Espacio de opinión de Tenerife Ahora
Santa Cruz, modelo mundial de resiliencia
Naciones Unidas ha declarado recientemente a Santa Cruz de Tenerife como “Ciudad Modelo de Resiliencia”, en atención a los esfuerzos y mejoras efectuadas, durante más de una década, para la gestión de posibles desastres y la reducción de riesgos. Esta alta distinción supone un honor, compartido con toda la ciudadanía santacrucera, y convierte a nuestra capital en el primer municipio de Canarias que adquiere dicha categoría. Pero constituye también un incentivo que nos anima a seguir trabajando para mejorar nuestra respuesta ante cualquier coyuntura adversa en este sentido.
Al anunciar la concesión de este título, el delegado de la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR), Jerry Velásquez, destacó la respuesta y capacidad de recuperación demostrada por Santa Cruz, desde el año 2002, ante los distintos episodios afrontados. Y esa aptitud, según sus propias palabras, ha convertido a nuestra ciudad en un “laboratorio global” en la aplicación del concepto de resiliencia con argumentos como su carácter precursor en la adaptación del marco legal, mediante el Plan Municipal de Emergencias (2001), y su reciente revisión. Todo ello, además, con la participación de la sociedad local en su conjunto, lo que supone una experiencia única hasta el momento.
Con el fin de evitar inundaciones y reducir así riesgos de desastres –objetivo de lo que ahora se denomina resiliencia–, desde 2002, con el apoyo del Cabildo Insular, el municipio ha visto mejoradas sus infraestructuras hidráulicas en cauces y barrancos, con una inversión superior a los 55 millones de euros. Además, se han incrementado los recursos de la red para gestión de emergencias, con la creación del CECOPAL y su centro de transmisiones, que funciona desde 2003 todos los días del año 24 horas al día; la red de alerta temprana, con emisoras de radio en todo el municipio, a disposición de los vecinos ante cualquier eventualidad; la Policía Local y la renovada Agrupación de Voluntarios de Protección Civil o la Unidad de Montes en el entorno de Anaga.
Hay que tener en cuenta que los entornos urbanos con alta densidad de población son los que resultan más vulnerables ante los denominados fenómenos meteorológicos adversos. Del mismo modo, nuestro grado de exposición como ciudad es más alto y la tipología de amenazas, mucho más diversa, por la diversidad de situaciones que pueden darse en nuestro territorio, desde el macizo de Anaga hasta la vertiente del distrito Suroeste. Sin embargo, por la entidad de lo acontecido en la historia reciente, aquel 31 de marzo de 2002, incluso antes de esa riada que segó ocho vidas y causó daños materiales hasta entonces desconocidos, comenzó a escribirse una historia diferente, que nos ha llevado a caminar sobre la senda de lo que hoy llamamos resiliencia.
Esa capacidad que ha demostrado Santa Cruz para levantarse se entronca en nuestro código genético como sociedad. Basta un somero paseo por su historia para entender la resistencia que ha aflorado en nuestra gente, en nuestros ciudadanos, cada vez que se han enfrentado a la adversidad. Un coraje y una determinación ejemplar que no solo ha permitido la reconstrucción de este espacio común, sino que también nos coloca ahora a la cabeza de los municipios resilientes y ante el reto de mantener esta distinción con la misma actitud de responsabilidad individual y colectiva.
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