Los pasajeros podrán volar en aviones con combustibles sostenibles desde 2025
Los usuarios de los aviones podrán volar dentro de tres años en aparatos que funcionarán con combustible sostenible, en virtud de la reglamentación europea que obliga a las compañías a una serie de porcentajes mínimos de combustible, que en el caso de 2025 afectará al 2% de los mismos, y a un 63% en 2050.
Esta ha sido una de las principales reflexiones de la mesa denominada El futuro del combustible de la aviación sostenible, que se ha celebrado dentro de la segunda y última jornada del Primer Climate Action Sevilla Summit, que coorganiza Fibes y el Ayuntamiento de Sevilla.
En dicha mesa han intervenido Ana Fernández, directiva de Vueling; Javier Gándara, presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA); Gonzalo Solís, jefe de Aviación de la Dirección General de Cliente y Generación Baja en Carbono en Repsol; y Amparo Brea, directora de Innovación, Sostenibilidad y Experiencia Cliente de Aena.
Javier Gándara ha recordado que hay un reglamento europeo que va a marcar “un antes y un después” en la utilización de combustible sostenible, que obligará a una serie de porcentajes mínimos de combustible en aviación que van desde el 2% en 2025 a un 63% en 2050.
“El reto es importante porque antes de la pandemia apenas se producía un 0,1% en consumo de queroseno, por lo que, aunque parece poco, para el 2% queda mucho camino por recorrer”, ha dicho Gándara, quien se ha mostrado convencido de que en la aportación de combustible sostenible España está “inmejorablemente situada”, con una capacidad de refino “muy importante”
Igualmente, tiene una gran capacidad de distribución, ya que se puede seguir utilizando la infraestructura existente “y no hay que cambiar nada”, de la misma forma que los motores de los aviones ya están certificados para poder llegar al 50% de SAF (Sustainable Aviation Fuel) y del otro 50% de queroseno convencional, según Gándara.
Ha añadido que más de la mitad de las emisiones se hacen en rutas de más de 4.000 kilómetros, por lo que el riesgo potencial es que “a futuro” esos SAF sintéticos puedan llegar a tener un 100% de reducción de emisiones. “Lo que pretendemos es que la gente pueda seguir volando, que volar siga siendo asequible pero que cada vez sea más sostenible y poder llegar en el 2050 con emisiones cero, que es el compromiso del sector”, ha recalcado Gándara.
Gonzalo Solis (Repsol) ha coincidido en que se trata de “un cambio de paradigma” porque en tres años se va a poder volar en un avión con combustible sostenible y para lograrlo “todos tenemos que remar en esa dirección porque resulta muy desafiante el 2%. Pero rememos en esa dirección porque ese es el inicio de un camino que será del 63% en el 2050”.
“No obstante, el hidrógeno va a ser una realidad a más largo plazo, porque para movilidad primero veremos los combustibles sintéticos porque, para empezar, no hay todavía aviones de hidrógeno”, ha apuntado.
Ana Fernández ha dicho que Vueling tiene un compromiso con la sostenibilidad, algo que es muy importante “en estos momentos” y ha añadido que espera que se trabaje “con la cadena de valor, todos juntos” en el reto tecnológico consistente en lograr “si no el cero de emisiones, al menos el mínimo de emisiones que podamos”.
Amparo Brea (Aena) considera que los aeropuertos pueden contribuir a esta descarbonización que se pretende y ha asumido que la parte de infraestructuras aeroportuarias “es una pequeña parte de lo que son las emisiones del sector y, por ello, -dice- tenemos que trabajar de manera conjunta”.
Por otra parte, se ha celebrado también la mesa “El reto de la nueva movilidad sostenible”, en la que han participado Valentín Alegría, director de Innovación y Desarrollo de la Red Renfe; y Manuel Arana, director de Planificación y Desarrollo de Puertos del Estado, donde se ha abordado también el proceso de descarbonización tanto en el transporte marítimo como en el ferroviario.
Valentín Alegría ha señalado que en materia ferroviaria se ha avanzado “bastante” porque el 80% de la red ferroviaria está electrificada, lo que implica que más del 75-80% de los trenes van con tracción eléctrica, lo que quiere decir que las emisiones “son pocas”, puesto que desde 2019 las emisiones de estos trenes son de energía que procede de fuentes renovables al 100%.
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