De Belén Allende hemos dicho aquí que se ha comportado en la comisión eólica como una fiel enviada especial de los acuerdos entre su partido, CC, y el PP. Pero ella tiene su pizca de dignidad, y en las conclusiones que redactó por lo menos tuvo la decencia de exponer los hechos de forma pormenorizada. No se olvidó en su relato fáctico de Megaturbinas de Arinaga, de Promotora de Recursos Eólicos, del papel jugado por la Autoridad Portuaria, y hasta incluyó el viaje de Luis Soria junto a los Esquivel a Alemania. Pero, para contentar a su parroquia obvió cualquier tipo de responsabilidad política en sus conclusiones: todo había pasado así pero nosotros no somos nadie para juzgarlo, vino a decir. Pero llegó José Miguel González y, de un plumazo, hizo desaparecer todos los hechos tan pulcramente relatados para agarrarse a las tesis del PP. Belén Allende estaba este jueves perdida. Suponemos que de la vergüenza.