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Los presos de Salto del Negro aprenden a convivir

El Centro Penitenciario de Salto del Negro en Las Palmas de Gran Canaria ha estrenado este martes el primer Módulo de Respeto en las prisiones de las Islas para enseñar a 80 presos con condenas de larga duración normas de convivencia y máximo respeto entre los residentes del módulo, con el objetivo final de la reinserción social previsto en la Constitución.

Consiste en una unidad de separación dentro del centro, una iniciativa ya implantada en otras cárceles españolas que supone un avance en la organización de la vida en prisión, mejorando la eficacia en las áreas educativa, terapéutica y convivencial de los internos.

Tienen su origen en el año 2001 en el Centro Penitenciario de Mansilla de las Mulas (León). Desde la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias se está impulsando la extensión de este modelo en todos los centros penitenciarios dados sus excelentes resultados, y, tras una década, se pone en marcha en la prisión de Salto del Negro en Gran Canaria, donde en el futuro también se prevé que se lleve a cabo en el módulo de mujeres.

El subdelegado del Gobierno en Las Palmas, Vicente Oliva, el director de dicha cárcel, Manuel Moreno y el subdirector de Tratamiento, Gabriel Jiménez, presentaron este Módulo de Respeto, tras un período de prueba durante el verano.

Está situado en el Módulo 1 y su factor fundamental es la participación del interno en la vida, las tareas y las decisiones del edificio, a través de grupos de trabajo y comisiones de presos, en colaboración con un equipo multidisciplinar de funcionarios integrado por dos educadores, dos trabajadores sociales, un psicólogo y un jurista.

Penas de nueve meses como mínimo

Un total de 150 presos de los 1.400 distribuidos en los 13 módulos de Salto del Negro han presentado su solicitud para poder entrar en este Módulo, si bien contempla 80 plazas, ocupadas por reos varones de 20 a 68 años de edad con penas de 9 meses o un año de cárcel como mínimo.

Vicente Oliva explicó que se pretende que los presos “interioricen los valores que constituyen el conjunto normativo mínimo de una sociedad: la convivencia, la tolerancia y el respeto” a fin de reconducirles hacia “una más fácil reinserción social”.

Por su parte, el director del centro, Manuel Moreno, explicó que el Módulo de Respeto consiste en un espacio físico de convivencia en el que se hace partícipes a los internos de la propia organización de dicho lugar, lo que marca la diferencia respecto a los módulos ordinarios.

Un contrato terapéutico

La inclusión del interno al Módulo de Respeto es voluntaria, no importa su situación procesal ni el hecho delictivo cometido. “No están discriminados por razón del hecho delictivo, hay desde condenas mayores o menores. No se habla de condenas, sino de comportamiento”, incidió el subdirector de Tratamiento, Gabriel Jiménez.

Manifestó que también lleva implícita la aceptación de las normas del departamento y detalló que el criterio de selección se basa en dos puntos, uno de ellos es la actitud que muestre el interno y la voluntad de asumir las normas del módulo. En este sentido, uno de los educadores le presentará un contrato terapéutico que recoge las normas del módulo y él “firmará o no dicho contrato”.

El segundo criterio es su comportamiento, ya que, en principio, quedan excluidos los internos que hayan cometido algún tipo de sanción disciplinaria y estén pendiente de cancelar.

El reo puede estar en dicha estancia hasta que “por su clasificación o situación procesal pueda optar a un tercer grado o a un destino laboral en el centro”, agregó Jiménez.

Actividades diarias

Durante su permanencia en el Módulo de Respeto, todos los internos deben contribuir al mantenimiento y cuidado de los espacios físicos de su módulo y al desarrollo de las actividades diarias que allí se realizan.

Para este fin se organizan grupos fijos encargados cada uno de ellos de una 'zona del módulo', por ejemplo la sala, el comedor, la galería, el patio, los cristales y los talleres ocupacionales, entre otros. Cada grupo se responsabiliza de que cada zona se encuentre en perfectas condiciones durante todo el día.

Cada grupo lo componen un número de internos y tiene un interno responsable. Tiene asignada una zona durante una semana. Esta asignación dependerá de la suma de evaluaciones individuales que haya recibido el grupo durante la semana previa.

Hay una serie de comisiones esenciales para el funcionamiento de los Módulos de Respeto, entre ellas figura la reunión diaria o asamblea general, que se celebra todos los días, después del desayuno, y participan todos los internos del módulo y al menos un profesional de equipo penitenciario. Tiene por objeto comprobar si todo funciona correctamente, transmitir algunas indicaciones, recordar ciertas normas que se cumplen de forma irregular, novedades y planificar actividades.

Además de una comisión de acogida, que se encarga de recibir a los internos que ingresan por primera vez en el módulo, facilitando su integración; una comisión de convivencia, cuya misión es mediar entre los internos cuando surjan conflictos personales; y la asamblea de responsables.

Esta última constituye el máximo órgano de participación de internos. Semanalmente se celebra una asamblea a la que asisten los responsables de los grupos de tarea y los internos que imparten o se responsabilizan de alguna actividad específica, como puede ser un taller de idiomas, de ecología y reciclaje y pintura, entre otros.

Tratamiento penitenciario

La participación en dicho Módulo de Respeto “tiene repercusión a medio y largo plazo en el tratamiento penitenciario”, aseguró el director del Centro Penitenciario de Las Palmas, Manuel Moreno, que incidió en que “es un programa más que se integra en toda la planificación del centro para conseguir el objetivo final previsto en la Constitución de la reinserción social”.

Además, remarcó que las normas de seguridad “no se relajan” en este módulo, donde, tal como se ha demostrado en otras experiencias en el resto de prisiones del Estado, “el nivel de conflictividad es absolutamente insignificante respecto a otros módulos”.

El beneficio inmediato del Módulo de Respeto es “normalizar las pautas de comportamiento” del preso, subrayó el máximo responsable de la prisión de Salto del Negro, que detalló que, si bien “no se le modifica la pena por participar en este programa, el hecho de participar en un programa y su actitud hacia el cumplimiento penal tiene repercusión en la valoración futura de su clasificación penitenciaria y en los posibles permisos penitenciarios”.

Educación y formación

Para el subdirector de Tratamiento, Gabriel Jiménez, la creación del Módulo de Respeto supone “un paso más en el principio de separación interior de cada centro penitenciario”. “Es un módulo de normalización social y se oferta a aquellos que puedan aprovechar al máximo las posibilidades del módulo”, remarcó.

A este respecto, planteó que se potencia la educación, en tanto que todos los internos están obligados a completar sus estudios básicos y a realizar una formación complementaria.

Así pues todos los años se ofertarán cursos de Formación Profesional, en función de las demandas que ellos planteen, al igual que se hace hincapié en su formación deportiva con la tendencia hacia el “ocio saludable y creativo”.

Una labor importante en este módulo es el del funcionario de vigilancia que participa voluntariamente en este programa para la custodia de los internos y lleva el control de sus actividades diarias de limpieza, de ocio y educacionales “valorándolas y puntuándolas”, apostilló.

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