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El Papa pide a Dios que traiga ''un reino de paz''

Benedicto XVI ha pedido a Dios que “cumpla su promesa” y termine “con el tiempo de las túnicas ensangrentadas” para erigir en el mundo su reino “de justicia, de amor y de paz”. Lo dijo en la Misa del Gallo celebrada en el Vaticano.

Ante miles de peregrinos reunidos en la Basílica de San Pedro, el Papa ha señalado que en la noche de Belén “ha quedado superada la distancia infinita entre Dios y el hombre”. “Cristo ha entrado en el mundo, haciéndose uno de nosotros para atraernos a todos a sí”, ha dicho.

Benedicto XVI ha afirmado que “el Rey” de la noche de Belén “no necesita consejeros provenientes de los sabios del mundo” porque “lleva en sí mismo la sabiduría y el consejo de Dios” y que “en la debilidad como niño” muestra “la fortaleza propia de Dios” frente “a los poderes presuntuosos del mundo”.

Según ha declarado el Papa en su homilía, el Niño de Belén “ha encendido en los hombres la luz de la bondad” y les ha dado fuerzas para resistir “a la tiranía del poder”. Además, Benedicto XVI ha recordado que “ahora es realmente un niño el que lleva sobre sus hombros el poder” y que en Él aparece “la nueva realeza que Dios establece en el mundo”.

Hermandad en el mundo

Benedicto XVI ha señalado que en Belén, Cristo “ha querido nacer como el primero de muchos hermanos” y ha pedido a Dios que dé “la verdadera hermandad” a la humanidad.

Además, ha rogado al Niño de Belén que ayude a los cristianos “a reconocer su rostro en el otro que lo necesita, en los que sufren o están desamparados” y en “todos los hombres” para convertir al mundo “en una familia, su familia”.

Benedicto XVI ha recordado que “el entramado de gracia y libertad, de llamada y respuesta” el mundo “no lo puede dividir en partes separadas una de otra” sino que “están indisolublemente entretejidas entre sí”. De esta manera, según ha explicado el Papa, “esta palabra es promesa y llamada a la vez” y Dios precede al hombre “con el don de su Hijo” de manera “inesperada”.

El Papa ha asegurado que Dios “ha llamado al hombre a una libre respuesta de amor” y que el hombre no puede “con su buena voluntad redimirse a sí mismo” sino que necesita la gracia del amor de Dios y la respuesta libre del hombre para su salvación, que Dios espera “y que incluso ruega en el nacimiento de su Hijo”.

El Pontífice ha insistido en que Dios “no deja de buscar” a cada hombre y de levantarlo cada vez que lo necesita. Según ha declarado el Papa en su homilía, Dios “no abandona a la oveja extraviada en el desierto” y no se deja “confundir por el pecado” sino que vuelve “a comenzar” con cada hombre. Benedicto XVI ha asegurado que Dios ama a los hombres “para que puedan convertirse en personas que aman junto con Él y así haya paz en la tierra”.

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