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Un paseo por el Botánico

Jardín Botánico de Puerto de La Cruz

Noé Ramón

Santa Cruz de Tenerife —

Desde hace años el Jardín Botánico del Puerto de La Cruz registra la llegada sostenida de 400.000 visitantes al año. Todo un éxito continuo sobre todo si se tienen en cuenta tres aspectos: que el Jardín Botánico de Madrid recibe una cifra similar, que en el año 2010 a causa de la crisis las visitas se redujeron a 185.000 personas y el escaso apoyo institucional. La recesión también dio lugar a recortes de personal y a que no hayan podido abrir sus puertas el Centro de Interpretación, con cafetería incluida, pese al importante desembolso llevado a cabo en su momento cifrado en ocho millones de euros.

Este año se cumple el 227 aniversario de vida de este espacio que precisamente celebra eso, la vida. En la actualidad sigue conservando el nombre de Jardín de Aclimatación de La Orotava, a pesar del riesgo que implica la confusión de municipios. Y es que antiguamente el Puerto de la Cruz pertenecía a esta última localidad.

Este espacio es gestionado desde hace años por el Gobierno canario a través del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA). En 2013 culminaron el grueso de unas ambiciosas obras que consistieron en la ampliación y ajardinamiento, construcción de un Centro de Visitantes y de varias instalaciones tales como un invernadero y umbráculo y sistema de riego. La mayoría de las cuales no se han puesto aún en uso.

El Jardín Botánico posee importantes colecciones de plantas tropicales y subtropicales de valor económico y ornamental, teniendo especial mérito las variedades de Palmeras, Bromeliáceas, Aráceas y Moráceas. Existen además árboles de notable belleza e interés por sus dimensiones, antigüedad, rareza y procedencia de lugares remotos. La superficie expositiva es, desde su creación, de 20.000 m2 que se logró ampliar en otros 40.000 metros cuadrados a los que aún no se les ha dado uso.

Pese a su longevidad, interés académico e investigador, lo cierto es que este espacio se enfrenta a problemas como la carencia de registros históricos completos desde sus inicios que permitirían saber con exactitud la edad de los ejemplares más antiguos con más de un siglo y medio de vida y su procedencia. Los 2.500 ejemplares están sin embargo bajo control informático. Durante los últimos tiempos las críticas se han centrado en la dejadez y desinterés por parte de las autoridades, falta de actividades culturales o informativas y de proyección nacional e internacional así como de medios para llevar a cabo una eficaz labor investigadora.

El Parque tiene sus orígenes en una orden de fundación de 17 de agosto de 1788, por parte del rey ilustrado y absoluto Carlos III de España y también por la cual los científicos recolectores en las colonias españolas del Nuevo Mundo debían de reunir plantas exóticas en este jardín, y después de un periodo de aclimatación, posteriormente trasladarlas a sus jardines reales de Madrid y Aranjuez.

El parque, era pues el segundo de España, tras el Real Jardín Botánico de Madrid, que también poco antes fue fundado por orden del rey Carlos III. El proyecto continuó con la búsqueda del emplazamiento más apropiado, donde instalar el jardín, de lo cual se encargó Alonso de Nava y Grimón, VI. Marqués de Villanueva del Prado (1757-1832), del que existe un monumento en uno de los recorridos. El terreno fue un regalo de don Francisco Bautista de Lugo y Saavedra, Señor de Fuerteventura.

Aunque el rey Carlos III de España murió en 1788, unos pocos meses después del decreto de la fundación, su sucesor Carlos IV de España también era favorable con el proyecto. Así en 1790 empezaron los trabajos según planos del arquitecto Diego Nicholas Eduardo que dispuso zonas de siembra de formas geométricas, terminado el trabajo de diseño en 1791. Y las primeras 35 plántulas se sembraron en 1792. Pero el intento de aclimatación en su traslado a la península no funcionó, pues el clima del interior de la península Ibérica, es muy diferente del que hay en Tenerife.

El naturalista francés Ledrú, que visitó la isla de Tenerife a finales del siglo XVIII, fue el encargado de realizar el primer catálogo de especies cultivadas en el Jardín y propuso la ordenación sistemática de sus colecciones, basada en la clasificación de 1753. A partir de 1832, año en que muere Alonso de Nava, su fundador y primer director, el Jardín depende de varios organismos hasta que en 1983 se transfiere a la Comunidad Autónoma de Canarias, adscribiéndose posteriormente al ICIA.

Uno de los principales objetivos del Jardín Botánico es la colección y conservación de las plantas, locales o exóticas, y la protección de las especies en riesgo de extinción. Además de las colecciones de plantas vivas, cuenta con un banco de germoplasma o de recursos fitogenéticos donde se conservan a 0º y a -18º C las semillas de la mayor parte de las especies endémicas de Canarias y un amplio banco de genes de especies con posible uso agronómico.

El Jardín, como institución científica, y a través de la Unidad de Botánica Aplicada del ICIA, realiza intercambios de germoplasma a nivel internacional, mantiene un Herbario dedicado especialmente a la flora canaria con más de 50.000 pliegos, y desarrolla varios programas de investigación sobre flora y vegetación de Canarias y sobre conservación de endemismos. La investigación tiene como objetivo ampliar el conocimiento sobre la diversidad actual de las plantas canarias, tanto en su vertiente taxonómica y disciplinar como en sus posibilidades de uso para jardinería o como plantas forrajeras. Para ello se utilizan metodologías básicas así como técnicas de vanguardia basadas en la investigación sobre cromosomas y marcadores moleculares. Los datos obtenidos y los estudios llevados a cabo acerca de las nuevas especies, permiten que sean utilizados para la ordenación y conservación del territorio, la agricultura, la industria, o la investigación medicinal.

Las colecciones de plantas ya etiquetadas que se muestran en el actual recinto histórico (más de 1.500 ejemplares), tienen una clara utilidad en la función educativa como recurso didáctico para escolares y alumnos en general y crean sensibilización sobre la importancia del patrimonio natural de las islas y sobre la importancia de las especies tropicales. El Plan Didáctico del Jardín se aplica a las visitas organizadas por colegios, aportando itinerarios botánicos, cuadernillos de prácticas para alumnos de distinto grado y libro de sugerencias para el profesorado. Estas visitas facilitan la labor educativa para conducir la educación medio-ambiental hacia tomas de conciencia sobre la importancia la importancia de la preservación y conservación del medio natural por parte de la población.

Las visitas turísticas significan una aportación del mayor interés para el Botánico (más del 80% de los visitantes son turistas europeos) mientras que el propio Jardín es un recurso turístico de primer orden para el norte de Tenerife. El ecoturismo, modalidad muy asentada en esta zona, manifiesta una gran atracción por el Jardín y se interesa por las instituciones que defienden la biodiversidad y la conservación de los valores patrimoniales, incluyéndolo en las rutas culturales tanto a través de los ayuntamientos del Valle de La Orotava y los Centro de Iniciativas Turísticas como por su programación en las visitas gestionadas por los operadores turísticos. Las excursiones que se organizan con motivo de la visita de cruceros durante el primer semestre del año, tienen como destino habitual las instalaciones de este Jardín.

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