Espacio de opinión de Tenerife Ahora
El negacionismo
El pasado martes Aznar compareció ante la comisión de investigación sobre la financiación irregular del PP. El expresidente hizo honor al partido que rompe discos duros para evitar a la justicia. Como solo un expresidente sabe hacer, negó la mayor. Pero no ha sido el único que se ha reconvertido al negacionismo esta semana, Coalición Canaria y el Partido Popular en Tenerife también se han pasado al bando negacionista con la memoria histórica.
“No tengo que pedir perdón por nada, y no voy a pedir perdón porque usted me lo pida”, le espetó Aznar al portavoz socialista Rafael Simancas. Lo negó todo. El expresidente negó la intervención de España en la guerra de Irak, a pesar de la camiseta de Rufián con la imagen de José Couso, a pesar de la muerte de miles de personas y de las consecuencias que después dejó la guerra.
Aznar también negó la existencia de una caja B dentro del Partido Popular, a pesar de que reconoció en la comisión de investigación que tuvo sospechas de que se estaban cometiendo irregularidades y por ello ordenó una comisión interna. Punto y mini punto para el equipo azul.
“Si usted me está preguntando si tenía relación con el señor Correa, la respuesta es no. Si usted me está preguntando si tenía una amistad con el señor Correa, la respuesta es no. Si usted me pregunta si contraté al señor Correa, la respuesta es no”. La relación del expresidente con el líder de la trama Gürtel era tal que lo invitó a la boda de su hija y fue uno de los testigos.
El negacionismo de Aznar, aunque no sea nuevo, es doloroso e irritante y está contemplado en el Código Penal con penas de prisión de seis meses a un año o multas de seis a doce meses. Pero Aznar no está solo. En Canarias los políticos también practican el arte del negacionismo.
Esta semana Coalición Canaria y el Partido Popular en Tenerife nos han dado una clase magistral de negacionismo. Ambos partidos se han abstenido en un pleno de San Juan de la Rambla para quitarle el título de hijo adoptivo a Francisco Franco. Este título se le había otorgado al dictador en 1936. Resulta muy triste ver como algunos representantes políticos reniegan de la democracia sin consecuencias políticas aparentes.
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