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Israel anuncia una “nueva fase” de la guerra en Líbano y crece el temor a una escalada tras los ataques a Hizbulá

Funeral celebrado este miércoles por una de las personas fallecidas el martes tras la detonación de los buscas de Hizbulá

Javier Biosca Azcoiti / Andrés Gil

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El mundo contiene el aliento ante la oleada de explosiones que han sacudido Líbano y que han dejado al menos 37 fallecidos en dos días. Israel parece reconocer de manera implícita su firma en una complejísima operación de los servicios secretos, que han conseguido hacer explotar miles de dispositivos de comunicación utilizados por los miembros de Hizbulá.

Como es habitual en este tipo de casos —y como ocurrió recientemente con la operación para asesinar al líder de Hamás, Ismail Haniyeh, en Irán—, Israel ni confirma ni desmiente, pero unas declaraciones de su ministro de Defensa, Yoav Gallant, coincidiendo con la oleada de explosiones, alertan de una posible escalada. “El centro de gravedad se está desplazando al norte, desviando recursos y fuerzas [allí]”, ha afirmado este miércoles. “Estamos en el inicio de una nueva fase de la guerra que requiere valor, determinación y perseverancia por nuestra parte”, ha señalado el ministro en una visita a la base aérea de Ramat David.

Por su parte, el jefe del Estado Mayor de la Defensa, Herz Halevi, ha asegurado que Israel tiene capacidades más allá de las utilizadas hasta ahora. “Las dos fases siguientes de la guerra están ya listas para ir adelante”, ha dicho.

Minutos después de la segunda oleada de explosiones, Benjamin Netanyahu también ha lanzado un críptico mensaje en un vídeo de 10 segundos en el que no menciona las explosiones: “Ya he dicho que devolveremos de manera segura a sus casas a los residentes del norte y eso exactamente lo que vamos a hacer”.

El líder del Consejo Ejecutivo de Hizbulá, Hashem Sadfieddine, ha prometido un “castigo único” y una “venganza sangrienta”. El líder de la organización, Hassan Nasrallah, hará una declaración este jueves sobre los recientes ataques. “Estaremos en una nueva situación y una nueva confrontación con este enemigo”, ha señalado Sadfieddine.

Poco antes de las sorpresivas explosiones de 'walkie-talkies' de este miércoles, que han dejado 25 fallecidos y más de 600 heridos, el secretario general de la ONU, António Guterres, ha denunciado que el ataque del martes representa un “riesgo grave de escalada dramática en Líbano”. “Obviamente, la lógica de hacer detonar estos dispositivos es hacerlo como un ataque preventivo antes de una gran operación militar”, ha declarado Guterres.

Reacciones internacionales

“No puedo sino condenar estos ataques que ponen en peligro la seguridad y la estabilidad del Líbano y aumentan el riesgo de escalada en la región”, ha señalado el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell. “La Unión Europea hace un llamamiento a todas las partes para que eviten una guerra total, que tendría graves consecuencias para toda la región y fuera de ella”.

Borrell también ha denunciado la operación por los elevados “daños colaterales”. “Aunque los atentados parecen haber sido selectivos, han tenido graves e indiscriminados daños colaterales entre la población civil: varios niños se encuentran entre las víctimas. Considero esta situación extremadamente preocupante”, ha afirmado.

“Una vez más, el método indiscriminado utilizado es inaceptable debido a los inevitables y pesados daños colaterales entre los civiles, y las consecuencias para toda la población, incluidos el miedo y el terror, y el colapso de los hospitales”, ha añadido Borrell tras la segunda oleada de ataques: “El riesgo de escalada militar, con consecuencias devastadoras para toda la región, requiere de acciones urgentes”.

Por su parte, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, ha dicho que los responsables de la mortífera oleada de explosiones “deben rendir cuentas”, subrayando la ilegalidad de la operación.

“Atacar simultáneamente a miles de personas, civiles o miembros de grupos armados, sin saber quién estaba en posesión de los dispositivos, su ubicación y su entorno en el momento del ataque, viola el derecho internacional”, ha afirmado Türk.

La operación pilló al secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, viajando a Egipto para intentar alcanzar un acuerdo de alto el fuego en lo que se ha convertido en uno de los momentos más tensos desde el estallido del conflicto. La prioridad estadounidense durante todo este tiempo no ha sido frenar a Israel, sino evitar una escalada regional, según señalan los expertos, y estas acciones ponen en peligro sus objetivos.

Blinken ha negado haber tenido conocimiento previo de la operación en Líbano, pero varias fuentes han informado a la cadena CNN que Israel anunció el mismo martes que iba a llevar a cabo una operación en Líbano, aunque no dio más detalles. Gallant incluso habló por teléfono con el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin.

En Reino Unido, la recién elegida presidenta de la comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento, Emily Thornberry, ha sugerido que los aliados de Israel tienen que preguntarse “¿qué demonios están haciendo?”. “Estamos realmente preocupados por lo que está ocurriendo en Líbano. La gran pregunta es: ¿por qué? ¿Por qué está ocurriendo esto ahora? ¿Y cuál será el resultado? ¿Es éste el primer paso? ¿Qué hará Israel a continuación? ¿Forma parte de un plan más amplio?”, se pregunta Thornberry, parlamentaria laborista.

Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores británico ha sido mucho más cauto: “Seguimos vigilando de cerca la situación en Líbano y Reino Unido colabora con socios diplomáticos y humanitarios en la región. Las víctimas civiles de estas explosiones son muy preocupantes. Pedimos calma y desescalada en este momento crítico”.

Irán ha calificado la acción de “operación terrorista” y ha denunciado que “contraviene todos los principios morales y humanos, el derecho internacional, especialmente el derecho internacional humanitario, y justifica la persecución penal internacional, el juicio y el castigo”. Por su parte, el ministerio de Asuntos Exteriores ruso ha afirmado que los ataques fueron diseñados “deliberadamente” para “provocar una gran guerra en Oriente Próximo”. 

Líbano ha recibido ayuda médica de Irán, Irak y Jordania. El presidente de Egipto, Abdel Fattah al Sisi, ha declarado que su país rechaza cualquier intento de escalada en la región, ofreciendo su apoyo a Líbano. El presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, ha transmitido al primer ministro libanés, Najib Mikati, su tristeza por las explosiones y ha asegurado que intentará frenar los “intentos” de Israel de “extender la guerra”.

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