El Canal de Saint Martin y Ménilmontant: París acuático más allá del Sena

Pasarela en el Canal de Saint Martin.

Viajar Ahora

0

Este canal de agua de más de cuatro kilómetros se construyó por orden directa de Napoleón para traer agua potable a los barrios que crecían más allá de Marais. Según parece, el dinero necesario para excavar el canal y construir sus nueves exclusas se consiguió gracias a un impuesto especial que grababa el vino. El trabajo se prolongó durante 23 años hasta 1825. Hoy, buena parte del canal (el tramo que va desde la Plaza de La Bastilla hasta la bonita Plaza Frédérick-Lemaître) está soterrado, pero aún pueden recorrerse más de tres kilómetros a cielo abierto y acercarse a varios barrios de la ciudad que están totalmente fuera de los circuitos turísticos habituales. Entre ellos está Ménilmontant, un vecindario de calles estrechas y pintorescas que está vinculado a figuras clave de la historia parisina como la mítica cantante Edith Piaf que tiene aquí un museo que recuerda su vida y obra (Rue Crespin du Gast, 5). El recorrido por esta zona de París comienza en otro de sus mitos: La Bastilla.

La Plaza de La Bastilla es hoy una rotonda más bien anodina. La Columna de Julio se yergue más de 43 metros sobre el suelo para sostener una pequeña estatua dorada que representa al ‘genio de la Libertad’. Ni siquiera la arquitectura de la Ópera de La Bastilla rompe la solemnidad de un espacio que recuerda los acontecimientos que supusieron el origen de la Revolución Francesa. Aquí estaba una de las fortalezas (bastillas) que defendían las murallas medievales de París. Hoy es una zona de confluencia de grandes boulevares y avenidas muy cerca del Sena. Para ver el arranque del Canal de Saint Martin hay que acercarse al río a través de los boulevares de La Bastilla y Bourdon. Es un adelanto de lo que nos vamos a encontrar más adelante. Porque en La Bastilla el Saint Martin se esconde bajo el paseo del precioso Boulevard Richard Lenoir, una de las calles más exclusivas de la capital francesa. Esta avenida arbolada  sirve para separar los barrios de Le Marais y Belleville-Ménilmontant. Esta vía también sirve como frontera difusa entre la vieja y la nueva París. Aquí vas a poder ver como los edificios modernos van tomando el paisaje urbano dejando atrás las típicas edificaciones de piedra parda que hacen de la capital francesa una de las ciudades más bonitas del mundo.

Una pequeña guía de Ménilmontat.- Hasta mediados del siglo XIX, este barrio era una pequeña población a escasos metros de las murallas de París, pero la industrialización de la capital francesa fue llenando el lugar de almacenes y fábricas que se terminaron por integrar en la trama urbana con la demolición de los antiguos muros medievales. Hoy, Ménilmontant es uno de los barrios bohemios de la capital y sus viejas instalaciones industriales se han convertido en centros cultuales, galerías y comercios de moda. Rue Oberkampf sirve de eje para ir i venir visitando los lugares de interés más importantes del barrio. Ya te hablamos del Museo de Edith Piaf, que ocupa el apartamento donde residió la cantante y se encuentra a pocos metros de Oberkampf. Desde aquí también te puedes acercar a la Maison de los Metales (Rue Jean-Pierre Timbaud, 94), una vieja fundición de cobre reconvertida en centro cultural y a la bonita iglesia de Nuestra Señora de la Cruz (Plaza de Ménilmontat). Un poquito más allá (en torno a Rue des Pyrinees) piérdete por las callejuelas del viejo Ménilmontat. Aquí vas a encontrar pasajes preciosos como Cité Leroy y Vie de’l Hermitage donde aún pueden verse los orígenes del barrio como pueblecito de obreros fabriles y campesinos.

Para volver al Boulevard Richard Lenoir y visitar la zona al aire libre del Canal de Saint Martin puedes atravesar el barrio de Belleville para ver otros dos lugares de interés. El primero es el Parque Belleville (Acceso por Ruye Piat), un verdadero bosque en medio de la ciudad con unas vistas impresionantes (desde la terraza Belvedere) que alcanzan hasta la Torre Eiffel. Y el segundo es el Hospital de Saint Louis (Claude Vellefaux, 1). Este precioso edificio de inicios del siglo XVII es famoso por su arquitectura que recuerda a la cercana Plaza de Los Vosgos. Su jardín es uno de los lugares que sí o sí hay que visitar en París (y no estamos exagerando)...

Un paseo por el Canal de Saint Martin.- El Saint Martin vuelve a emerger a cielo abierto en la Plaza de Frédérick-Lemaître (a dos pasos de otro emblema parisino, la Plaza de La República). A partir de ahí inicia un recorrido de algo más de dos kilómetros hasta desembocar en la Bassin de la Villete, un enorme espejo de agua que sirvió de puerto fluvial y conexión con los canales de Saint Denis (hacia el cauce del Sena) y el de Ourq (que conduce al río del mismo nombre al norte de la ciudad). El Saint Martin no es un lugar de grandes edificios o monumentos. Su orilla oeste (la que da al barrio de Le Marais) es la más señorial, pero un poco más allá de la Plaza des Récollets y el bonito Jardín Villemin mandan las nuevas construcciones que, en muchas ocasiones, han sustituido o se han adaptado a viejas fábricas y almacenes. Es una zona ‘guapa’ de París donde florecen restaurantes y tiendas frecuentadas por los hipsters locales.

Aún así hay un par de puntos de interés bastante curiosos que merecen una visita. El más cercano a la Plaza de Récollets es el Hotel du Nord (Quai de Jemmapes, 102), escenario de una de las novelas más importantes de la literatura francesa contemporánea (Hotel du Nord de  Eugène Dabit). Esta historia de destinos fatales fue la base de la película del mismo nombre y la causa de que el hotel (muy modesto) se salvara de la piqueta y fuera declarado monumento nacional (“¿Acaso tengo cara de atmósfera?”). Otros puntos interesantes para hacer una parada son la Rotonda de la Batalla de Stalingrado, antigua aduana de acceso al canal; las impresionantes galerías de hierro forjado de Le Centquatre (Rue Curial, 5), antiguo depósito funerario reconvertido en centro cultural, o la sorprendente Saint-Serge de Radonège (Crimea, 93), una iglesia ortodoxa que ocupa un maravilloso edificio de madera con casi 200 años de antigüedad. Queda un poco lejos para volver al canal, pero desde aquí puedes subir al Parque de Buttes Chaumont que no sólo es bonito, sino que cuenta con un mirador que quita el hipo (aunque la Estación de Buttes Chaumont del metro está dentro del mismo parque).

El Parque de Las Ciencias y el submarino L'Argonaute (Av. Corentin Cariou, 30).- La verdad es que este museo queda un poco a desmano (aunque puedes usar el metro para volver al centro de la ciudad – Estación de Porte de la Villette-) y aunque es uno de los mejores de Europa en su categoría no da para una primera o segunda vez en París ya que te va a demandar varias horas y llegar hasta aquí no es fácil ni rápido. Pero tiene algunos puntos de interés. Si, como nosotros, eres un apasionado de la historia naval, aquí puedes visitar el L’Argonaute, un submarino convencional (diesel-eléctrico) que sirvió en la Armada Francesa entre 1958 y 1982. Es una buena oportunidad para ver uno de estos alardes de tecnología náutica por dentro. Si has llegado hasta aquí no dejes de ver el impresionante edificio que alberga a la Filarmónica de París (Av. Jean Jaurès, 221), uno de los hitos arquitectónicos más vanguardistas de Europa.

Fotos bajo Licencia CC: Marko Maras; ho visto nina volare; Guilhem Vellut; Jeanne Menjoulet; madras91

Etiquetas
stats