Espacio de opinión de Tenerife Ahora
La importancia de la geografía
La cohesión económica y social debe ser un fin en sí misma. En aquellas sociedades con un largo camino por recorrer se convierte en un deseo prácticamente inalcanzable, aunque no imposible. Pero la preocupación por las desigualdades territoriales también está presente en las economías desarrolladas porque es dentro de ellas donde también se genera polarización social.
Las principales características de esa situación se dan cuando, por un lado, hay una desigualdad económica territorial muy elevada generándose una geografía de la desigualdad que muestra un patrón desde el centro hacia la periferia. También podemos asistir a territorios, dentro de una relativa continuidad, que se convierten en células sectoriales tractoras, que aglutinan una determinada actividad generando empleo o rentabilidad (incluso, ambas cosas).
No obstante, a medida que una región se desarrolla, a mayor nivel de integración, menor desigualdad. Es decir, un desarrollo desbocado pobremente integrado ocasiona polarización. Si a este hecho le sumamos lo ya mundialmente reconocido, que la productividad avanza más rápido en las regiones con mayor capacidad de innovación y que genera mejores retribuciones a sus factores de producción, está clara, o al menos a estas alturas de la película debería estarlo, la orientación de las directrices, tanto en materia pública como privada. En este sentido, la especialización en sectores de servicios de alto valor añadido, con marcadas economías de aglomeración, parece dirigir el crecimiento hacia la transición necesaria del desarrollo.
Pero la geografía termina por contar y condicionar. Sobre todo la geografía estructural. Y es en este caso donde hay que implementar un sistema de compensación adecuado que permita que, en un proceso de continua integración, dichos condicionantes no se conviertan en obstáculos infranqueables. De la potencia de este tipo de catálogo compensatorio dependerá la velocidad de salida de una mejorable situación hasta la zona media de desarrollo del entorno sin que las características espaciales lo condicionen.
No se desea apostar por ser simplista ni reduccionista, pero invertir en conocimiento es invertir en futuro porque elimina cualquier tipo de barrera. A partir de ahí, todo emana. Y emana porque se encuentran tanto los flujos de factores entre regiones como la difusión del progreso técnico y la consiguiente transformación de la estructura económica, que al final es lo que, de forma recurrente, sale conversación tras conversación y tanto se anhela, tanto en hemiciclos formales como en una simple barra de un bar.
*Economista
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