Fanáticos como Jaime Mayor Oreja son los que cabría pensar que alimentan intelectualmente a otros fanáticos descerebrados como el que acaba de provocar una tragedia en Noruega. Ya conocerán esos pasajes de los textos dejados por Breivick en los que atribuye a Zapatero los mismos males que la caverna mediática de la derecha española le atribuyó cuando se produjo la regularización de inmigrantes. Y prácticamente con las mismas palabras, que ya es casual. ¿Quién puede garantizar que a otro fanático no se le pueda ocurrir atentar contra La Moncloa en la creencia de que lo que dice Mayor Oreja sobre Zapatero y ETA es cosa cierta? Lo mismo, pero con menos quilates, está ocurriendo en Canarias con el propietario de El Día, el excelentísimo señor don José Rodríguez Ramírez, ilustre editorialista y defensor de los valores más arraigados del Tenerife profundo. Todos los días lanza soflamas en sus editoriales, ora reclamando un golpe de estado, ora llamando a las masas a un levantamiento popular que acabe con la creación de la república popular de Canarias y dos piedras. Cualquiera que siga estos delirantes editoriales puede haber leído incluso sus llamadas al restablecimiento de la guillotina para pasar por ella a los traidores antipatriotas, en algunos casos poniendo nombres y apellidos a los reos a guillotinar. De esas soflamas a un acto irracional de cualquier fanático constituido en comando don Pepito va solo un paso, un pequeño paso.