A Carmelo Vega se le tiene especial cariño por su forma de ser. Bonachón, no falto de sentido del humor y siempre afable en el cuerpo a cuerpo. O sea, amigos no le faltan. Y nos sumamos a ellos para animarle a superar el arrechucho que le ha dado este miércoles y que le tiene postrado en una cama del Negrín. A buen seguro que el alcalde de Santa Brígida no va a tardar en volver a poner pie en tierra para llegarse hasta su despacho en la villa satauteña y atender las cuestiones que urgen para el bien de su municipio. Pasito a pasito, claro, que no es cosa principal en este trance recuperar el tono laboral por la tremenda. Primero, a dejarse querer y a reponer fuerzas, después ya habrá tiempo para lo demás.