Les acercamos este fin de semana una nueva entrega del culebrón teldense, con reminiscencias en esta ocasión en la finca de San Rafael, una de las operaciones más suculentas y meteóricas de la era de la regeneración política de la ciudad de los Faycanes, como todo el mundo sabe. Al BMW que se sorteó con todos los boletos en una sola dirección, añadamos en esta ocasión cómo fue de ligera la tramitación del expediente. Sitúense ustedes en marzo de 2004, concretamente en el día 30, que es cuando la concejala Lidia Almenara saca aquella famosa propuesta declarando urgente la necesidad de tener “inmuebles y fincas agrícolas para programas de integración social”. Y tanto que fue urgente la cosa, como que seis días después, el 5 de abril, Guillermo Reyes firmaba una providencia para permutar una finca. El día 13, una asesora de Almenara ya estaba haciendo fotos en San Rafael para realizar un inventario de la propiedad de los Benjumea. Al día siguiente ya se constituía allí un topógrafo y el día 19, el interventor, Enrique Orts, tenía listo un informe avalando la legalidad de la operación.