Fue en el año 1927 cuando La Aldea se sublevó por el ancestral problema del agua y la titularidad y beneficios de las presas de los cauces que desembocan en aquel municipio. Aquello, que tuvo hasta sangre y un poco de Fuenteovejuna, se llamó el pleito de La Aldea, y hasta provocó que un ministro de la República, Galo Ponte, tuviera que darse un saltito hasta allí para tratar de poner orden. Hace muy poquito en La Aldea hubo un amago de rebelión, a mucha menor escala, sin duda, pero se armó un follón considerable por 20 euros. Bueno, por 20 euros y por el nuevo estilo de conducirse de La Caja. El protagonista de la historia es Antoñito, ex director de la sucursal de esa entidad en La Aldea, que fue despedido por la mentada cantidad, que traducida en pesetas, se eleva a 3.300, más o menos.