Si no fuera porque aún conservamos un poco de memoria y porque las ocurrencias de Cardona son recientes, hubiéramos estado a punto de creernos que le preocupa realmente que esté en peligro la continuidad del Festival de Ópera, una iniciativa privada que ha podido sobrevivir siempre a pesar de desaires como los que el actual alcalde le propinó durante la campaña electoral de 2011. Resulta demoniaco que el señor Cardona se rasgue las vestiduras por la falta de atención del Gobierno a la Ópera, de la que reniega con desprecio, cuando él mismo acaba de darle la puntilla a un festival mucho más popular, seguido por decenas de miles de personas cada año, generador de actividad económica y de indiscutible reclamo turístico como el Womad. Como resulta desolador que este alcalde ataque al Gobierno por no patrocinar el próximo concierto de Bruce Springsteen cuando él mismo dejó en el aire el de Sting por el mero hecho de haber sido programado durante el mandato de Saavedra. Por no recordarle que el promotor del concierto del Boss es tinerfeño, lo que desmontaría en parte ese insularismo rancio que de repente ha invadido la estrategia política del primer regidor municipal grancanario. Cardona, además, se parte el pecho ante Paulino Rivero por la reducción en la aportación a Casa África o porque no hay dinero para el Rally Islas Canarias. Curioso. Porque el presidente del consejo rector de Casa África es el denostado Paulino Rivero y el Rally Islas Canarias que ahora defiende con tanto ahínco corrió serio peligro de desaparecer en 2010 por culpa de José Manuel Soria, que ordenó a Rita Martín que no le diera un duro de los presupuestos autonómicos. No caben más insidias y más patrañas en una reclamación política que, con un par de datos fiables, hubiera sido hasta brillante.