El Parque Natural de Lobos, amenazado por la masificación turística

Turistas en la Isla de Lobos

Sofía Menéndez

La masificación turística del Parque Natural de la Isla de Lobos no la discute nadie, ni el Ayuntamiento de La Oliva, ni los responsables de la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo, ni siquiera los capitanes de los barcos de línea o los usuarios tradicionales del islote. Todos están de acuerdo en que es necesario poner límites y gestionar para conservar este espacio protegido. Ahora hay que poner “el cascabel al gato” y acabar con la sobreexplotación de un espacio emblemático.

Este verano, en la playa de La Concha del Parque Natural de la Isla de Lobos no había sitio para una toalla más, y en el Puertito los water-taxi entraban y salían sin dar respiro a los bañistas. La situación ha llegado a tal punto que las protestas de los vecinos y el conato de revueltas ha sido diario. La masificación de este espacio protegido es evidente. Según los cálculos, la media durante julio y agosto ha sido diez veces más que los 200 visitantes al día que marca el Plan Rector de este espacio protegido como límite máximo de capacidad de carga.

Dos barcos de Lanzarote, tres de Corralejo, más diez zodiac-taxis, catamaranes, yates y veleros han desembarcado en el islote durante los meses estivales, lo que da una media aproximada de 2.000 personas diarias. El cartel de ‘completo’ sobre todo resaltaba en redes sociales, donde las protestas de los ciudadanos se han hecho eco del problema y así se pueden leer frases como ésta de un youtuber local: “Escándalo en la Isla de Lobos”, en relación a los barcos fondeados.

Pedro Hernández, profesor de Recursos Territoriales Turísticos de la Escuela Universitaria de Turismo de Lanzarote, que todos los años lleva a sus alumnos a la Isla de Lobos para explicar de forma práctica su asignatura, considera que este espacio protegido es un recurso turístico de primera magnitud y cumplir el Plan de Uso y Gestión del Parque es obligatorio. “Las instituciones tienen que hacer cumplir los instrumentos y normas para uso público. De otra forma convertiremos Canarias y la economía basada en el turismo en una actividad minera y eso no es desarrollo sostenible; si arrasamos la biodiversidad y la tranquilidad del Parque, no quedará nada”.

Conferencia Atlántica

En la decimocuarta Conferencia Atlántica de Medio Ambiente, celebrada a finales del año pasado, uno de los temas principales de la última jornada fue “los espacios naturales protegidos: uso público, gestión y problemática”. Sin duda, la sesión más polémica fue la capacidad de carga del Islote de Lobos. La ponente, técnico del Cabildo, Pilar Ruiz de la Vega, explicó la legislación que afecta a este espacio –Parque Natural, Reserva de la Biosfera, Zona de Especial Conservación-, comentando que la gestión recae sobre el Cabildo y también que la propiedad es del Ministerio de Medio Ambiente del Gobierno de España, entre otras muchas cosas. Pero al final, a la pregunta de alguno de los participantes sobre por qué no se ponía freno al “desmadre” de los water-taxis, la respuesta fue el silencio.

Unos minutos antes, en la misma jornada, el director del Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia, José Antonio Fernández Bouzas, había dado las claves de cómo realizaban allí la gestión ambiental en un espacio con ciertos paralelismos con el Parque Natural de Lobos. Explicó cómo el turismo tenía mucha importancia para el parque gallego, aportando un importante recurso para su desarrollo.

Sin embargo, añadía que debía ser adecuadamente regulado para evitar impactos negativos en la conservación del espacio y, además, consideraba que era obligatorio por parte de las autoridades del Parque frenar la masificación para que no afectara también en la calidad de la visita. “El principal pilar se basa en la regulación mediante un estudio realizado sobre la capacidad de carga de visitantes en el Parque, que establece unos límites máximos admisibles en cada archipiélago”.

Según este biólogo, los límites se implementan regulando los desembarques de las empresas navieras y la navegación, así como el fondeo y desembarque de embarcaciones de recreo. La temporada alta es verano y Semana Santa, y se regula con autorizaciones de desembarco emitidas por el Parque. En el caso de la Islas Cíes, el archipiélago que recibe la mayor parte de las visitas, existe un sistema de central de reservas informatizado, al que las navieras se tienen que conectar para emitir cada billete, de forma que se garantiza el cumplimiento estricto de los cupos.

Límite de visitas

Actualmente, en la Isla de Lobos esa cuota es de 200 visitas al día y se quiere aumentar a 704 visitas por día, como indicó Ancor Sánchez, el gerente de la empresa Guatisea Servicios Ambientales, geógrafo especializado en ordenación del territorio y medio ambiente, responsable del estudio de capacidad de carga del Islote de Lobos. Esta cifra es para los ecologistas de Ben Magec desproporcionada. Según Eugenio Reyes, miembro del grupo ecologista, “lo importante son las buenas prácticas dentro del ecosistema, la huella que dejan esas 200 personas en vertidos, pisoteos, residuos o eutrofización del suelo”.

“Es imprescindible tener un sistema de indicadores para evaluar la capacidad de carga y a su vez contar con informes anuales de esas indicaciones para tomar decisiones a medio y largo plazo sobre el número de visitantes”, añade. Eugenio Reyes considera que se debería implicar a los expertos de las universidades canarias para evaluar estos informes y pone en tela de juicio la labor de la empresa Guatisea argumentando cómo en otros estudios de impacto en áreas de Fuerteventura esta empresa ha querido dar el visto bueno a un “ecocamping” en El Cotillo, concretamente en la llanura de Taca, en una Zona Especial Protección de Aves, con especies en peligro de extinción y donde se ha eliminado un conchero aborigen importante para el patrimonio histórico.

Patronato de Espacios Protegidos

En octubre del año pasado se llevó a cabo la constitución del Patronato de Espacios Protegidos de Fuerteventura. En el tercer punto se presentó la revisión parcial del Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) del Parque Natural del Islote de Lobos, con la propuesta de aumentar la capacidad de carga de las actuales 200 hasta las 700 personas por día. Una posibilidad que según Fayna Brenes Quevedo, miembro de la comisión de participación ciudadana en la citada institución, creó un verdadero revuelo y supuso que se acordará hacer una reunión extraordinaria del Patronato solo para tratar el tema de Lobos.

“Estamos a la espera”, añade la bióloga y educadora ambiental, “pero si actualmente no se cumple la capacidad de carga, lo que urge no es aumentarla sino regularla”. “Si ahora, que la capacidad teórica es de unos 200 visitantes, están llegando 2.000 personas, cuando sea de 700, ¿cuánto aumentarán las visitas reales y la sobrecarga sobre el espacio?”.

Bañistas en peligro

Andrés Briansó, el portavoz de Podemos en el Cabildo, también quiere que se limite y fiscalice el número de personas que desembarcan en Lobos. “Pero lo primero –añade el consejero-, es solicitar que las zodiac-taxis entren por el embarcadero y no por el Puertito, ya que es un continuo peligro”. “No podemos esperar a que haya una tragedia para tomar medidas”, subraya Briansó, quien resalta que “cada día hay bañistas y buceadores amenazados por la entrada de estas embarcaciones”.

Para Briansó, surfero y asiduo a visitar Lobos con su familia, la Isla está sufriendo una presión humana desproporcionada y también se opone a incrementar la teórica capacidad de carga hasta las 700 personas por día. El portavoz de Podemos denuncia además que faltan recursos humanos para poder realizar labores de vigilancia. “De hecho, sólo existen ocho agentes para toda la isla de Fuerteventura, mientras que hay otras cuatro plazas vacantes, con partida presupuestada, que parece que no hay interés por cubrirlas”.

Briansó pide la asignación de un agente medioambiental en exclusividad para Lobos, “así como instar al Ministerio de Medioambiente a que aplique la Ley de Costas para que inicie y complete los procedimientos sancionadores de construcciones y vertidos ilegales y desarrolle los expedientes de demolición necesarios”.

Por su parte, el alcalde de La Oliva, Isaí Blanco, reconoce la situación de sobrecarga de embarcaciones en el muellito y las quejas de los bañistas, y está a la espera del visto bueno de Costas para balizar este espacio y separar las embarcaciones y la zona de baño. No obstante, declara que “no es fácil intervenir en un espacio natural como este, cuya gestión pertenece al Cabildo, donde se solapa la competencia de Costas, y donde mover una sola piedra cuesta un montón de trámites”.

Buceo y navegación de recreo

El caso del Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia es un ejemplo de cómo gestionar la navegación de recreo. Todo propietario de embarcación privada debe tener una autorización del Parque para navegar por sus aguas. Esta autorización tiene carácter anual y se renueva periódicamente. Para fondear y desembarcar en fechas concretas, el titular de esta autorización debe además obtener un permiso de fondeo, que se obtiene vía Internet, y que está sujeto a un cupo máximo diario por isla.

El buceo es otra de las actividades que en estas islas se regulan a través de una autorización especial, también disponible de forma digital. Conjuntamente, como indica el director conservador José Antonio Fernández Bouza, este sistema de regulación mediante autorizaciones proporciona un mecanismo ágil de ordenación del flujo de visitantes, que simplifica los trámites para estos, a la vez que permite un control eficaz de la afluencia.

*Este reportaje fue publicado en la edición de papel del mes de septiembre de Diario de Fuerteventura.Diario de Fuerteventura

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