Los periodistas se miraban perplejos porque no recordaban en ese instante que ni una sola de las veces en que Soria, Gil o la alcaldesa de Las Palmas giraron visita al Pino (es de ellos) se personaran en el lugar los altos cargos del Gobierno de Canarias. Además, haciendo las cuentas, la cosa todavía casaba menos. A ver, calculemos: siete millones de euros que aporta el Gobierno, frente a un millón y medio que aporta el Cabildo, más bien parece que ese codiciado Pino esté más cerca de Usos Múltiples que de Bravo Murillo. No es por nada, aunque también es cierto que, puestos al visiteo, todo el mundo es libre de mover sus caderas y sus medias rojas donde le plazca. Pero respetando a la viceinversa, que diría Cantinflas, el deseo del contrario.