Cómo hacer de las cenas de Navidad un espacio seguro para las personas con trastornos de alimentación
Si en el día a día los cuerpos de las mujeres se ven expuestos de manera continua al filtro del patriarcado, las Navidades suponen una época especialmente delicada para las mujeres con Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) debido al protagonismo que ocupa la comida en dichas fechas. En Canarias, este problema se agrava con la ausencia de un centro especializado de internamiento para pacientes con esta dolencia.
En 2021, tras la pandemia, la Federación de Salud Mental alertaba que este tipo de trastornos habían aumentado entre la población adolescente. Una de las principales preocupaciones de la entidad eran las personas con patología dual, aquellas que desarrollan adicciones y cuentan con problemas de salud mental grave, y los trastornos de conducta alimentaria que desarrollaban principalmente las mujeres.
Andrea García, expaciente y voluntaria de ‘Alabente: Asociación Liberación de la Anorexia y la Bulimia en Tenerife’, recuerda que cuando las Navidades fueron una época de mucha ansiedad cuando ella sufrió anorexia: “Es complicado, porque es difícil explicar a todo tu entorno que tienes un trastorno. Las personas con un Trastorno de la Conducta Alimentaria suelen recibir comentarios sobre por qué no comen, sobre su peso o para que te pongas más comida en el plato.
En ese momento estaba en 2º de Bachillerato (2018), lo que hacía era comer en casa y luego veía a mi familia, se trata de un proceso más o menos duro dependiendo de cómo de cerrada sea tu familia o tu entorno personal. Pero recuerdo que en ese momento, la Navidad era una época de mucha ansiedad. En el caso de las personas con anorexia, dejas de salir con amigos, ir a bares o restaurantes porque lo pasas mal, con mucha ansiedad. Piensas que la cantidad que te sirven es mucha o en si se van a dar cuenta de que tienes un trastorno. Por eso, muchas veces, dejas de hacer planes o de salir a restaurantes“, continúa Andrea.
“Las Navidades son una época complicada para las personas con Trastornos de la Conducta Alimentaria porque necesitan rutinas y en las Navidades se rompen. Además, se enfrentan a coincidir con amigos o familiares que hacen comentarios sobre el físico. Un aspecto importante es que la persona no se sienta vigilada o presionada con la comida”, explica Nieves Santolaria Lafarga, psicóloga de Alabente.
Santolaria recomienda a amigos o familiares que se encuentren acompañando a una persona que esté viviendo un TCA durante la Navidad, “evitar poner el foco en la comida” o hacer comentarios sobre el físico. Pero, sobre todo mantener una buena comunicación, “estar pendientes de ayudar, hablar para que la persona no se sienta presionada y no intentar que la persona durante la Navidad actúe como si no existiera el trastorno, porque es algo que no se puede disimular. Otro aspecto importante es no regalar ropa, sobre todo pantalones, faldas o vestidos, porque lo pasan mal con las tallas. Así como, establecer rutinas y no alargar el momento de la comida, ya que al estar mucho tiempo expuesto a la comida puede agobiarse.”
Tania Vera, experta en Trastornos de la Conducta Alimentaria y nutricionista también recomienda dejar de poner el foco en la comida durante la época navideña, “preguntarle a la persona donde se quiere sentar en la mesa, ya que si son jóvenes van a estar más distraídos con personas de su misma edad”.
“Esto también depende mucho del punto del TCA en el que se encuentren, pero es fundamental hacer de la comida un momento distendido. No hablar sobre los kilos que hemos cogido en Navidad, sobre el peso o el físico de otras personas o el propio. No comentar nada sobre las calorías de la comida, nada que no vaya más allá del qué rico que está o te quedó”. En el caso de los menores, Vera recomienda que tanto padres como madres pueden establecer un código con el menor para reconducir conversaciones incómodas con familiares o amigos.
Un recurso pendiente en Canarias es contar con un centro de internamiento y atención de 24 horas para las personas con este tipo de problema, “Alabente es un Centro de Día, abierto de Lunes a Viernes y en Tenerife, también, tenemos una unidad de trastornos para ingresos en situaciones puntuales, pero desde hace tiempo se solicita un centro 24h, para evitar los traslados a península, sobre todo porque el apoyo de la familia es una parte fundamental en la recuperación del paciente”, explican desde la Asociación.
Violencia estética
La exposición en redes sociales también visibiliza cada cierto tiempo la falta de conciencia que existe sobre los trastornos de la conducta alimentaria, así como la gordofobia existente en la sociedad. Un caso que ha resonado en el último mes en redes sociales tras el fallecimiento de la actriz Itziar Castro, momento en el que muchos aprovecharon para atacarla por su peso.
“El acoso hacia Itziar Castro viene también por su activismo”, explica Aida González Rossi, escritora y periodista especializada en estudios de género. “Da mucho palo entre comillas ‘salir del armario de ser gordo’, no sé si Itziar Castro hubiera recibido tanto hate si no hubiera tenido un perfil tan reivindicativo. Se ve como algo negativo el estar orgullosa de quién eres estando gorda''.
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23 años de cárcel
En Canarias Ahora podemos atestiguar que el Lawfare existe. Lo vivimos de cerca entre 2015 y 2022 cuando informamos con todo detalle de cómo el exministro José Manuel Soria (PP) y el exjuez Salvador Alba conspiraron para acabar con la carrera política y profesional de la magistrada Victoria Rosell (Podemos). Y lo volvemos a vivir ahora con el intento de Alba de vengarse en la persona del director de nuestro periódico, Carlos Sosa, tras haber sido descubierto, juzgado y condenado a los tres delitos más graves que puede cometer un juez (cohecho, prevaricación y falsedad en documento judicial) a seis años y medio de prisión y 18 de inhabilitación.
Con la ayuda de una jueza de Madrid que ha desoído incluso al Ministerio Fiscal, Alba ha conseguido que Carlos Sosa se siente en el banquillo para responder a una petición de 23 años de prisión y a una indemnización de 422.500 euros simplemente por haber informado con todo rigor de sus delitos y de sus trapisondas para eludir la acción de la justicia.
¡¡Se empezó a hablar de esto a raíz del movimiento ‘Orgullo Gordo’, es cuando empieza a aparecer el concepto en medios mainstream, pero desde la risa. Me desmoralizó mucho ver lo que ocurrió con Itziar Castro porque el mensaje que daba en redes era que todas nos íbamos a morir''.
González señala que también hay gente que no cree en las violencias estéticas y sí en el discurso de la salud. ''Creo que se está adquiriendo bastante conciencia sobre todo desde las nuevas generaciones, lo vi, durante el mismo periodo, con la nueva edición de Operación Triunfo, donde una concursante con un cuerpo no normativo expresaba que le daba vergüenza bailar de forma sugerente y en la misma red donde se cuestionaba a Castro se aplaudió y apoyó a esta concursante.“
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