Una ruta por el Valle de Liébana, la comarca más auténtica de Cantabria

Prados de Fuente Dé. Tras el muro de piedra están los Picos de Europa, uno de los paraísos montañeros de España. Bernard Dupont

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El Río Deva se interna en las montañas como cuchillo en mantequilla. La carretera N-621 sigue fielmente un cauce que alterna tramos en Cantabria y Asturias en su breve pero intenso viaje que se inicia a los pies de los míticos Picos de Europa y acaba en las espumas del casi siempre agitado Mar Cantábrico. El paisaje es rotundo; tras unos kilómetros entre prados y colinas, la ruta se mete de lleno en la montaña a través de desfiladeros y gargantas. Entramos en Liébana, una de las comarcas más hermosas y místicas del norte de España. Un lugar encajonado entre gigantes de piedra que, pese a la aparente modestia de pueblos y caseríos (nada que ver con su apabullante belleza) jugó un papel fundamental en la conformación de esa colección de pueblos, sensibilidades y formas de entender las cosas que se llama España. Aquí estudió y escribió el famoso Beato de Liébana, un monje del siglo XIII, que tuvo una gran influencia en la Europa de la época. Sus comentarios al Apocalipsis no sólo provocaron un importante debate teológico: también sentaron las bases de la resistencia cristiana a la invasión musulmana en un momento clave.

El lugar es muy especial. Y empieza a dar sus regalos desde prácticamente el primer kilómetro. En Cueva de la Loja (El Mazo) y Cueva Aurea (Peñarrubias) hay grabados y pinturas rupestres que datan del Paleolítico (concretamente del Magdaleniense --) y la cercana Panes es un pueblo bonito de ver. Aquí, las riberas del Deva aún son amables y las colinas vedes están más o menos domesticadas. Más allá del espectacular Desfiladero de La Hermida es cuando, de verdad, la cosa se pone buena. Se abre un verdadero ‘árbol’ de valles que tienen al Deva como tronco común. Un microcosmos aislado del resto de Cantabria por alturas que se van por encima de los 1.000 metros. Una auténtica pasada que bien merece una visita tranquila más allá de la excursión de jornada completa que suele ser habitual. Santa María de Lebeña Santa María de Lebeña (Germán Pardueles, 6 -Lebeña-) es uno de los mejores ejemplos de prerrománico de España y, también, una consecuencia lógica de aquellos años (siglo X) en los que el Islam estaba apenas un centenar de kilómetros al sur. Dicen que fue construida por cristianos huidos de Al Ándalus (es de estilo mozárabe y la influencia islámica puede verse en sus arcos) como, según parece, el propio beato (algunos aseguran que era andaluz o toledano). Este era un buen lugar para esconderse. Y aún es ‘difícil’ llegar.

Lebeña se localiza a escasos dos kilómetros de la salida del desfiladero. Como por arte de magia, el paisaje se vuelve a abrir en un valle amplio dónde se suceden las pequeñas aldeas y hasta un pueblo de importancia, Potes, que ejerce como ‘capital’ de la comarca. En este pequeño universo hay prados verdes, viejas iglesias románicas y, como hemos visto, aún más añejas, cuevas con pinturas rupestres de decenas de miles de años a cuestas, viejas torres defensivas de tiempos del Medievo y una naturaleza superlativa que culmina en los Picos de Europa, una de las mecas del montañismo europeo.

UNA VISITA RÁPIDA A POTES.- El pueblo de Potes es chiquito. Apenas unos centenares de casas en las confluencias del Río Deva y Quiviesa. Pero da mucho de sí y, como decíamos anteriormente, ejerce de capital de la comarca. La mejor fotografía se toma poco después de la confluencia de las dos corrientes de agua. LaTorre del Infanzón y el Puente de San Cayetano dominan un encuadre de casas de piedra, con grandes balcones de madera y techos de teja que acentúan el carácter monumental del pueblo. Las cuatro o cinco calles del pueblo guardan otras joyas como el Torreón de Orejón de la Lama, el Puente viejo o San Vicente, que pese a no tener más de siglo y poco guarda algunos tesoros antiguos como un retablo barroco y varias tallas de interés. Lugares como la Calle del Obispo, La Solana o El Tullo son un verdadero encanto. Casitas de piedra y rincones bonitos forman una diminuta pero intensa trama urbana (aprovecha la ocasión para visitar alguna destilería de orujo y come un buen cocido lebaniego).

Pero el gran monumento de Potes está pueblo afuera. Santo Toribio de Liébana Santo Toribio de Liébana es uno de los grandes monasterios medievales españoles. No es tan grande como Silos, Las Huelgas u otros conjuntos monumentales similares, pero sólo por el papel que jugó durante esos primeros años de la resistencia ante los musulmanes del Sur, merece la pena ir a verlo. Y es bonito. El edificio principal es de un gótico cisterciense precioso (se construyó en el siglo XIII cuando el anterior –seguramente mozárabe o prerrománico asturiano- se quedó pequeño) y aquí se guardan grandes tesoros artísticos, entre ellos algunos códigos iluminados. Los alrededores del monasterio están cubiertos de un denso bosque en el que se puede caminar buscando las ermitas anejas a este cenobio que lleva ahí más de doce siglos. Una auténtica gozada para los que gustan de piedras con pedigrí histórico.

FUENTE DÉ Y EL PORTAL DE LOS PICOS.- El paraje de Fuente Dé se encuentra a 22 kilómetros de Potes (carretera CA-185) y es uno de los lugares más impactantes de la comarca desde el punto de vista paisajístico. El camino, enclaustrado por la garganta del Río Deva, culmina en un enorme circo de prados verdes rodeado de paredes verticales de caliza grisácea (aprovecha la ocasión para hacer una parada en Mogrovejo, una de las aldeas mejor conservadas de la comarca). El lugar merece la pena de verdad. Un teleférico (18 euros ida y vuelta) permite salvar los más de 700 metros de desnivel que separan los prados de las alturas de El Portal de los Picos, un mirador colgado a más de 1.800 metros de altitud que ofrece una de las panorámicas más brutales del norte de España. Si miramos desde dónde venimos podremos ver el profundo Valle del Deva y las montañas y bosques que adornan toda la comarca de Liébana. Si miras a tus espaldas, podrás ver los primeros kilómetros del laberinto de montañas y desfiladeros que forman las alturas más altas de los Picos de Europa. Es un lugar increíble. Date el gusto de internarte algunas horas por este paisaje de rocas dramáticas y canchales (enormes laderas de piedras sueltas) que guarda alguna de las montañas míticas de esta parte del país (incluyendo el cercano Naranjo de Bulnes). Una cosa te aseguramos. Te van a dar ganas de caminar…

LOS BOSQUES DE LIÉBANA Y EL CAMINO HASTA SAN GLORIO.- La Nacional 621 deja el Deva a la altura de Potes para buscar las alturas de la mano de su tributario, el Quiviesa. Esta carretera asciende hasta el Puerto de San Glorio, uno de los mitos montañeros españoles y punto que une, más que separa, Cantabria y León. Hasta arriba (desde Potes) son 27,5 kilómetros. Apenas un paseo de 35 ó 40 minutos que puede merecer la pena según lo que se quiera ver. Las vistas, desde allá arriba, son brutales. El Mirador del Corzo no es mal sitio para detenerse y hacer algunas fotos. Otro lugar de gran importancia natural en la comarca es la ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) de Liébana . El acceso más interesante es a través de Vada (CA-896) y el vallecillo del Arroyo de la Viña (hay algunas aldeas bonitas de ver como Villaverde y Ledantes). Desde aquí se puede acceder a alguno de los senderos que se internan en el bosque.

¿MERECE LA PENA SUBIR A TRESVISO? Si tienes tiempo y el clima lo permite, sí. El acceso desde la N-621 se encuentra en la mitad del Desfiladero de Hermida y la carretera que asciende hasta el pueblo no es fácil (aunque tampoco limitada a los expertos). Este pueblo, famoso por sus quesos picones y fuertes (estamos muy cerca de la frontera asturiana y de la cuna de los famosos quesos de Cabrales), es de los mejor conservados y auténticos de la zona. Su situación, en un valle elevado ya cercano a la alta montaña, hace que se quede aislado durante los meses más duros del invierno. Es un lugar muy bonito y, también, una base de operaciones genial para hacer senderismo por el Parque Nacional de los Picos de Europa –hay varios alojamientos-.

Fotos bajo Licencia CC: Andy Roberts ; Mario Sánchez Prada ; Miguel Ángel García.; Pedro López ; Senderismo en Londres ; Bernard DUPONT ; Ángel M. Felicísimo

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