La jornada la empezó el presidente canario descalzo. Es decir, a los pies del mausoleo de Mohamed V, el libertador de Marruecos. Acompañado por el coronel mayor Hassan Skalli, quien desveló a sus ilustres visitantes los misterios de la dinastía, Román depositó su corona de flores ante la tumba y se dio un garbeo por los alrededores. Luego vino la visita a Benaisa, el ministro de Exteriores, que también mostró un talante muy atento con la prensa, a la que le largó su intención de que dejemos de ponernos majaderos con la pesca y pensemos en otras muchas posibilidades de negocio y de desarrollo común. Como por ejemplo, desarrollar aspectos de la sociedad civil, la formación y el conocimiento conjunto, el turismo, etcétera. No eran ésas las mismas intenciones que traía Tony Rivero, presidente de los empresarios de la provincia de Las Palmas, que se hizo acompañar, entre otros, del joven Alejandro Banchio, y del presidente de la cofradía de pescadores de San Ginés, Salvador Toledo, de modo que se pueda negociar algo, aunque sea en relación con permisos para pescar el atún en aguas marroquíes en determinados meses del año. O sea, cuando pasan por allí.