Nos consta que visto el cariz que toman los hechos, ya algunos políticos han descolgado el teléfono para preguntar a los actores principales qué es lo que está pasando. El nerviosismo se extiende con rapidez por el departamento de Minas de la Dirección General de Industria, donde ya sabemos que no gustan de verse en los papeles con asunto tan peliagudo. Dos cargos políticos de alto rango recibieron como respuesta a sus requerimientos telefónicos la imposibilidad de controlar a la prensa, bueno, a determinada prensa. Pero no se confundan, incontrolados no es lo mismo que incontrolables. Quede claro.