Tanto el comprador como los colaboradores necesarios aguantaron la tormenta y se agazaparon para esperar tiempos mejores y poder convertir en urbanizable la finca en cuestión. El planeamiento llegó al Cabildo grancanario que, en el Plan Insular de Ordenación, le quitó al terreno el alto grado de protección que tenía. Fue en la etapa del anterior consejero de Política Territorial, César Muñoz (a César lo que es suyo), pero ahora parece que es el Gobierno de Canarias el que no traga. Todas las miradas miran para allí ahora mismo, donde se espera la máxima transparencia, toda la luz y algún taquígrafo. Cuando nos enteremos, se lo contaremos.