía a la isla seis años después de su última actuación para ofrecer un recital en compañía de la Orquesta Sinfónica de Las Palmas.

Rosa Delia, de 58 años, vivía en Agaete y contó su devoción por Isabel Pantoja en un programa de Televisión Canaria, Buenas tardes, Canarias. Allí dijo que, muy a su pesar, no iba a poder acudir al concierto de su ídolo por su poca capacidad económica, por lo que desde la dirección del programa se pusieron en contacto con la oficina de la cantante donde su sobrina, Anabel Pantoja, se ocupó de conseguir una invitación personal de la artista.

El programa, además, puso a disposición de la Pantoja de Canarias un conductor con un coche de producción, que la recogió este sábado en su casa en Agaete, y la llevó hasta el Gran Canaria Arena, en la capital de la isla.

Mientras el conductor se ocupaba de retirar las invitaciones de la taquilla, Rosa Delia esperó al pie de unas escaleras sentada. Ya con las entradas en la mano y siempre en compañía del conductor que la asistía, se dirigió a la puerta que le correspondía y fue entonces cuando manifestó que se encontraba “cansada”. De improviso cayó al suelo, al parecer víctima de una parada cardiorrespiratoria.

Efectivos de emergencias destacados al recinto montaron de inmediato un dispositivo con el que lograron aislar el lugar de los hechos y evitar que las numerosas personas que acudían al recital presenciaran las infructuosas maniobras de reanimación.

El concierto de Isabel Pantoja se celebró con normalidad ante más de 5.000 personas. Pero faltó una de sus más fervientes admiradoras.

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