Son absolutamente infundadas las opiniones cada vez más extendidas entre la población de que las instituciones democráticas no sirven para nada. Y lo decimos en serio. Los parlamentos, por ejemplo, están inventados para hacer leyes y para fiscalizar la labor del Gobierno. Cosa distinta es que por las alergias de los Ejecutivos a dar cuenta de sus acciones o por la incapacidad de la oposición para exigirlas, no se alcancen tan altos propósitos. Pero lejos de esa labor constitucional, hay veces en que los parlamentos sorprenden a la parroquia con unas jornadas de puertas abiertas o con una donación masiva de sangre. Es el caso de la Cámara legislativa canaria, que ha organizado para el día 15 su segunda jornada de donación de sangre, que permitirá demostrar nuevamente al mundo que los RH no influyen lo más mínimo ni en las ideologías ni en el proceder de sus señorías. El Parlamento se moja donando sangre, y lo hace en Tenerife, lo que ya saben ustedes que tiene su valor.