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Por qué es tan peligrosa la carabela portuguesa, la “falsa medusa” que está obligando a izar la bandera roja en playas de Canarias

Imagen de archivo de una carabela portuguesa en una playa de Canarias

Canarias Ahora

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La presencia de la medusa Physalia physalis, más conocida como carabela portuguesa, ha obligado a izar la bandera roja en varias playas de Canarias en los últimos días debido a su peligrosidad. En Lanzarote, por ejemplo, el Consorcio de Seguridad recomendaba evitar el baño en el sur y estar alerta en el resto de la isla. Mientras tanto, el Centro de Coordinación Operativa Municipal (Cecopal) del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife reportó la semana pasada su presencia “en grandes cantidades” en las playas de Roque de Las Bodegas, Almáciga y Benijo.

Y es que el Archipiélago está en temporada de carabelas portuguesas, que suelen aparecer por las costas isleñas entre enero y junio, empujadas por el viento y por la calidez de las aguas atlánticas en esta zona.

Este tipo de “falsa medusa” (es en realidad un organismo colonial cuyos individuos se especializan para mantener viva la colonia) posee un flotador de gas que le permite navegar, a través de corrientes o gracias al viento, sobre la superficie del mar. Este flotador con forma de vela, de ahí algunos de sus nombres, es de color azulado en la parte superior y de él salen los finos tentáculos, que pueden llegar a medir 50 metros de longitud.

Dichos tentáculos están cubiertos de unas cápsulas con veneno que pueden paralizar y matar a los peces y otras criaturas pequeñas que les sirven de alimento. La picadura de las carabelas en los seres humanos produce quemazón y dolor intenso, incluso, en algunas ocasiones, puede provocar consecuencias más graves, sobre todo en niños, ancianos y personas con problemas de salud, como infecciones o alergias, pero rara vez se han registrado casos de muerte.

Las autoridades recuerdan que hay que tener mucho cuidado con ellas, incluso si son localizadas muertas en la costa, pues su veneno continúa activo aún cuando yacen inertes. Estas son algunas de las recomendaciones para evitar su picadura:

• No subestimar la situación. La única manera de evitar las picaduras es no bañarse, ni siquiera en la orilla, ni mojarse con agua recogida en cubos, que puede contener fragmentos

• No tocar nunca las medusas, ni siquiera las que quedan varadas en la arena o los fragmentos de ellas, pues el poder urticante persiste, aunque estén muertas

• Si se ha tocado alguna, aunque no se haya tenido ningún tipo de reacción, no llevar las manos a los ojos o boca, ya que son zonas mucho más sensibles

• Atender y seguir las indicaciones y advertencias que existan en la playa (megafonía, carteles, señales, banderas…) o difundidas a través de los medios de comunicación

• Si se ven medusas y no existe ningún aviso, informar al puesto de vigilancia más cercano o a las autoridades locales

• El uso de cremas de protección solar, puede disminuir el riesgo de picaduras, pero no las evita totalmente

• Utilizar prendas protectoras que cubran la totalidad de la superficie corporal (gafas, trajes de neopreno, guantes, escarpines…)

• Los niños son especialmente sensibles: vigilarlos e instruirlos y no bañarlos, en ningún caso

• Grupos de riesgo: niños, ancianos, personas con antecedentes alérgicos, cardiovasculares o asmáticos, o que hayan sido picados previamente por medusas, deben evitar el contacto con medusas

Cómo actuar en caso de picaduras

• No rascar o frotar la zona afectada, ni siquiera con una toalla o con arena, esto no hará más que activar los cnidocitos restantes, por efecto de la presión

• Lavar la zona con suero fisiológico, en su defecto agua de mar asegurándose de que no contenga fragmentos de tentáculos, pero nunca con agua dulce

• No aplicar amoniaco, orina o vinagre

• En caso de no poder acudir a un puesto de salvamento y socorrismo, quitar los restos de tentáculos adheridos a la piel con pinzas; en su defecto puede usarse algún objeto de borde fino

• Para aliviar el dolor aplicar frío, hielo, de forma intermitente, durante unos 5-15 minutos, sin frotar y evitando el contacto directo del hielo con la piel. Una solución es utilizar bolsas de plástico con trozos de hielo en su interior.

• Nunca aplicar calor, ni exponer la zona afectada al sol

• Sintomáticamente, pueden utilizarse geles o pomadas específicas, antihistamínicos y analgésicos

• En caso de herida, se aconseja la aplicación de un antiséptico, tres veces al día, hasta que cicatrice la herida

• Acudir al puesto de socorro de la playa o al centro de salud más cercano

• Si la persona afectada tiene antecedentes de picaduras, vigilar la posible aparición de reacciones alérgicas inmediatas o tardías

• Los niños, personas mayores o aquellas con alergias que resulten afectado, podrían necesitar una atención especial

• En caso de observarse síntomas como náuseas, vómitos, mareos, calambres musculares, cefaleas o malestar generalizado, acudir al hospital más próximo e informar si es posible del tipo de medusa que produjo la picadura

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