La Fiscalía y la acusación piden la prisión permanente revisable para el asesino confeso de un abuelo en Icod de los Vinos

La Audiencia de Santa Cruz de Tenerife comienza el juicio con jurado contra el acusado Sergio D. G.

EFE

Santa Cruz de Tenerife —

“No disocia el videojuego de la realidad”, ha afirmado en el primer día del juicio la defensa de un acusado por asesinato para quien la Fiscalía y la acusación piden prisión permanente revisable por la muerte violenta, con alevosía, premeditación y ensañamiento del abuelo de su expareja en Icod de los Vinos (Tenerife).

El juicio con jurado por este caso, el primero en Canarias en el que la Fiscalía pide prisión permanente, ha comenzado este lunes en la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife con la exposición del caso por las partes. El acusado, Sergio D. G., se ha negado a declarar.

La defensa ha reconocido que “el hecho homicida no se puede poner en duda”, ni tampoco la violencia con la que su defendido acabó con la vida del abuelo de su pareja en su domicilio el 14 de enero de 2016, a quien asestó 37 puñaladas y golpeó con diversos objetos, tras lo cual jugó a videojuegos. Pero alegó la eximente de enajenación mental para pedir su absolución y que sea internado en un centro psiquiátrico “del que no saldrá” hasta que se cure, si ocurre, según explicó el letrado Ángel Ausin al jurado.

Según la tesis que el abogado tratará de probar a lo largo del juicio, que está previsto que dure toda la semana, su defendido conoció a su exnovia cuando él tenía 21 años y ella 13, a través de un videojuego violento por internet, una práctica que a él le llevó a “la enjenación”, hasta el punto de que “pensaba que estaba jugando” cuando mató al abuelo de la adolescente.

Pero tanto la fiscal Isabel Gurriarán con el abogado Juan López Monetor, que ejerce la acusación particular en nombre de la familia de la víctima, han asegurado que el acusado está perfectamente sano, que distingue el bien del mal y que planificó minuciosamente el asesinato para vengarse de la chica por haber roto la relación y de su familia por protegerla.

La Fiscalía y la acusación piden la prisión permanente revisable para el acusado, o alternativamente una pena de 25 años de prisión.

Dos años antes de los hechos, Sergio y la joven se conocieron por internet y él viajó hasta en cinco ocasiones a Tenerife desde Santander, donde residía, para estar con ella.

En los tres primeros viajes todo iba bien, el acusado conoció a su familia, entre ellos a su abuelo, de 67 años, discapacitado y con las capacidades de movilidad y de habla limitadas por haber sufrido un ictus isquémico, según el relato del abogado de la acusación particular.

Pero la relación se interrumpe por decisión de ella a partir del verano de 2015 debido al carácter controlador y acosador de Sergio, quien en octubre realiza su cuarto viaje a Tenerife en el que rompe el coche de la madre de ella.

El quinto y último viaje se produce en enero de 2016. El día 12, Sergio aterriza en la isla y se instala en un apartamento alquilado cerca del domicilio del abuelo de la chica, donde ella y su madre residen.

Dos días después, irrumpe en la casa cuando el abuelo está solo y lo asesina con ensañamiento y un sufrimiento innecesario, hasta el punto de que le produce 37 puñaladas con tres cuchillos distintos y le golpea con una estatuilla que había en la casa. Los vecinos que oían los golpes pensaban que había obras en la casa.

Sergio fue detenido en el aeropuerto de Los Rodeos cuando se disponía a volar de vuelta a la Península y reconoció los hechos en las declaraciones a la Guardia Civil y a la Policía Judicial, aunque luego siempre se ha negado a declarar en sede judicial.

“No hay ningún transtorno ni enfermedad mental, él quería hacerlo”, quería vengarse de la chica y de su familia y asesinó a quien menos podía defenderse, ya que su situación le impedía incluso pedir auxilio, según la fiscal del caso.

Este asesinato “horroroso y brutal” fue “fríamente, con serenidad y premeditación”, apuntó la acusación particular, que describió minuciosamente cómo el acusado tuvo que utilizar tres cuchillos porque se le iban rompiendo al chocar con los huesos de la víctima.

De la premeditación deja rastro en sus búsquedas en internet previas al crimen: constan 2.122 búsquedas sobre navajas, cuchillos, apuñalamientos mortales o como borrar las huellas dactilares, relató la acusación.

El abogado defensor quiso aclarar al jurado que cuando pide la libre absolución del acusado no es “para que se vaya de rositas” a su casa, sino para que sea internado en un centro penitenciario psiquiátrico del que solo saldrá cuando los forenses declaren que está curado de su enfermedad mental.

El videojuego violento lo llevó a la enajenación mental, a no disociar el juego de la realidad y a cometer “el hecho homicida” pensando que estaba jugando, argumentó la defensa, y añadió que lo primero que hizo al salir de la casa de la víctima fue jugar durante dos horas.

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